6 de Septiembre de 1930: 90 años del golpe cívico-militar

Primer golpe militar, contra el gobierno nacionalista burgués de Hipólito Yrigoyen, de la UCR (Unión Cívica Radical), que abrió una época que abarcó 5 décadas de golpes militares. En ese período ningún gobierno elegido por el voto pudo terminar su mandato. Y, como en todos los golpes, aparece la mano del imperialismo yanqui.

Pese a ser la corriente política mayoritaria en el país, la UCR fue mantenida fuera del gobierno por medio de fraudes electorales que se sucedieron hasta 1943 (como hicieran luego con el peronismo a partir de 1955).

El golpe de Uriburu dio inicio al período de nuestra historia conocido como “Década Infame” (1930-43). El ejército profesionalizado a comienzos de siglo se transformó en instrumento directo de la oligarquía y el imperialismo, convirtiéndose en un ejército de ocupación en su propio país. Uriburu tratará de constituirlo en una casta separada del resto de la sociedad.

Lisandro De La Torre diría que la pretensión de Uriburu era reformar la Constitución, reemplazar el Congreso por una entidad gremial y derogar la Ley Saenz Peña (que universalizó el voto, masculino). Esta línea se inspiraba en el fascismo italiano. Se nuclearon en torno al periódico La Nueva República y se formaron varias agrupaciones nacionalistas, entre ellas La Legión de Mayo, exaltando a la patria y cuestionando la democracia. Para caracterizar el golpe no es suficiente referirnos a la ideología de los golpistas es necesario revelar cuáles fueron sus bases materiales.

El golpe “tenía olor a petróleo”. Por detrás del golpe se ocultaba la Standard Oil de Rockefeller. El imperialismo yanqui celebró el golpe porque esperaba desalojar al imperio inglés de su dominio y frenar las iniciativas estatistas del gobierno argentino. Una de las acusaciones contra Yrigoyen se refería al convenio petrolero firmado con la empresa soviética Yuyamtorg.

Algunos antecedentes inmediatos de la lucha por el petróleo: un sector del radicalismo había sostenido la nacionalización de las fuentes y el monopolio estatal del petróleo pero el Senado se negaba a tratar las leyes del petróleo. Tal fue la importancia del debate y las denuncias que debieron investigar las relaciones de senadores con empresas petroleras. La Federación Universitaria de Buenos Aires se sumó a la campaña  pidiendo la sanción de las leyes protectoras del petróleo porque “no puede quedar en silencio frente a problemas de los que depende la soberanía económica y política de la Nación”. Se sumaron los estudiantes de las escuelas técnicas e industriales. El propio Mosconi participa de los planes de propaganda de esta reivindicación, junto con numerosas personalidades, alertando sobre la amenaza de la penetración del imperialismo norteamericano.

El proyecto tenía respaldo militar que se expresó a través del memorial suscripto por el general Alonso Baldrich donde proponía que la ley debía contemplar: 1) Nacionalización de todo el combustible; 2) Monopolio estatal de la explotación; 3)Control estatal de la exploración; 4) Monopolio estatal del transporte de combustible; 5) Autonomía de YPF; y 6) Prohibición de transferir las concesiones. Esta última intentaba impedir que se reprodujeran situaciones como las que había permitido a la Standard Oil apoderarse de un grupo de concesiones otorgadas en principio a compañías pretendidamente nacionales.

Ante la repercusión de la campaña el Ministro de Guerra General Agustín P. Justo (que luego gobernaría el país 1932-38, mediante fraude y violencia), calificó la campaña como subversiva, alentada por dinero ruso.

Los ataques de los conservadores y los intereses ligados a las empresas petroleras contra las posiciones sostenidas e impuestas por el radicalismo en la Cámara de Diputados facilitaba su interés en aparecer como abanderado de la “causa nacional”. Todos los enemigos de Yrigoyen se reunieron en un conglomerado político que fue llamado despectivamente por los radicales como el “contubernio”, el odio al radicalismo y sus políticas era el factor que los nucleaba. En las elecciones presidenciales del 1° de abril de 1928 Yrigoyen obtuvo el doble de los votos que la oposición y el 57,4% del total, seguía con mayoría en la Cámara de Diputados, pero no en el Senado.

Después del triunfo electoral, en julio de 1928, presentó un proyecto de ley disponiendo la expropiación de todos los yacimientos y sus instalaciones, que fue aprobado. El Senado recién lo trató en 1929, nombrando una Comisión Especial para redactar la Ley, que nunca se expidió. Yrigoyen extendió las sesiones del Senado para que se aprobara la Ley, pero esquivaron la presión.

Mosconi fue mantenido al frente de YPF, combatido por las empresas extranjeras, aunque su posición en 1926 era que no era inconveniente trabajar con empresas particulares, bajo control del Estado, y propone como solución la formación de empresas mixtas. Un par de meses antes del golpe, en una disputa de precios con las empresas extranjeras dirá que “sin monopolio del petróleo es difícil, es imposible, para un organismo del Estado vencer en lucha comercial las organizaciones del capital privado”. Ante el golpe Mosconi renuncia a la presidencia de YPF, renuncia aceptada por el Ministro de Agricultura, ligado a las empresas extranjeras. Fue detenido e incomunicado. En su gestión se había enfrentado a los monopolios extranjeros que se dedicaban a la importación, Mosconi impulsaba el autoabastecimiento. Entre 1927 y 1928 realizó viajes por América difundiendo su posición de condena a las multinacionales petroleras y llamaba a las naciones latinoamericanas a cooperar en las políticas de explotación petrolera. Fue boicoteado en EE.UU. pero muy bien recibido por el gobierno de México y de Colombia.

