Aborto: el centrismo desnuda su carácter democratizante

En la conquista del derecho al aborto podemos apreciar claramente el contenido de clase de la propaganda centrista. Los autoproclamados revolucionarios, que en los hechos han actuado como revisionistas en el trotskismo (por ende, revisionistas del marxismo), mostraron su carácter democratizante en sus intervenciones, abierta o subterráneamente que pasaremos a desenmascarar.

El Parlamento (sea la Cámara de Senadores o la de Diputados) al ser una institución del Estado burgués no es terreno imparcial o neutral. El Parlamento no tiene cómo escapar de su contenido de clase. Izquierda Socialista y el MST, adornado con fraseología radicalizada, entienden que el Parlamento puede jugar otro papel, que allí hay lugar para otras posibilidades. Dice el primero “las leyes se debaten en el Congreso pero los derechos se conquistan en las calles” en consonancia con el MST que sostuvo que “se debate en el Senado, pero se define en las calles”. El PO (oficial) va luego más lejos: “La demanda (¡!) solitaria de Romina Del Plá en el Congreso durante todos estos meses, sin que ninguna diputada ni diputado oficialista se conmoviera (¿?) por ello, da testimonio de una política que subordinó nuestro derecho a las especulaciones y conveniencias gubernamentales del momento”.

Y la confusión llegó no solo respecto a las instituciones del Estado, sino también al propio Gobierno del Frente de Todos. El PTS sostuvo que el Gobierno Nacional “estaba presionando a su propio bloque para conseguir los votos necesarios”, contrariando a lo que sostiene el MST: “El Ejecutivo tiene el mayor poder de presión política sobre todo el Senado y más por ser su proyecto: no lo ejerció”. Más allá de estas posiciones contradictorias, lo que se verifica es la idea de poder cambiar una elección a través de la presión ejercida en los recintos. Como también sostiene Izquierda Socialista “Cristina Kirchner siempre estuvo en contra, y si en 2018 votó a favor fue porque la convenció (¿?) su hija, no por convicción “. Clara concepción burguesa que se basa en la política a través de las componendas. Sin decirlo, según este modo de razonar ningún papel jugarían las enormes movilizaciones.

Es importante marcar que ese antro de parásitos -el Parlamento- nada discute, nada debate, en nada se conmueve… no hay ahí ninguna posibilidad de inclinar la balanza o ganar voluntades, ni aunque lo pida encarecidamente la hija de un parlamentario. Todo lo que allí sucede no es más que reflejo de la dictadura burguesa y la correlación de fuerzas en la lucha de clases. Pretender que allí haya posibilidad de discutir algo es embellecer un recinto al que estamos llamados a destruir implacablemente. No y mil veces no: el Parlamento es una cueva de bandidos, en la que buscamos intervenir para desnudar su carácter. Nuestra tarea es romper con las ilusiones en esos recintos, destruir la idea que allí existe la posibilidad de realizar una actividad positiva.

El PO (Tendencia) intentando darle continuidad llamar a ver “cómo avanzamos con la frondosa agenda de la emancipación real de la mujer”. Es curioso que hablen de frondosa agenda, como si fuesen etapas en la lucha, o agendas del tipo parlamentario. La emancipación de la mujer no tiene ítems que van resolviéndose para seguir avanzando. O está ligado a la lucha revolucionaria o está condenada a desviarse al reformismo inconducente.

El NuevoMAS en la figura de Castañeira, quien pretende colocarse como la adalid de la lucha por el derecho al aborto (y en eso exclusivamente giró su lavada campaña electoral del 2019), sostuvo peligrosamente que “hay que recordarle a los senadores que tienen que sancionar leyes para el conjunto de la sociedad”, ya que es “hora de que este Senado no le dé la espalda a la sociedad”.

El peligro que entrañan estas afirmaciones aparecen crudamente con la aprobación del Proyecto. Porque si tuviésemos que desarrollar sus reflexiones hasta el final, deberíamos sostener que el Senado ha sancionado leyes para el conjunto de la sociedad, porque no le ha dado la espalda. Esto es cretinismo parlamentario de la peor calaña, botón de muestra de hasta dónde es capaz de llegar el centrismo democratizante.

El Partido Obrero, no muy lejos de las posiciones del NMAS, apunta que están “en contra de los dinosaurios que se sientan en los sillones cómodos” del Senado, mientras mujeres y niñas mueren por abortos clandestinos. Pareciera que para el Partido Obrero (oficial) la cuestión pudiese resolverse cambiando la conformación del recinto. Haría falta extinguir a esos dinosaurios y que aparezcan sus “aliados” verdes. Con este razonamiento no han dudado las Romina del Pla (PO), pero tampoco las Miryam Bregman (PTS), o las Mónica Schlotthauer (Izquierda Socialista), en sacarse fotos sonrientes con Silvia Lospennato o Daniel Lipovetzky de Juntos por el Cambio; o Victoria Donda, Mayra Mendoza y Vanesa Siley, entre otros, del Frente de Todos. Estos personajes no son aliados, sino enemigos de clase. Ninguna cofradía puede permitirse el revolucionario con estos individuos.

Causa asombro ver cómo se sostiene desde LasRojas (NMAS) que “desde hoy, el mundo es un poquito más justo”. O con la ley aprobada “las mujeres y personas gestantes en la Argentina seamos hoy un poco más libres”. No militantes de LasRojas, ni el mundo es un poquito más justo, ni las mujeres un poco más libres. No son “pocos” ni “poquitos” lo que se conquistó, sino un derecho democrático y la seguridad de saber que nuestros derechos se conquistan con la lucha, con la acción directa. El resto, en palabras de Lenin, “es ilusión”.

Como vemos cada uno de los partidos centristas han revelado su carácter también respecto al tema del aborto, visto casi como un fin en sí mismo, o en el mejor de los casos, ligado a la separación de la Iglesia del Estado y otras reivindicaciones generales. Están del todo ausentes las concepciones marxistas sobre la cuestión de la mujer. Las inevitables presiones de la pequeña burguesía en las filas de los partidos, lejos de combatirse son reivindicadas y adoptadas como línea política.

El Partido Obrero Revolucionario, al luchar contra las direcciones pequeño-burguesas del movimiento de mujeres, también se delimita del falso socialismo (y su “feminismo socialista”) que pretender encubrir sus capitulaciones y seguidismo a las posiciones reformistas, con fraseología marxista. Solo manteniendo rigurosamente un anclaje en la política proletaria, seremos capaces de ganar para la revolución ese enorme y sacrificado movimiento de mujeres que muestra inagotable energía para transformar la realidad.

 

(nota de MASAS nº385)

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