Síntomas del agravamiento de la lucha de clases

La situación política y social mundial converge hacia la implosión de las violentas contradicciones sociales y políticas que se han ido acumulando desde el estallido de la crisis capitalista en 2008. Contradicciones que dieron un salto adelante, en el curso de la pandemia y con la política burguesa de aislamiento social, y que ahora se potencian a mayor escala con los efectos de la guerra en Ucrania sobre la economía y las masas mundiales. Las masas son obligadas por las condiciones inmediatas de supervivencia, por el hambre y la miseria, que se extienden a escalas sin precedentes, así como por el aumento de la desocupación, el subempleo y el avance de las contrarreformas laborales y de la seguridad social, a romper instintivamente la parálisis impuesta por la política de conciliación de clases de las direcciones sindicales y políticas y a volver a los métodos de la lucha de clases.

 

Chile

La elección de Boric supuso el cambio de un gobierno derechista a uno nacional-reformista, pero no cambió la tendencia a la derechización y a la represión de la política burguesa para imponer a las masas chilenas y a los mapuches los intereses de los monopolios y oligarquías que dominan el país. En este contexto estalló la huelga de los mineros de la empresa estatal CODELCO, el mayor productor de cobre del mundo. Los trabajadores exigen la reapertura de la planta de fundición de Ventanas, en la región de Valparaíso y culpan a la dirección de la empresa y al gobierno por la contaminación del ecosistema.

El cierre de la empresa por parte del gobierno reformista de Boric, bajo la justificación de la contaminación, forma parte de un plan de reestructuración de la empresa estatal para reducir los costes de explotación. Esto favorecería inmediatamente el reparto de la mayor parte de los beneficios de 2021 (1.900 millones de dólares) a los accionistas, mientras que sólo el 30% de las “utilidades anuales” (583 millones de dólares) se destinaría a garantizar los procesos de descontaminación, reubicación de trabajadores, subsidios sociales, etc.

La defensa de los puestos de trabajo y la lucha contra la contaminación son reflejos de la descomposición capitalista. El cierre de la planta y la producción de productos semielaborados del cobre de Ventanas es una exigencia del capital financiero imperialista, que pretende imponer al país la extracción del mineral, y garantizar su transformación en productos en otras regiones, donde la mano de obra es más barata, las condiciones de explotación son más brutales y, fundamentalmente, donde no existen tradiciones sindicales y de lucha de clases tan arraigadas como en Chile. Es decir, donde las tasas de explotación y de plusvalía son más favorables. Esto sin contar que junto a la exportación de minerales de cobre en bruto, también salen al exterior subproductos como el oro, la plata, el molibdeno, las tierras raras, entre otros. Esta “exportación” gratuita se refina en las semicolonias más favorables a la superexplotación sin pagar un peso chileno por este “regalo”. Así, la contaminación y el desempleo se arraigan en Chile, mientras que los beneficios adicionales de la transformación se realizan en el extranjero, que luego vuelven con las importaciones de capital para subordinar aún más al país. Esta es la verdadera razón de la decisión del gobierno nacional reformista de favorecer a los monopolios haciéndose pasar por “ecologista”.

 

Sri-Lanka

Las tendencias de la crisis mundial -agravadas por las consecuencias de la guerra de Ucrania (gastos militares, guerra comercial contra Rusia, aumento de los precios de los combustibles y de los productos agrícolas, etc.), que se reflejan en la espiral de la inflación mundial y en la destrucción del valor adquisitivo de los ya degradados salarios mundiales- se han manifestado en Sri Lanka en forma de protestas y levantamientos contra la carestía de vida, la miseria y el hambre. Las masas en lucha exigen la dimisión del gobierno.

La represión dictatorial y la militarización de las protestas, que ya han provocado varias muertes, han agudizado los enfrentamientos de las clases sociales antagónicas, en este país tan atrasado económicamente y tan saqueado por el imperialismo. La impopularidad del gobierno ha proyectado una crisis política, que se ha reflejado en la dimisión de 40 diputados y ministros. Las fuerzas armadas son el único apoyo eficaz para mantener la gobernabilidad.

La crisis de la deuda del Estado (se han suspendido los pagos de capital y de intereses de la deuda externa), que importa gran parte de los productos básicos de producción y consumo, así como la devaluación de la moneda y el aumento exorbitante de los precios de los productos industriales y de consumo popular, llevaron al gobierno a imponer un plan de contrarreformas y ajustes en el país, destinado a mantener las condiciones de rentabilidad de los inversores financieros, a costa de descargar el peso de la crisis sobre la economía nacional y las masas. Este brutal ataque ha espoleado la revuelta obrera y popular. La vanguardia que impulsa y organiza las luchas tiene ante sí la tarea de crear el partido revolucionario, marxista-leninista-trotskista.

 

Inglaterra

Ha comenzado la mayor huelga de trabajadores del transporte público (tren y metro) desde 1989 en el país. La Confederación Única de los Trabajadores (CUT) advirtió que este es el “primer paso” de una serie de huelgas y manifestaciones contra la congelación y la reducción de los salarios. Se trata, evidentemente, de una primera manifestación nacional organizada sobre la base del descontento de los asalariados contra las consecuencias de la crisis económica y la destrucción de sus condiciones de vida, para que la burguesía monopolista e imperialista inglesa preserve sus intereses, sus beneficios y sus negocios.