El gobierno había tomado a través de YPF el control del mercado interno de naftas, rebajando el precio y uniformándolo en todo el país y estudiaba la posibilidad de un acuerdo con la URSS para intercambiar nafta por productos agropecuarios e industriales. Con esa finalidad se formó la empresa Yuyamtorg que representaba a la URSS y obtuvo personería en diciembre de 1927. Este acuerdo chocaba con el cartel petrolero internacional entre Jersey Standard, Royal Dutch Shell y la Anglo-Persian que en septiembre de 1928 fijaba los precios en todo el mundo y los cupos de cada compañía. Un año después del golpe militar no sólo se rechazaron los convenios sino que fueron detenidos los empleados, secuestrados los papeles y retirada la personería.

¿Por qué dieron el golpe el 6 de Septiembre? El domingo 7 se realizarían elecciones en Mendoza y San Juan. Se pronosticaba un triunfo radical que le daría dos senadores que le permitirían aprobar en el senado la ley ya votada en diputados. Las elecciones no se celebraron y el Congreso fue disuelto. Los negociadores rusos expulsados del país. Los generales Badrich, Mosconi y Toranzo fueron encarcelados con otros cincuenta jefes y oficiales superiores en un arsenal militar. En 1932 Toranzo publicó una carta abierta a Uriburu en el diario Crítica acusándolo de ser “un agente venal a los intereses extranjeros” y “obedecer las presiones de la Standard Oil”.

En Uruguay también hubo un golpe militar para rechazar los convenios con la empresa rusa. El presidente era acusado de ser abogado de la Standard Oil.

Estas crónicas extraídas del texto imprescindible de Arturo Frondizi, “Petróleo y Política” señala también que la “lucha contra el imperialismo es un aspecto concreto –en este caso el petróleo- está ligada a la tarea histórica de la emancipación nacional en su conjunto. A su vez, la lucha argentina es una parte de la gran tarea de los pueblos de América Latina, y ésta, integra el gran proceso de liberación espiritual y material del hombre en el mundo”.

“Los sindicatos anarcosindicalistas y socialistas, incluyendo a la FOP de YPF se manifestaron hostiles al monopolio estatal sobre la industria petrolera”. (David Rock citado por Carl Solberg). En las sesiones legislativas de 1927 se escindió el Partido Socialista, oponiéndose a la política petrolera de Yrigoyen, según se publicaba en “La Vanguardia”. “La Protesta”, vocero del anarcosindicalismo afirmaba que “el Estado es el peor patrón y el más pésimo administrador”.

El Partido Comunista caracterizaba al gobierno de Yrigoyen como “de la reacción capitalista, como lo demuestra su política represiva, reaccionaria, fascistizante, contra el proletariado en lucha, contra el cual aplica cada vez más los métodos terroristas”. Luego del golpe, en su primera Conferencia, caracterizaban al radicalismo “como nuestro enemigo principal”.

En la primera presidencia de Yrigoyen se había reprimido salvajemente en la Patagonia las luchas de los obreros rurales, la huelga en los talleres Vasena en Buenos Aires, en la que se denominó como la “Semana Trágica”, también las huelgas de ferroviarios, portuarios, municipales. En Vasena actuaron grupos de choque parapoliciales organizados por las patronales.

Yrigoyen llegó al gobierno con la UCR por primera vez en 1916, en nombre de terminar con el “régimen conservador” que había combatido, pero una vez en el gobierno aceptó todo el andamiaje institucional que heredó del conservadurismo, gobiernos provinciales, parlamento, justicia y sobretodo la estructura oligárquica del campo que no fue afectada. Con su pasividad frente al orden constituido frustró las ilusiones que se habían depositado.

La crisis mundial había impactado fuertemente en la economía nacional, agravando las condiciones de vida de las masas. El peso se desvalorizaba, crecía la desocupación, se paralizaba la industria y aumentaban los quebrantos comerciales. Esta situación hizo que las clases medias no salieran a defender al gobierno que habían votado mayoritariamente.

Los golpistas argumentarían que era necesario reencauzar la economía bajo los signos de la disciplina y austeridad, en su “Manifiesto de la Revolución” agradecería el papel de la prensa en la campaña organizada contra Yrigoyen y por el servicio que han prestado a la República.

Qué derrotero el del radicalismo que se potenció con las banderas de defensa del petróleo en los años ´20, que anuló los contratos petroleros en 1963 y termina desapareciendo como partido político defendiendo los intereses de Shell. Igualmente de Arturo Frondizi que se convierte en el presidente que abre la penetración total de las petroleras y del imperialismo norteamericano a comienzos de los ´60.

En 90 años pasaron toda clase de gobiernos burgueses, militares y civiles, peronistas y radicales, nacionalistas y liberales, bajo formas de democracia burguesa o dictadura militar, ninguno de ellos fue capaz de resolver la independencia nacional frente al imperialismo y terminar con la oligarquía terrateniente.

Sólo la clase obrera puede terminar con la opresión nacional, acaudillando a los oprimidos de la ciudad y el campo, recuperando todos los recursos. La burguesía y sus partidos terminaron de rodillas frente al amo imperial.

 

(nota de MASAS nº 377)

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