Decimosexto mes de guerra: Anunciada la contraofensiva ucraniana

La clase obrera y los demás explotados deben colocarse por el fin inmediato de la guerra

El anuncio desde principios de mayo de que las Fuerzas Armadas de Ucrania preparan una amplia y fulminante contraofensiva para recuperar la parte de su territorio bajo poder ruso ha creado expectativas sobre una posible apertura de conversaciones sobre los términos de la paz. Todo indica que será un episodio más de la larga guerra que ha entrado en su 16º mes. La clase obrera y los demás explotados de Ucrania, Rusia, Europa y de todo el mundo constituyen las únicas fuerzas sociales interesadas en poner fin a la guerra de dominación, que ha servido para la escalada militar impulsada por el imperialismo norteamericano.

La declaración del Secretario de Estado estadounidense Anthony Blinken en un discurso en Finlandia es sintomática: «Seguir armando y fortaleciendo a Ucrania es la única manera de lograr una paz verdadera». «Precisamente porque no nos hacemos ilusiones sobre las aspiraciones de Putin, creemos que el requisito previo para una diplomacia sensata y una paz auténtica es una Ucrania más fuerte, capaz de disuadir y defenderse en caso de futuras agresiones», «El Kremlin siempre ha afirmado tener el segundo ejército más poderoso del mundo, y muchos se lo han creído. Hoy, mucha gente considera que el ejército ruso es el segundo más poderoso de Ucrania».

El tono de arrogancia y burla de una de las máximas autoridades norteamericanas, después del Presidente de la República, apenas oculta que esta certeza de la derrota de Rusia está directamente relacionada con el hecho de que Estados Unidos ha convertido al pueblo ucraniano en carne de cañón de los intereses imperialistas. El hecho es que los gobernantes del mundo tienen que hacer todo lo posible para convencer a los trabajadores y a los pueblos oprimidos de que la OTAN es un instrumento de paz y que está por encima de cualquier interés de las potencias que la crearon y la dirigen. Estados Unidos está por mantener y potenciar la guerra a la espera de una rendición de Putin. Si no fuera así, se probarán armas más potentes en la guerra para demostrar la superioridad militar de las potencias sobre el armamento antiguo de las Fuerzas Armadas rusas.

La reunión del G7 se organizó para mostrar la férrea unidad imperialista en torno al objetivo de derrotar a Rusia. Con este fin, Estados Unidos anunció la entrega de los aviones de combate F-16. Es un indicio de que disminuyó el temor a que Putin cumpliera su amenaza de utilizar «armas nucleares tácticas». La postura de que la alianza occidental armaría a Ucrania hasta el punto de no provocar un enfrentamiento de la OTAN con las Fuerzas Armadas rusas ya no es motivo de cautela. Lo que aumenta el riesgo de que la guerra extrapole las fronteras de Ucrania a Europa.

Según los analistas, el armamento y la formación de los militares ucranianos hicieron que Zelensky estuviera al mando de un ejército ultramoderno y muy capaz según los estándares europeos. Se allana el camino para que Ucrania se convierta en miembro de la Unión Europea y de la OTAN. Gran Bretaña ha cedido un sistema de misiles -Storm Shadow- capaz de alcanzar objetivos a una distancia de 250 km, por tanto con mayor alcance que los Himars. Equipadas también con tanques alemanes y estadounidenses, y reforzadas ahora con F-16, se espera que las fuerzas ucranianas lleven a cabo una contraofensiva victoriosa.

Las incursiones ucranianas en territorio ruso, camufladas por brazos armados -Cuerpos de Voluntarios Rusos y Legión Rusa de la Libertad- llegaron al punto de atentar directamente contra el Kremlin. El gobierno norteamericano consideró infundada la acusación contra los Estados Unidos. En los ataques que tuvieron lugar en territorio ruso, en la frontera con Ucrania, había pruebas de que los milicianos utilizaron armas enviadas por el Pentágono, como vehículos blindados. Esto obligó a John Kirby, del Consejo de Seguridad, a declarar que no existe autorización para el uso de armas estadounidenses en territorio ruso. Cínicamente, justificó que Estados Unidos no quiere que la «guerra se intensifique». Esta declaración fue seguida por los gobiernos británico y francés. El presidente de Lituania, por el contrario, fue claro: «La sociedad rusa se está dando cuenta de que la guerra se acerca a su territorio».

El portavoz chino Li Hu expresó la siguiente postura: «China cree que si nos tomamos en serio la idea de poner fin a la guerra, salvar vidas y construir la paz, es importante dejar de enviar armas al campo de batalla, pues de lo contrario aumentarán las tensiones.» El plan de paz lanzado recientemente por Xi Jinping no ha merecido la menor consideración por parte de Biden, que exige la rendición de Rusia para que el imperialismo dicte la paz que le interesa. Es en esta situación de escalada militar en la que se agrava la crisis mundial. La relación entre la guerra en Ucrania, la guerra comercial de Estados Unidos contra China y el armamentismo en Asia es evidente.

La clase obrera y la mayoría oprimida se encuentran rezagadas en la tarea de poner fin a la guerra de dominación. Esta situación expresa la profunda crisis de dirección. Pero es cuestión de tiempo que las masas se rebelen contra el avance de la barbarie capitalista. La vanguardia con conciencia de clase tiene el deber de luchar contra la guerra que desgarra Ucrania y la escalada militar. El proletariado tiene su propia política y sólo con ella podrá luchar por una paz sin las imposiciones del imperialismo y la OTAN, una paz sin anexiones y que permita a Ucrania alcanzar la autodeterminación.

(POR Brasil – Masas nº690)

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