Balance de la Marcha Federal

La Marcha Federal de los días 10, 11 y 12 de Mayo mostró la fuerza extraordinaria del movimiento de desocupados en el país. Comenzando con grandes movilizaciones desde el norte hasta el sur de la Argentina, tuvo su culminación en un enorme acto el día 12 de mayo en la Plaza de Mayo. Podemos definir su importancia por la dimensión de la misma, por las repercusiones suscitadas y por las tareas planteadas.

El Plenario de la Unidad Piquetera había elaborado un curso de acción en el mes de marzo en caso de no obtener respuestas por parte del Gobierno. Los pedidos de “trabajo genuino”, “no al FMI” y en contra del ajuste, a los que se sumaban la duplicación del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVyM), la mayor provisión de alimentos a comedores (en variedad y cantidad) y el aumento de las asistencias, se dieron de frente con una negativa por parte del Ministro de Desarrollo Social Juan Zabaleta.

El rechazo por parte del Gobierno Nacional y su intento, no del todo infructuoso, de demonizar las protestas del movimiento de desocupados, generaron un malestar creciente en amplios sectores de la población. Así fue que la Marcha Federal se convirtió en el corolario de toda una serie de medidas previas y mostró una enorme envergadura.

Si bien se intentó desactivar la Marcha Federal con los bonos, primero de $6.000 y luego con el IFE4 de $18.000 en dos cuotas, quedó a la vista que esas migajas de ninguna manera podrían recomponer la carestía de vida. El intento de adelantar las cuotas del SMVyM o el planteo de un “Salario Universal” de $13.000 (¡!) por parte de los diputados que responden a Grabois, caerán también en saco roto.

El fracaso de la “guerra contra la inflación” no solo se cobró el puesto del Ministro encargado de dirigir esa lucha (Feletti) sino que prepara una escalada imparable de precios a futuro, con las ya autorizadas subas de tarifas en los servicios públicos. Se suma al 31% de aumento en el precio de los combustibles en apenas 5 meses, que inevitablemente se traslada a los productos básicos.

Las salidas de los ministros con sus respectivos cambios en los gabinetes tienen una doble arista: por un lado, modificar nombres para que nada cambie, y por el otro protegerse de las consecuencias de la política fondomonetarista del Gobierno y buscar la absolución de las culpas. Los roces y resquebrajamientos en el propio Frente de Todos son un fenómeno para seguir de cerca. Debemos delimitarnos a cada paso de los que intentan engañar a las masas y confundirlas en cuanto a los responsables de este desastre.

A pesar de su enorme magnitud la Marcha Federal también se caracterizó por grandes ausencias. La adhesión de unos pocos sindicatos es solo un botón de muestra de cuánto camino más falta recorrer para lograr la tan mentada unidad de trabajadores ocupados y desocupados. Ausencia todavía más pronunciada, y preocupante, si tomamos en cuenta a los gremios industriales.

No solo eso. En esa unidad se deja de lado en la mayoría de los análisis la táctica para ganarse al grueso del movimiento de desocupados, que pareciera quedar de lado y dejarlo hundirse a su suerte. Es incuestionable que los sectores afines al Gobierno Nacional como la UTEP o la CCC tienen a la mayoría del movimiento de desocupados en sus propias organizaciones.

Los actos de apoyo al oficialismo como el 1ero de mayo, el “paro” del 24 de mayo o los intentos de lavarle la cara al Gobierno por parte de las direcciones capituladoras y traidoras de estas organizaciones, no puede hacernos confundir con la situación de las bases de estos sectores. El trabajo con las bases de estas organizaciones es indispensable, una cuestión vital para el movimiento. Sus condiciones de vida y el ataque descargado sobre sus espaldas, echan luz sobre las verdaderas intenciones del Gobierno. Esta comprensión es aún embrionaria, lo que nos recarga todavía más de responsabilidades.

Otra cuestión fundamental es la poca claridad que pueden aportar las organizaciones que encabezaron esta formidable Marcha Federal. Por más necesario que parezca, la resolución no vendrá de “dejar de pagar la deuda”, de un “plan de obras públicas” o un “impuesto permanente a las grandes fortunas” como plantean la mayoría de ellas. La comprensión de la inviabilidad del régimen social capitalista para resolver cualquiera de nuestros problemas es una condición necesaria para una correcta intervención en el seno de las masas. No es la primera vez que vemos estas soluciones mágicas, que en muchos casos plantean ser resueltas no solo en los marcos de la democracia burguesa, sino en los propios antros de la burguesía: el parlamento, la constitución y las leyes.

El camino para imponerle un paro a la CGT y CTA pasa necesariamente por ganarse a distintos y variados sectores a la lucha contra las políticas fondomonetaristas. Por un lado, al rezagado movimiento de desocupados mayoritario, hoy entrampado en el oficialismo y sus organizaciones “ministeriales”. También por un sistemático y abnegado trabajo en el movimiento obrero ocupado, hoy atravesado por una lucha fundamental en defensa de su salario. Y pasa también, ineludiblemente, por la penetración de las ideas revolucionarias entre los oprimidos, tarea que le cabe al Partido Obrero Revolucionario.

 

(nota de MASAS nº415)

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