El transporte en Gran Bretaña es de propiedad estatal, pero ha servido de soporte para el parasitismo de la oligarquía financiera e industrial del país. Asegurar el control y la propiedad estatal del transporte de mercancías y de mano de obra con inversiones de capital público ha servido a la oligarquía financiera e industrial para descargar sobre las finanzas del estado el mantenimiento de las inversiones y la conservación de las condiciones de este eslabón vital de la producción social y del intercambio comercial.

Los precios subvencionados favorecen en última instancia a los capitanes de la industria y al capital financiero británico. Las subvenciones indirectas a los fletes y a las tarifas, si bien contribuyen a mantener el equilibrio de los ingresos salariales, acaban impulsando las presiones capitalistas para reducir aún más los costes laborales. Sin olvidar que la inflación anual en 2021 fue del 9,2%, mientras que los aumentos salariales no superaron el 2%. A su vez, la reducción de la flota, de los servicios y de los horarios (cada vez más exiguos) se refleja inmediatamente en los trabajadores y otros oprimidos, empujándolos al hacinamiento en los autobuses y otros medios de transporte.

Se ve que la salida para el gobierno y los capitalistas es reducir el precio de la fuerza de trabajo y reestructurar (ajustar) las condiciones del transporte público, con el fin de orientar los recursos del Estado para crear condiciones que favorezcan la reanudación de los beneficios capitalistas, afectados por la crisis y por la ley que tiende a la caída de la tasa media de los beneficios de los monopolios.

Las tendencias huelguistas han crecido ante las violentas consecuencias de la crisis capitalista sobre las masas. Esto es lo que ocurre con los sindicatos de trabajadores de los aeropuertos y de las empresas de transporte de carga y de pasajeros. Se cancelan vuelos, se reducen las vacaciones de los empleados, se congelan los sueldos, se recortan los puestos de trabajo y se sobrecarga de trabajo al personal. El objetivo es el mismo que en el transporte ferroviario y de metro: reducir el precio de la fuerza de trabajo, precarizar las condiciones laborales, reducir los costes salariales y así aumentar los beneficios de los empresarios deprimidos por la crisis.

 

Reanudación de la lucha de clases tras la pandemia

Pasan unos días y estallan nuevas huelgas que convergen instintivamente con las luchas que se vienen desarrollando en varios países en defensa de los puestos de trabajo, los salarios y los derechos. La huelga de pilotos y empleados de la compañía aérea Ryanair (irlandesa) en Bélgica, convocada para los días 24 y 26 de junio, se extendió rápidamente a Portugal, España, Italia y Francia. El movimiento se desarrolló en medio de la huelga de 48 horas, del 23 al 25 de junio, de los empleados y pilotos de la compañía Brussels Airlines. Y se combinó con la huelga de los controladores aéreos franceses.

En su conjunto, estas huelgas expresan la rebelión de los asalariados contra la alteración de las relaciones entre la fuerza de trabajo, así como entre las naciones oprimidas con los monopolios y el imperialismo, que están en la base de las tendencias de la lucha de clases, que no dejan de manifestarse en todas partes después del largo período de pandemia. Los avances del intervencionismo imperialista, las tendencias bélicas mundiales y el agravamiento de la opresión social y nacional marcan la fase actual de la crisis capitalista, de las guerras y las contrarrevoluciones, desencadenadas por la burguesía mundial.

Los gobiernos han demostrado ser completamente impotentes para hacer frente a los estragos de la barbarie capitalista. Las vías pacíficas e institucionales de la democracia burguesa se agotan rápidamente como canal de desviación de los explotados y oprimidos.

La esencia de la situación actual es que la etapa actual de la lucha de clases mundial pasa por la reanudación de las huelgas, manifestaciones y levantamientos de masas contra los gobiernos burgueses, que han aprovechado la pandemia para golpear profundamente las condiciones de existencia de los explotados. Los explotados y demás oprimidos se enfrentan a los ajustes de los gobiernos que destruyen salarios, derechos y conquistas, recurriendo a la organización y unificación instintiva de las luchas aisladas. Si no avanzan más es porque están bloqueados por las burocracias sindicales y las direcciones políticas de los movimientos, que convergen con los gobiernos en defensa del régimen burgués y actúan para asegurar la gobernabilidad. Las ilusiones democráticas de los explotados en variantes reformistas chocan con la realidad objetiva de la desintegración del capitalismo y las medidas violentas aplicadas por los gobiernos de turno.

El problema principal es que la revuelta instintiva de las masas no da un salto en la elevación política de su lucha contra el régimen y por el establecimiento de su propio poder, porque sufren la crisis de su dirección revolucionaria. Esto favorece de nuevo a los socialdemócratas y a los nacional-reformistas, que se presentan como una solución electoral a la disolución del régimen económico y político burgués. La vanguardia con conciencia de clase está llamada, por tanto, a jugar un papel decisivo en la lucha por transformar las luchas instintivas en lucha política consciente, lo que exige dar pasos firmes y urgentes en la constitución de partidos marxista-leninistas-trotskistas, bajo el programa y la estrategia de la revolución y la dictadura proletarias.

El CERCI está llamado a desempeñar un papel relevante en este curso mundial. Sus secciones argentina, brasileña y chilena luchan por superar su etapa embrionaria y fortalecer la tarea emprendida por el POR boliviano, en la reconstrucción del Partido Mundial de la Revolución Socialista. Sobre esta base histórica, política y programática construida a lo largo de décadas, se fortalecerá el embrión del Partido Mundial de la Revolución Socialista, la IV Internacional.

 (Nota del Boletín nº35 del CERCI)

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