Bolivia: Rotundo fracaso del gobierno – La tercera ola de la pandemia hace estragos.

Debuto el mago de las finanzas anunciando que ya tenía contratadas 15 millones de vacunas para inmunizar al 70% de la población; que el problema de la pandemia estaba resuelto, había que aguantarse un poco hasta que lleguen las vacunas.

Todo mentira al puro estilo del exitismo impostor de los masistas. Las vacunas llegan a gotas, la vacunación masiva es un desorden, no hay oxígeno para los enfermos, escasean los remedios, el gobierno delega a los gobiernos subnacionales el problema hospitalario, etc. Lo que no es óbice para que la propaganda gubernamental propale descaradamente que todo va viento en popa.

Dijimos que el flamante gobierno de Arce Catacora se estaba jugando la cabeza con su exitismo sobre el tratamiento de la pandemia. Esto teniendo en cuenta la extrema precariedad del sistema de salud público y el hecho de que los países ricos habrían de priorizar la vacunación a su propia población relegando al resto del mundo.

En el eje troncal del país, La Paz, Cochabamba, y Santa Cruz, se ha producido, hasta ahora el mayor impacto de la tercera ola del COVID, que ha exacerbado el choque entre los que presionan por que se adopten medidas sanitarias más duras, y la gran mayoría de cuenta-propistas, transportistas, pequeños productores, etc. que se vieron y se ven obligados a salir a las calles para tratar de conseguir lo mínimo para el sustento diario y que se opone radicalmente a cualquier medida sanitaria restrictiva de la actividad económica.

Lo sugerente de estos últimos días, es que a pesar de la negativa de estos sectores a que se adopten medidas sanitarias más rigurosas, el temor al virus como emergencia de la subida vertiginosa de los contagios, ha llevado a que mucha gente, especialmente la clase media que goza de un sueldo y de ingresos fijos, se auto recluya. “No hay pasajeros, no hay compradores, para que voy seguir arriesgándome saliendo hasta tarde”, ese el razonamiento obligado de los comerciantes que se han visto empujados a aceptar resignadamente las pequeñas restricciones impuestas en los últimos días, por los gobiernos municipales. Lo concreto es que junto a la subida de los contagios, viene aparejada una contracción de la actividad económica, que a su turno pesa negativamente en la tímida recuperación económica sobredimensionada por el exitismo mentiroso del gobierno. Esto permite vaticinar que la débil recuperación puede sufrir un revés, más aun si consideramos que las medias preventivas, principalmente la vacunación avanzan muy lentamente en el marco de la desorganización, la ineficiencia, la falta y el retraso de vacunas a lo que se suma la campaña antivacuna auspiciada por sectores políticamente ultristas y religiosos fanáticos; campaña que se apoya en la ignorancia, en el atraso.

 

En medio del terror a la pandemia, sin explosionar, se acumula el malestar social

CUANDO DECLINE LA CURVA DE LOS CONTAGIOS, AL NO ENCONTRAR SATISFACCIÓN A SUS NECESIDADES, EL PROFUNDO MALESTAR SOCIAL SE VOLCARÁ A LAS CALLES

 

Es incuestionable que la agresividad de la tercera ola del COVID – 19, en la mayoría de los departamentos del país, ha logrado contener el malestar social que ya empezaba a manifestarse en diferentes sectores, especialmente en aquellos más pobres como son esas grandes masas de cuentapropistas (comerciantes minoristas, artesanos, campesinos pequeños productores, ese mundo de las pequeñas empresas casi familiares, etc.) y también en el movimiento obrero fabril y los dependientes de la minería privada que sufren los duros impactos de los despidos masivos, la disminución de salarios y beneficios sociales.

En algunos departamentos, como La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, los contagios y los muertos han crecido exponencialmente colapsando hospitales, cementerios y hornos crematorios; la prensa informa que los cadáveres están empezando a aparecer en las calles con señales de que los fallecidos no han recibido auxilio alguno antes de morir; la gente desesperada frente a la criminal especulación con los precios de los medicamentos y la falta de oxígeno pareciera resignarse a morir en medio del total abandono del gobierno central y de las autoridades locales.

Los fabriles que, al disminuir la segunda ola de contagios, empezaron a organizarse para resistir las medidas draconianas de la patronal con la complicidad de los gobernantes masistas, realizaban avances en la defensa de sus derechos, unas veces recurriendo a la acción directa (movilizaciones, tomas de fábricas, huelgas de hambre, etc.) y las más de las veces entrampados en los recursos legales que siempre terminan en pleitos interminables y, si los fallos de los jueces son favorables a los trabajadores, los patrones las burlan de la manera más cínica sin que el Estado cómplice haga nada para hacer cumplir sus propias leyes.

Ese proceso se ha vuelto a romper por la agresividad de la tercera ola; el escenario social se ha silenciado y, los que ya estaban en las calles, han retrocedido. Los sectores se han visto obligados a agachar la cabeza frente a las llamadas cuarentenas mixtas que son un castigo para la frágil economía de los más pobres, aquellos que viven del trabajo diario. En la última reunión del COED – Cochabamba un representante de los cuentapropistas, de rodillas, ha dicho que ellos no están contra las medidas sanitarias como las cuarentenas porque –igual que todos– sienten terror frente a la pandemia, pero no pueden ya soportar el hambre que igualmente les está agobiando; ha exigido a las autoridades planes objetivos para una lucha efectiva contra la pandemia.

En la conciencia de la gente, en medio de la impotencia frente a los contagios y la muerte, se está acumulando una incontenible carga de energías que, una vez que decline la ola de contagios y frente a la incapacidad del gobierno para atender las necesidades más elementales de la gente, puede explosionar barriendo todos los obstáculos que encuentre en su camino. Lo grave es que esta explosión será instintiva y si no encuentra una dirección política que canalice las acciones de las masas hacia la perspectiva revolucionaria del proletariado, las masas, por su desesperación, pueden terminar en cualquier parte: o terminar capitulando nuevamente frente a las tendencias reformistas pequeño-burguesas y centristas o terminar en la barbarie.

El POR, en su programa, es el depositario de la tradición y los postulados básicos de la política revolucionaria del proletariado; el Partido, junto a la evolución política de la clase, han forjado ese programa que en la presente coyuntura política corresponde mantenerlo visible y como referencia obligatoria para la clase misma y para el conjunto de la nación oprimida.

Este hecho le permitirá, al proletariado, dar saltos para el reencuentro con su programa y le permita convertirse en la dirección del conjunto de la nación oprimida; el POR, en este proceso, juega un papel demasiado importante para abreviar el camino que debe recorrer la clase, superado todos los obstáculos que se presenten.

 

(POR Bolivia – Masas nº 2654)

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