UN NUEVO GOLPE CONTRA LOS JUBILADOS

Acaba de ser decretada una nueva confiscación contra los jubilados. Anunciado con algarabía, como quien reconoce haberse salido con las suyas, los jubilados cobrarán a partir del mes de junio con un ajuste del 6,12%. Avergüenza ver cómo se festeja que el grueso de los jubilados, quienes cobran la mínima, pasarán a percibir poco más de $16,800: una condena a muerte.

 

Este 6,12% debe complementarse con el decreto de marzo que estableció un ajuste del 2,3% más $1.500 para todos los jubilados, desconociendo y suspendiendo de hecho la antigua fórmula de movilidad jubilatoria. De esta forma la jubilación mínima pasó de $14.068 en enero a $16.864 exactamente un 19,87%.

 

En el resto de las categorías las jubilaciones tuvieron ajustes mucho menores porcentualmente, por ejemplo una que cubriese la canasta familiar en enero, o sea $60.000 (que era lo mínimo que exigíamos para todos los jubilados a principio de año) tuvo un ajuste del 11%.

 

“¡Le han ganado a la inflación del año 2020!” gritan a coro los obsecuentes al Gobierno ajustador. Ocultan que no hay una sola categoría jubilatoria que le haya ganado a la ya repudiable fórmula de movilidad macrista, que hubiese sido del 24% (correspondiente a la inflación pasada). Pero aun es peor el engaño, porque si bien la inflación proyectada para el primer semestre es del 14,4% (de por sí dudosa), la inflación en el rubro alimentario a pesar de “los precios máximos” superará holgadamente el 20%.

 

Alberto Fernández arremetió en julio del 2019 en plena campaña electoral con una repudiable promesa… el 10 de diciembre impulsaría un “aumento” del 20% en las jubilaciones. Casi 6 meses han pasado del 10 de diciembre del 2019, la inflación superó el 50% desde aquellas declaraciones, y sin embargo aún no hemos llegado a la “tierra prometida”. Como se ve, en las elecciones puede prometerse el oro y el moro sin consecuencias, puede decirse cuanta tontería se quiera para ganar algunos votos, y olvidarse de las mismas ni bien se llegue al puesto deseado.

 

La pérdida del poder adquisitivo tiene nombre y apellido: generar los recursos para pagar la deuda. La lucha continúa siendo por una jubilación mínima igual al costo de la canasta familiar, hoy en más de $65.000. Y como vemos, ningún Gobierno burgués podrá cumplir este reclamo ni remotamente. El conjunto del movimiento obrero debe tomar esta, y muchas otras tareas, en sus manos para darle una solución progresiva, confiando únicamente en sus propias fuerzas, en sus propios métodos y en su propia organización.

 

(nota de MASAS nº 371)

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