Brasil: Decenas de fábricas han cerrado en los últimos meses

En menos de un mes, el sector automotriz brasileño sufrió dos grandes pérdidas. El 17 de diciembre, Mercedes-Benz anunció el fin de la producción en la planta automotriz, ubicada en Iracemápolis, en el interior de São Paulo. Ahora, el 11 de enero, Ford anunció el cierre de tres unidades: la planta de motores en Taubaté (SP), la planta de vehículos en Camaçari (BA) y la unidad Troller en Horizonte, Ceará, esta última con previsión de funcionamiento hasta el fin de año. Además, Audi había anunciado en septiembre que suspendería la producción en Paraná durante un año, a partir de diciembre. Las justificaciones son las mismas: la crisis económica, el estrechamiento del mercado en Brasil, la competencia con los autos eléctricos, el “Custo-Brasil” (costo brasilero) y la necesidad de reestructurar la producción a nivel mundial.

Además de los fabricantes de automóviles, la multinacional estadounidense General Mills, una de las 10 mayores empresas de alimentación del mundo, propietaria de la marca Yoki, informó, el 11 de enero, el cierre de su fábrica en Nova Prata / RS, y el despido 300 trabajadores. La multinacional afirmó que el cierre de la fábrica en el Sur, y el traslado a Pouso Alegre / MG, son parte del plan de reestructuración de su negocio en Brasil. La cadena Forever 21, fabricante de ropa de bajo costo, ordenó el cierre de 11 tiendas. La multinacional norteamericana 3M, instalada en São José do Rio Preto, enfocada en el sector odontológico, cerrará sus actividades y despedirá a 120 trabajadores.

Tras esta ola de cierres, llega ahora el anuncio de Nakata Automotiva, en Diadema, que dejará en paro a 225 trabajadores a finales de marzo. Según el Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos, la empresa ya llevaba cuatro años planificando este cierre. Pero aun así, los dirigentes sindicales afirman que los tomaron por sorpresa. En el discurso del secretario general del sindicato, Moisés Selerges, «El sentimiento es que nos han traicionado cuatro años, nos felicitan por la productividad, dicen que todo el mundo es una familia, pero se preparaban para irse«. Este tipo de indignación es hipócrita. No hay por qué indignarse con los discursos del patrón, que, cuando es necesario, se viste de cordero, pero debajo siempre está el lobo. Lo que es lamentable es la posición del sindicato, saber que la fábrica se preparaba para cerrar y no haber hecho nada. Con la crisis económica, la empresa metalúrgica solo aceleró su plan de cerrar la fábrica en ABC, y trasladar la maquinaria a Minas Gerais

El Dieese (Departamento Intersindical de Estadísticas y Estudios Socioeconómicos) explica que esta reacción de las empresas es reflejo del proceso de desindustrialización del país, que se agravó en los últimos cinco años, tras el impeachment a Dilma Rousseff. Dice que el sector automotriz ha preferido importar productos de México y la electrónica está viniendo de China. Y que, sin una política industrial, que incentive la producción local, se tiende a agravar el proceso de desindustrialización.

Los dirigentes sindicales se indignan, dicen que los toman por sorpresa, se quejan de la ausencia de una política industrial por parte de Bolsonaro, utilizan el cierre de las fábricas involucradas para forzar negociaciones con los empresarios, y recurren al Congreso Nacional y la Justicia, como si fueran instituciones a favor de los explotados. Lo que evitan: ocupar fábricas, imponer el control obrero de la producción, luchar por la estatización sin indemnización, unificar la lucha y organizar una campaña nacional contra el cierre de fábricas, despidos, desempleo, subempleo, hambre y miseria. Tratan el trágico problema que afecta a la clase obrera en su conjunto, como si fuera un problema particular de tal o cual empresa. El problema pasa a ser de cada sindicato y cada central involucrada. La política corporativa ante un problema de toda una clase es lo que permite el fortalecimiento de los empresarios y el debilitamiento generalizado de los explotados. Las burocracias se limitan a la solidaridad, en palabras, con los trabajadores despedidos. No dan un paso en el sentido de levantar a la clase obrera para que responda, con sus propios métodos, a este brutal ataque, que ha sido llevado a cabo por capitalistas y gobernantes.

El POR, a través del Boletín Nuestra Clase, ha estado combatiendo con fuerza la política de colaboración de clases de las direcciones sindicales, denunciando los traicioneros acuerdos de despidos y defendiendo el camino de la lucha unitaria y los métodos propios del proletariado. Trabaja para que las ideas revolucionarias y clasistas penetren en los explotados y se constituya una vanguardia con conciencia de clase, con un programa de reivindicaciones y una estrategia genuina del proletariado. Sin este trabajo, los instintos de rebelión de la clase obrera seguirán siendo aplastados por la violencia patronal y la política traidora de los burócratas sindicales.

En este momento, hacer agitación en torno a las banderas: “Fábrica cerrada, fábrica ocupada”; “Ocupación y control obrero de la producción”, “Estatización sin indemnización”. Exige que las centrales, sindicatos y movimientos convoquen un día nacional por los empleos, los salarios y la salud pública, con paralización en todo el país.

 

(Nota de MASSAS nº 628 – POR Brasil)

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