8 de Marzo, día de reivindicación y lucha

𝙈𝙞𝙧𝙤𝙨𝙡𝙖𝙫𝙖 𝙋𝙚𝙧𝙚𝙯- POR Bolivia Masas nº2735

El Día Internacional de la Mujer nace de una historia sangrienta, el incendio en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York, donde el abuso, la explotación y la impunidad causó la muerte de 146 mujeres, quemadas, sofocadas por el humo y otras muertas en la banqueta porque se arrojaron desde los pisos 8, 9 y 10 de la factoría para no morir entre las llamas, porque las puertas de la fábrica estaban cerradas. La mayoría de las víctimas eran jóvenes, mujeres inmigrantes de origen judío e italiano de entre dieciséis y veintitrés años de edad. El desastre obligó a realizar cambios legislativos en las normas de seguridad y salud e impulsó la creación del importante Sindicato Internacional de Mujeres Trabajadoras Textiles (International Ladies’ Garment Workers’ Union) que comienza a luchar por mejores condiciones laborales de los trabajadores del sector.
En agosto de 1910 la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, reunida en Copenhague, reiteró la demanda de sufragio universal para todas las mujeres y se aprobó la resolución propuesta por Clara Zetkin proclamando el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, propuesta respaldada unánimemente por la conferencia a la que asistían más de 100 mujeres procedentes de 17 países, sin que su celebración sea realmente consumada.

Pero el momento más importante, fue una huelga organizada por las obreras rusas de la industria del tejido, celebrada con el apoyo de los obreros metalúrgicos el 8 de marzo de 1917, donde unos 90.000 trabajadores se manifestaron contra las malas condiciones de trabajo, el hambre, la participación rusa en la Primera Guerra y contra el zar Nicolás II. La protesta se conoció como «Pan y Paz» y fue considerada como el primer hito histórico para la Revolución Bolchevique de octubre. Después de estos acontecimientos, el 8 de marzo fue constantemente conmemorado y se consolidó en las décadas siguientes. Sin embargo, el Día Internacional de la Mujer se declaró oficialmente en 1975, por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). e inauguró una «nueva etapa del feminismo».

En el transcurso del tiempo las brechas económicas, sociales y políticas continúan e incluso son más brutales, una muestra clara es el incremento de feminicidios y violaciones, con extremos tales como lo que ocurre en sociedades “modernas” donde las mujeres son asesinadas por “no usar bien” la hyab o burca (velo musulmán)
Las diferencias salariales, en caso de trabajos formales, están enmascaradas por el sexismo, el acoso laboral acompañados por vulneración de derechos socio-laborales que limitan el acceso a puestos superiores. La carencia de trabajo ha incorporado masivamente a las mujeres al sector informal, donde no existe jornada de 8 horas, no hay acceso de seguridad social, el acoso sexual es el pan de cada día y se convierte en parte de la triple jornada de trabajo; doble explotación: en el trabajo junto a los compañeros varones y en las actividades del hogar asumidas como roles de género y triple jornada porque la necesidad de incrementar los magros ingresos familiares obliga a elaborar y comercializar todo tipo de artilugios.

Finalmente, el trato como objetos sexuales ha empeorado, nuestro cuerpo se ha convertido en una de las mercancías más rentables donde la prostitución y la trata de blancas son negocios que se los normaliza como “trabajo” y ni qué decir del incremento de la violencia doméstica que es parte de lo cotidiano en la vida de las mujeres consideradas propiedad privada, esclavas modernas cuyo propietario las puede matar.
¿Qué es lo que queda? Al igual que las textileras que se organizaron para hacer frente a la brutal explotación en el primer sindicato de trabajadoras textileras, que las obreras movilizadas junto a los metalúrgicos rusos por pan y paz, que las que venciendo el miedo protestaron cortándose el pelo y quitándose la Hyab, debemos ORGANIZARNOS en nuestras fuentes laborales, en nuestros puestos de venta, en los barrios, en las escuelas, y donde podamos, para, junto a nuestros compañeros (no al frente), luchar por socavar los cimientos del sistema patriarcal, capitalista que nos destruye todos los días y nos arrastra hacia la barbarie.

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