Gobierno incapaz e impotente para contener la escalada de precios

Burocracia traidora privilegia los intereses patronales

Todas las semanas, todos los meses, se escucha el lamento del gobierno sobre cómo crecen los precios de los productos alimenticios esenciales y explican que los empresarios se están abusando diciendo que el dólar se ajusta por debajo de la inflación, que las tasas de interés se han reducido fuertemente, que las tarifas están congeladas, que los salarios están deprimidos, etc. etc. Mil explicaciones pero ninguna medida para enfrentar el crecimiento de los precios.

Los salarios y las jubilaciones han vuelto a perder poder adquisitivo en 2020. Y la tendencia sigue. Estiman que la inflación en el rubro alimentación de las últimas 4 semanas es del 4,4%. Las patronales buscan por todos los medios incrementar sus ganancias, no les importa las consecuencias que tiene, no hay ninguna preocupación “moral” de su parte. Esta actitud natural de los capitalistas no se combate con discursos y apelaciones morales.

La realidad es que hoy somos más los pobres que hace un año, y los pobres somos cada vez más pobres. Solo el 8% de los salarios formales cubre el costo de  la canasta familiar. Podríamos afirmar que los salarios informales en su totalidad están por debajo del costo de la canasta familiar. Un dato de la brutalidad del retroceso en las condiciones de vida es la caída del consumo de carne ¡al nivel más bajo en 100 años!

¿Por qué suben los alquileres por encima de la inflación? Porque no se construyen 400.000/500.000 viviendas por año para terminar con el déficit habitacional. La presión del negocio inmobiliario junto con las restricciones presupuestarias que imponen los acreedores externos, a los que se someten los gobiernos, hace que esta demanda no se resuelva y se agrave año tras año. La construcción de viviendas populares ni siquiera compensa el crecimiento vegetativo de cada año. El costo de la vivienda se lleva una parte muy elevada de nuestros ingresos.

¿Por qué suben los precios de los alimentos? Si los argumentos del gobierno son ciertos, si los costos que pagan los empresarios los pagan en pesos, si todos los componentes se producen en el país, etc. Porque la producción y distribución está concentrada en muy pocas manos, monopolizada. Y también guiada por el precio dólar que tienen los productos en el mercado internacional. La llamada “ley de góndolas” o la política de “precios máximos” o “precios cuidados” no afectan ese poder.

El gobierno está atado de pies en manos porque ha jurado defender la gran propiedad privada. No hay forma de privilegiar la producción para el mercado interno, garantizar precios accesibles para la mayoría de la población, que todos los productos lleguen a los supermercados o mercados locales, mientras un puñado de distribuidoras concentra las principales marcas y variedad de productos y una pocas cadenas de supermercados enganchadas con los bancos los ponen a la venta al público.

No hay forma de defender la “mesa de los argentinos” o conquistar “la soberanía alimentaria” y al mismo tiempo garantizar que la tierra siga en manos de unos pocos terratenientes, que el agronegocio y la exportación de todos los productos siga en las mismas manos que controlan los puertos y manejen el ingreso de divisas al país. Son intereses contrarios, que no se pueden conciliar, o se defiende el interés de la mayoría oprimida cada vez más pobre o se defiende el interés de la oligarquía, los bancos y las multinacionales.

¿Y, dónde está la famosa CGT? Su dirección actúa por cuenta y orden de esa oligarquía, de los bancos, de las multinacionales. Estos traidores deben ser expulsados del movimiento obrero. Para que sea posible los trabajadores deben independizarse políticamente, romper con los partidos capitalistas, que defienden la explotación del trabajo y la gran propiedad, romper con el gobierno y defender sus propios intereses de clase.

Este es el trabajo más importante. Ayudar a la vanguardia más consciente a que rompa con las ilusiones en la democracia burguesa, a que rompa con el pacifismo y la colaboración de clases, para que ayude a amplias capas de los trabajadores a romper con el régimen burgués, sus partidos y sus instituciones.

Llamamos a toda esa militancia combativa que está asqueada de las maniobras, los sapos que se tragan, de las componendas electorales, a tomar en sus manos la tarea de poner el partido revolucionario, que hoy está encarnada en el POR. A tomar en sus manos la política de la clase obrera, la única consecuentemente antiimperialista, que llevará la lucha por la soberanía nacional hasta el final.

La clase obrera es la única alternativa con el poder para vencer a la burguesía y transformar la sociedad, para poner todos los recursos a nuestro servicio, bajo nuestro control, para planificar la economía, derribando al Estado burgués.

Debemos ayudar a las masas a romper con la burguesía, con su gobierno, en el que todavía tienen ilusiones. Este trabajo es irreemplazable.

 

(nota de MASAS nº 386)

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