¿Por qué decimos que urge imponer el control obrero colectivo de la producción?

La crisis sanitaria ha puesto sobre la mesa una serie de cuestiones en debate: qué producción consideramos esencial y por qué, en qué condiciones trabajamos; si se cumplen aspectos básicos de higiene, la cantidad de trabajadores con enfermedades preexistentes en las distintas ramas, y, fundamentalmente, qué clase es la más indicada para controlar y planificar la producción

 

LA BURGUESÍA MUESTRA QUE SUS INTERESES SON OPUESTOS A LOS DE LA MAYORÍA OPRIMIDA.

 

Las patronales de las distintas ramas mostraron su desprecio por la vida desoyendo las licencias a los trabajadores que por edad o enfermedades preexistentes se encontraban en mayor riesgo. En general fue la acción de las comisiones internas y cuerpos de delegados lo que garantizó el cumplimiento de estas licencias. Estas primeras medidas del gobierno rápidamente mostraron sus limitaciones, decir que aquellos que puedan trabajar desde casa lo hagan dejaba como carne de cañón a la gran mayoría de los trabajadores. Antes de la cuarentena general, entre las bases y las comisiones internas se discutía la necesidad de reducir la producción a aquello que sea esencial. El caso de la UOM Río Grande fue en ese proceso uno de los más avanzados pues resolvieron retirarse de las fabricas a partir del 16 de marzo.

 

Las patronales recorrieron el sentido contrario, como acostumbran, buscaron abaratar costos a como dé lugar amenazando con no pagar los salarios completos, despidiendo, sin garantizar cuánto, cuándo o cómo van a pagar. La patronal de SIAT amenazó explícitamente con pagar solo un porcentaje de los salarios cuando los trabajadores (la mayoría en situación de riesgo) impusieron que la producción se detenga, el dueño de TSU-Cosméticos ya comenzó a incumplir nuevamente los pagos adeudados a los despedidos y empresarios textiles mandaron a los obreros a sus casas sin confirmarles ni monto ni fecha de pago.

 

SOMOS LOS TRABAJADORES LOS MÁS INDICADOS PARA DEFINIR NUESTRAS CONDICIONES DE TRABAJO

 

Trabajadores ferroviarios denuncian que no se están cumpliendo los esquemas de guardias mínimas, salvo por la Línea Sarmiento debido a la intervención de la comisión interna. Además, trabajadores de la línea Roca, denuncian que se los expone innecesariamente al tener que controlar boletos de los pasajeros.

 

El 27 de marzo, la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) aprobó una serie de medidas para el transporte público urbano que pueden resumirse en el ascenso y descenso por puerta trasera, aislación física entre los choferes y los pasajeros y anulación de la primera fila. El 20 de marzo el cuerpo de delegados de la Línea 60 expresaba en un comunicado el pedido a DOTA de: la anulación de la puerta delantera realizando el ascenso por la puerta del medio para reducir la exposición al contacto, la implementación de una cabina aislante, cambio de lugar de la pantalla validadora, alejándola del conductor, control y medición de temperatura a los trabajadores, en el ingreso y al terminar la jornada, garantizar el aprovisionamiento de alcohol en gel en todas las cabeceras, inspecciones y controles de los organismos sobre la limpieza y desinfección de las unidades, durante el lapso de esta cuarentena, debido a que los pasajeros también se verán afectados a actividades indispensable para enfrentar la pandemia, solicitamos la eximición del pago del boleto. Además de haber anulado ya para ese momento los asientos delanteros. Como se puede ver, no fue el ministerio de transporte, fueron los trabajadores de la línea 60 organizados quienes impusieron las medidas más adecuadas, no solo para cuidar a los choferes, sino también al conjunto de trabajadores que usamos el transporte público.

 

LA IMPORTANCIA DEL CONTROL OBRERO COLECTIVO Y LA PLANIFICACIÓN DE LA PRODUCCIÓN

 

Los trabajadores portuarios de Mar del Plata denunciaron que eran empujados a trabajar hacinados cuando saben muy bien que empresarios pesqueros destinan el 95% de la producción a la exportación, los trabajadores del frigorífico Río Platense denuncian una situación similar. Trabajadores de Felfort y Pepsico denuncian que la producción de papas fritas y golosinas no es esencial. Mientras que en Bimbo la denuncia es que no se garantizan cuestiones básicas de higiene y prevención poniendo en riesgo no solamente a los trabajadores, sino también a los consumidores de estas mercancías

 

Estas experiencias ponen en evidencia dos cuestiones, por un lado, como el interés de la burguesía se contrapone a bienestar de la mayoría oprimida y por el otro la necesidad de imponer el control obrero colectivo de la producción. Somos los oprimidos a través de nuestras organizaciones los más indicados para definir cuáles son las prioridades de la producción y las condiciones necesarias para cuidar nuestra salud.

 

(nota de MASAS nº 366 – abril 2020)

 

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