Masas n°346

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Editorial
La burguesía sólo puede salir de esta
crisis destruyendo fuerzas productivas

La política monetaria diseñada por el FMI profundizará la recesión y los despidos

La crisis económica que atraviesa el país profundiza la crisis política y nuestro sometimiento al imperialismo.
Cada mes, aparece una nueva serie de medidas monetarias para “contener el tipo de cambio y la inflación” que terminan fomentando la fuga de capitales, el endeudamiento del país y la ganancia de los parásitos que hoy aprovechan las altísimas tasas de interés que ofrece el Banco Central.
Luego de la renuncia de Caputo (tras sólo tres meses como presidente del Banco Central), a pedido del FMI, Sandleris tomó las riendas del Banco Central para aplicar la política económica que diseñaron. El plan busca “secar de pesos la plaza” para evitar que “vayan al dólar”, para esto incluye bonos denominados Leliq (Letras de liquidez) que ofrecen tasas de interés por encima del 60% anual (en su primera semana alcanzaron un 74%). Además, se establecieron bandas para el tipo de cambio, el Banco Central comprará o venderá dólares cuando el tipo de cambio salga de estas bandas.
Estas medidas sólo profundizarán la recesión de la economía para garantizar a los capitalistas los dólares necesarios para fugar sus capitales y seguir exprimiendo al país. Así resuelve las crisis la burguesía, destruyendo fuerzas productivas: destruyendo la industria, generando despidos masivos, matando de hambre a la gente y cuando esto no alcanza, las guerras estallan.
El día a día nos recuerda los desastres que este gobierno ha hecho con la economía del país. La inflación del último mes alcanzó un 7%, la canasta familiar está cada día más cerca de los 40 mil pesos, la producción automotriz cayó un 20%, la pobreza calculada por el propio Gobierno supera el 27%, avanza la recesión, tasas de desocupación cerca del 10% y en aumento, etc. Tan sólo en las últimas semanas han cerrado fábricas históricas: las textiles Agrest y Tessicot, la fábrica de calzados Alpargatas, La Fármaco Argentina, la láctea Willier, Productora de Té Casa Fuentes y la lista todavía sigue. Y tienen el descaro de decirnos “se vienen tiempos difíciles y duros” (¡?).

El Congreso mostrará su complicidad frente a esta política en la discusión del presupuesto

El presupuesto que buscan aprobar en los próximos días, no hace más que confi rmar la profundización de este desastre y de los golpes contra los trabajadores. Prácticamente 750 mil millones de pesos se irán para pagar intereses de deuda (17% del presupuesto), con un incremento interanual de 50%. El gasto destinado a los intereses de la deuda representa 10 veces lo planificado para Asistencia Social y más de 20 veces el gasto en vivienda y urbanismo. La suma de los gastos en salud, trabajo, educación, ciencia, vivienda y agua es apenas 490 mil millones, dos tercios de lo destinado a la deuda y presentan una caída del 17% respecto del presupuesto del 2017.
Sectores de la oposición burguesa exigen al ejecutivo rehacer el presupuesto por los canales institucionales, garantizándole en los hechos la gobernabilidad, como lo ha hecho durante todo el gobierno de Macri. Aunque algunos voten en contra e incluso si el presupuesto es rechazado en el Congreso, el ajuste seguirá adelante.
Las masas tenemos que organizarnos contra este presupuesto para imponer en las calles el no pago de la deuda externa y que esos 750 mil millones de pesos sean puestos al servicio del desarrollo del país.
Dar continuidad al paro imponiendo a las centrales sindicales un plan de lucha y un pliego único de reivindicaciones

A contramano de esta política, los trabajadores resistimos como podemos. La bronca crece por debajo cada día cuando vemos que el salario no alcanza, cuando nos enteramos de otro despido, cuando cierra otra fábrica o despiden compañeros de trabajo, cuando pagamos los servicios, buscamos alquiler, cuando incrementan los aprietes de los capataces y los controles horarios. Esta bronca impuso a los sindicatos un nuevo paro general. Así llenamos las calles manifestando nuestro rechazo a la política que este gobierno lleva a delante.
En contraposición a esta política de desmantelamiento del país es que aparece la clase obrera, marcando la referencia, encontramos a los obreros del Astillero Rio Santiago y los Mineros de Rio Turbio defendiendo lo que queda del país.
Los obreros, recurriendo a sus métodos históricos, ocuparon los lugares de trabajo para defenderlos del desmantelamiento, llegando a arrastrar tras de sí a una parte de los oprimidos, mostrando cuál es la vía de resolución de la crisis.
Los paros generales han demostrado la fuerza potencial de los sectores obreros, han demostrado quienes son los que hacen andar al país y dónde está la fuerza para derrotar esta política. La situación actual empuja a cada vez más sectores a organizarse, a reunirse y dar luchas sectoriales en defensa de sus condiciones de vida. Debemos profundizar esta organización y nuestras reivindicaciones.
Tenemos que encontrar la manera de enmarcar las luchas sectoriales en una lucha política que contraponga el programa obrero a la salida de la burguesía frente a esta crisis. Organizándonos desde todos los sectores tenemos que imponer a las direcciones sindicales un plan de lucha que no descanse hasta derrotar la política pro-imperialista de Macri.
Que exija las medidas más urgentes para frenar el desmantelamiento del país y la destrucción de nuestras condiciones de vida:

-Que no se pague ni un solo dólar más de deuda externa y se utilice ese dinero para el desarrollo del país.

-Monopolio estatal del comercio exterior, para cortar con la especulación de los sectores agroexportadores y evitar la destrucción de la industria y los puestos de trabajo por la importación de mercancías.

-No permitir que los grandes capitalistas saquen ni un solo dólar más del país. Estatización de toda la banca para acabar con la especulación de bancos y fondos.

-Estatización bajo control obrero colectivo de toda fábrica que cierre o realice despidos masivos.
Reparto de las horas de trabajo entre todos los trabajadores ocupados y desocupados.

-El salario mínimo debe cubrir el costo de la canasta familiar, hoy 38 mil pesos (según INDEC) y tiene que ajustarse mes a mes acorde al incremento de los precios.

-Estatización de todos los servicios públicos, desde la producción hasta la distribución. Sectores tan vitales para el desarrollo nacional no pueden estar en manos privadas.

La burguesía sólo puede terminar con esta crisis destruyendo fuerzas productivas. Sólo la clase obrera puede dar otra salida a las crisis económicas del capitalismo tomando el poder para realizar su programa. En la lucha por nuestras reivindicaciones básicas, los oprimidos crearemos nuevos órganos de poder para tirar al tacho todas las instituciones del Estado de la burguesía y poner en pie un Estado Obrero.

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