Defender el derecho de los palestinos a resistir, es necesario derrotar la política genocida del Estado sionista de Israel

Los grandes medios de comunicación, radios, diarios, TV, están colonizados por EE.UU. e Israel y defienden incondicionalmente su política colonialista en nombre del “derecho a defenderse” frente al pueblo palestino al que bombardean indiscriminada y sistemáticamente, arrasando sus barrios, que le han cortado el suministro de combustible, electricidad, agua, alimentos, medicinas y otros elementos esenciales. Gaza lleva 16 años de bloqueo terrestre, aéreo y marítimo. Califican a Hamás y a los palestinos como terroristas a los que hay que aniquilar.

Esos medios ocultan permanentemente la política expansinista del Estado de Israel, que violentamente fue ocupando los territorios, desalojando a sus habitantes, expulsándolos. Ocultan los miles de muertos. Los ataques permanentes. Sus cárceles pobladas de luchadores. Ocultan todas las atrocidades durante décadas al amparo de EEUU y las grandes potencias europeas.

Ocultan las extraordinarias movilizaciones de solidaridad en todo el mundo con la causa palestina, reclamando el fin de los ataques bestiales, condenando sus crímenes.

Muestran permanentemente imágenes de muertos, heridos y secuestrados israelíes, para reforzar su idea de que el Estado de Israel es víctima y que tiene derecho a vengarse ante semejante ataque que ha dejado al desnudo la incapacidad de sus servicios de inteligencia y de sus fuerzas represivas.

Este trabajo sistemático de los medios, a toda hora, busca disciplinar a la población, alinearla junto al imperialismo para que respalde sus acciones bestiales. Ejerce una enorme presión especialmente sobre las clases medias que se horrorizan y sensibilizan y culpan a Hamás de la guerra que les parece que comenzó ahora.

Buscan disciplinar a funcionarios y políticos exigiéndoles que se pronuncien en defensa de Israel. Gran parte de la politiquería burguesa lo hace sin que se lo pidan, repiten todo el tiempo que defienden a EEUU e Israel. En esos medios combaten cualquier explicación sobre el origen de esta guerra, sobre sus antecedentes, sobre cómo vive el pueblo palestino, acusan a quien lo intente de antisemita, de querer justificar la acción de Hamás. Cualquier crítica al Estado de Israel y sus crímenes es censurada y duramente reprimida.

Este sector declaradamente proimperialista debe ser combatido sin contemplaciones. Sus posiciones son claras, transparentes. Pero hay otro sector que es tanto o más peligroso, el de los medios vinculados al nacionalismo burgués, al “progresismo” que sí denuncian las atrocidades del sionismo y muestran denuncias sobre las condiciones infrahumanas a que es sometida la población palestina, pero que “condenan toda violencia”, del signo que fuera, igualando la violencia del opresor más sanguinario con la violencia del oprimido, del sojuzgado, humillado, mil veces torturado y aplastado. Este discurso en nombre de las víctimas contribuye a ocultar la naturaleza de la violencia, y que llama al pacifismo, debe ser combatido duramente porque paraliza la respuesta ante el opresor.

Ya lo conocemos muy bien. Ha sido instrumentado para hacernos creer que el terrorismo de Estado de la dictadura y del gobierno que la precedió fue la respuesta al terrorismo de los grupos armados y no para aplastar a la clase obrera, al campesinado, a la juventud, a sus organizaciones políticas, sociales y sindicales, a lo mejor de su vanguardia. La política que oculta la opresión y la naturaleza de clase de la represión también debe ser derrotada. Es fundamental para defender el derecho a la violencia de los oprimidos, el derecho a su resistencia hasta terminar con el opresor. Violencia que lleva más de 7 décadas.

Hay otros sectores que reclaman ayuda humanitaria, que reclaman el derecho a la autodeterminación, que se cumplan las resoluciones de la ONU, y de los acuerdos firmados, que debe haber una convivencia pacífica entre los pueblos árabes y judíos. Pero quedan paralizados ante la realidad, de que la situación es cada vez más grave. Que se ha demostrado imposible la convivencia, la coexistencia, con ese enclave militar introducido por el imperialismo para controlar la región. Un Estado racista que deber ser destruido.

Movimientos de judíos ganan las calles para repudiar el régimen sionista y defender al pueblo palestino. Denuncian que Gaza es un gueto, y que estamos presenciando su proceso de aniquilación. Que sus antepasados judíos, a quienes los nazis intentaron deshumanizar en los campos de concentración, las víctimas de los pogroms en Europa del este, los alzados del gueto de Varsovia, hoy se levantarían indignados frente al racista colonialismo del Estado de Israel y su genocidio. Y gritan: ¡no en nuestro nombre!

Al mismo tiempo, las instituciones que dicen representar al pueblo judío, defienden la política de apartheid y de aplastar y eliminar a Hamás y la población palestina. Son los mismos aliados de los gobiernos de derecha, los que fueron cómplices de la dictadura más siniestra en Argentina.

Es necesaria la movilización permanente y la más amplia campaña para poner fin a la matanza en la Franja de Gaza, contra los bombardeos y la ocupación militar. Contra el bloqueo al suministro de electricidad, agua, alimentos, medicinas, y otros insumos indispensables.

Es fundamental insistir que no hay paz posible mientras exista el Estado de Israel y que tampoco habrá autodeterminación para el pueblo palestino. Que la tendencia es a continuar anexando violentamente las tierras que quedan. La simpatía y solidaridad extraordinaria que generó en todo el mundo y en particular entre los pueblos árabes debe ser organizada para sacarse de encima los gobiernos colaboracionistas, exigir que entreguen armas al pueblo palestino y sus propios pueblos para enfrentar la barbarie, estructurando un frente antiimperialista bajo la dirección política de la clase obrera, que termine con la opresión y derribe ese Estado genocida y ponga en pie uno que exprese a los oprimidos palestinos y judíos, expulsando al imperialismo. 

(nota de MASAS nº444)

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