Bolivia: 198 años de frustración. El atraso no permite consolidar un estado liberal democrático y soberano

La “Patria”, palabra mágica adornada con los símbolos y las imágenes de los “libertadores”, todos los años mueve a millones de estudiantes y a los mayores de todos los sectores sociales gastando generosamente lo poco que tienen en el bolsillo, aún en períodos de crisis económica como el presente; la gente desempolva sus mejores galas y se somete a las exigencias -muchas veces estrambóticas de las escuelas y colegios- para llenar las calles con “bandas de guerra” vistiendo a sus componentes de libertadores. Cuesta comprender cómo esa palabra tiene el poder de embridar la conciencia de los explotados y oprimidos porque desde la cuna se les ha taladrado el cerebro.

Esa gran movilización humana es el escenario propicio para que los comerciantes de la educación, los politiqueros demagogos y los gobernantes corruptos puedan mostrarse en las calles y en los actos públicos jurando ofrecer la vida por la sacrosanta Patria, ocultar la barbarie a la que está conduciendo la decadencia mortal del capitalismo condenando a millones de explotados y oprimidos a la miseria y la desesperación. Así, la Patria, se ha convertido en una descomunal impostura que hay que limpiar de la conciencia de la gente.

Esa Patria, concretada en el Estado  liberal burgués en la presente etapa del desarrollo capitalista nunca pudo darse en este país, fue una ficción desde el principio. Las tendencias más avanzadas del liberalismo que lograron derrotar al colonialismo español se esmeraron en fundar una república con las características del Estado liberal, copiaron las constituciones políticas de los países más desarrollados de Europa, quisieron unir a los pueblos latinoamericanos en un gran Estado nacional capaz de enfrentar a las nuevas potencias que ya surgían en Europa y en la parte norte del continente; pero terminaron chocando con el atraso del país y fueron derrotados por los terratenientes localistas cuyo interés era perpetuar el viejo régimen feudal de explotación del pongo.

No se pudo hablar de Estado democrático en la primera etapa de la república dominada por la aristocracia feudal, tampoco se pudo hablar de Estado democrático después con los gobiernos militares bárbaros sirvientes de la aristocracia terrateniente; no se pudo hablar de Estado democrático y soberano con el liberalismo vende-patria ni con los posteriores gobiernos nacionalistas, neoliberales y la actual impostura masista que sobrevive a costa de entregar los recursos naturales como el litio, los minerales, el gas, al capital financiero.


El fracaso burgués exige la revolución social políticamente dirigida por el proletariado revolucionario

Bolivia es un Estado liberal burgués fallido, no sólo por la incapacidad y la voluntad subjetiva de los gobernantes y de la clase dominante nativa, sino porque existe una base material donde sobreviven todas las formas de producción precapitalistas (las primitivas formas de producción comunitaria en el Oriente y la zona andina, la pequeña propiedad privada en el campo y las ciudades), no se ha podido superar el atraso secular porque ha nacido tarde cuando ya aparecía en el horizonte el imperialismo que es la negación de toda forma de desarrollo en los países semicoloniales de la periferia. Su desarrollo posterior ya no será posible en el marco del capitalismo que ahora, en su etapa decadente, sobrevive a costa de destruir las fuerzas productivas en cada crisis cíclica que tiene que enfrentar, buscando ensanchar mercados ya sea con la guerra comercial o con el peligro permanente de la guerra bélica.

Estamos cada vez más lejos de salir del atraso que significa hambre, miseria, incultura, delincuencia, prostitución, corrupción estatal a todo nivel y politiquería burguesa.

El gobierno de turno, esta vez en la versión masista tecnocrática de Arce Catacora, quiere engatusar a los hambrientos con cuentos de hadas anunciando un promisorio futuro.

La precaria estabilidad económica con la que la propaganda gubernamental pretende mostrar como producto de un exitoso “Modelo Económico Social Comunitario Productivo”, se sostiene a costa de haber agotado las reservas internacionales, el endeudamiento externo e interno, la venta las reservas en oro del Banco Central, mientras el gobierno, desesperadamente, entrega  el litio y los ricos yacimientos mineralógicos que tiene el país al capital financiero a fin de seguir viviendo de las rentas miserables del saqueo imperialista. El entreguismo vende-patria es su tabla de salvación con lo que una vez más se pone en evidencia la caducidad de la burguesía antinacional y sus gobiernos

La única vez que los explotados y oprimidos podrán construir su propia patria de obreros y campesinos es con un nuevo Estado basado en la propiedad social de los medios de producción y expulsar al imperialismo, nacionalizar los recursos naturales que se encuentran en sus manos para que sean la base del futuro desarrollo, en el marco del internacionalismo proletario. Una de las condiciones para el desarrollo es materializar aquello que no han podido los gobiernos de la clase dominante, a pesar de varios intentos hechos, forjando la Confederación Socialista de Países Latinoamericanos.

(POR Bolivia – Masas nº2756)

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