Brasil: Vacuna – Otra miserable disputa interburguesa

Bolsonaro prohibió a su ministro de Salud, Pazuello, mantener el acuerdo con los gobernadores para financiar la vacuna china Coronavac. Las pruebas realizadas por el Instituto Butantã y el laboratorio Sinovac llegaron a la última etapa. Basta con que los apruebe la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) y se disponga de los recursos para la adquisición inicial de 46 millones de dosis. Si no fuera por los intereses de las multinacionales y los gobiernos imperialistas, este proceso podría completarse y verificarse su valor científico en la práctica.

 

Bolsonaro, desde el inicio de la carrera, se definió por la vacuna de la farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxford, Inglaterra. El gobernador Doria, de São Paulo, optó por Sinovac. Por un lado y por otro se alinearon la Fundación Osvaldo Cruz (Fiocruz) y el Instituto Butantã. Las dos instituciones pueden producir cualquiera de las vacunas, entre muchas que se han anunciado, y se encuentran en la fase de prueba. Existe un reconocimiento general de que Brasil tiene el programa de inmunización más avanzado y completo del mundo. El Instituto y la Fundación son dos pilares de esta conquista civilizadora. Ahora, frente al virus más complejo y mortífero, están divididos por los intereses políticos del gobierno y gobernadores burgueses.

La población ha sido testigo de la disputa más sucia y odiosa entre gobiernos y laboratorios, mientras que la pandemia ha persistido durante siete meses, e indica que puede tener nuevos brotes mortales. Esta conducta política deja aún más claro como el poder económico dicta el rumbo del enfrentamiento a la pandemia, a expensas de proteger a los pobres y miserables. Las campañas de difamación entre laboratorios y gobiernos, sobre la capacidad científica y seriedad, se llevan a cabo impunemente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sirvió como caja de resonancia de las disputas, sin poder organizar y coordinar una lucha real, unificada y planificada, según las condiciones impuestas por la pandemia. La guerra comercial de Estados Unidos contra China determinó la falencia de la OMC. Sus reflejos en Brasil se evidenciaron en las disputas políticas entre Bolsonaro y Doria, que terminaron dividiendo a las autoridades en todo el país.

La criminal lucha de Bolsonaro contra la vacuna Sinovac es un eslabón más en la guerra de alineación y posiciones políticas internacionales. La guerra comercial de Trump está presente en Brasil, que carga con millones de contagios y miles de muertos. Así, Bolsonaro descalificó la vacuna china. Y ha contado con Anvisa, que retrasa irrazonablemente la autorización para importar insumos para la producción de Coronavac.

Bolsonaro, alineado con Donald Trump y Boris Jonhson, no admite que la vacuna AstraZeneca-Oxford quede detrás. La enfermedad de uno de los voluntarios de la prueba y la muerte de otro retrasaron el avance de la vacuna inglesa. Bolsonaro cuenta con la MP 994, que está pendiente de votación en el Congreso Nacional, que privilegia a AstraZeneca y Fiocruz, simplemente por alineamiento con Estados Unidos.

La discusión entre parlamentarios sobre cómo proporcionar recursos para Sinovac-Butantã no escapa a la odiosa disputa política. Doria se hace pasar por buen samaritano y dice entre lágrimas que la vacuna no tiene patria, que es un bien al servicio de la vida y que la vacuna que se producirá en Butantã es de Brasil. Sí, la vacuna tiene una patria, aquella que controla la ciencia en forma de capital. La competencia comercial indica que hay mucho por ganar, o por perder. Brasil tiene una avanzada industria de vacunas, incluso pasó a dominar conocimiento y tecnología, pero sigue dependiendo de las multinacionales. Esto es lo que se observa en la carrera entre laboratorios poderosos. Los intereses económicos y políticos de las potencias se reflejan claramente en los alineamientos internos del país.

Vimos a Bolsonaro y Doria enfrentarse por la política burguesa de aislamiento social. El poder económico dio la última palabra en unos meses, poniendo fin a la cuarentena (permaneciendo algunos restos en la educación). Pronto, encontrarán una manera de enfriar la “guerra de las vacunas”. Pero un solo día que retrasa el inicio de la vacunación resulta en cientos de muertes. Los gobernadores están considerando crear un fondo si Bolsonaro persiste en mantener su veto al acuerdo negociado por el ministro general Pazuello.

Esto sucede, porque la clase obrera fue amarrada por las direcciones sindicales detrás de la política burguesa de aislamiento social. Una posición clara a favor de la vacunación, lo más urgente posible, no debe desvincularse de la lucha por el empleo, el salario, derechos y salud pública. El programa de expropiación revolucionaria del gran capital es sin duda la respuesta consecuente del proletariado. Para eso, es necesario liberarse de la dominación burguesa, y lograr la independencia política, a través de sus organizaciones colectivas y de su partido revolucionario. Es con este objetivo que el POR en construcción combate la política burguesa de aislamiento social, que ahora tiene su desenlace en la “guerra de las vacunas”. ¡Abajo la “guerra de las vacunas ”! Que las centrales y sindicatos convoquen manifestaciones en defensa de la salud de la población, el empleo y los salarios.

 

(MASAS nº 622 – POR Brasil)

 

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