CERCI

El agravamiento de la crisis mundial tendrá consecuencias terribles para los oprimidos en todo el mundo

Manifiesto a los trabajadores, a los sindicatos, a las organizaciones que se reclaman de la clase obrera

Corresponde a la clase obrera enfrentar la descomposición capitalista con su propia política.

Estamos frente a un fuerte agravamiento de la crisis internacional debido a la ofensiva de Trump por recuperar el papel hegemónico de EE.UU. a cualquier precio. La burguesía de las potencias y también de los países atrasados se debaten cómo responder, tratando de amortiguar el choque, pero son incapaces de derrotar este ataque. Lo que sí sabemos es que buscarán descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, de la mayoría oprimida.

La aguda crisis económica en EE.UU., que no logró cerrar el estallido de 2008-9 llevó a la principal potencia a adoptar medidas ultra proteccionistas rompiendo la política de globalización y “libertad de comercio” que implantó en las últimas décadas. Su objetivo es reducir su endeudamiento para bajar los intereses que genera su deuda, reducir su balanza comercial negativa, integrar localmente sus cadenas de suministros vitales, incrementar la producción de mercancías en su país y expandir su territorio mediante anexiones, asegurándose la provisión de minerales necesarios, etc. Estas medidas generarán recesión, alza de los precios, freno de la economía, más desocupación y precarización para los trabajadores, inclusive en su propio país.

Esta política desesperada y prepotente de EE.UU. potencia las tendencias a la guerra como ya se observa especialmente en Oriente Medio con la continuidad de la masacre genocida en Gaza con el objetivo de expulsar a todos los palestinos de sus tierras. Presiona abiertamente para anexarse Groenlandia, someter a Canadá e imponer una paz imperialista en Ucrania asegurándose el saqueo de sus recursos. Su objetivo estratégico es enfrentar a China y frenar su ascenso, batalla para la que necesita prepararse, pero que ya está instalando como lo muestran sus iniciativas sobre Panamá, sobre las rutas marítimas del Ártico, y también exigiendo a las semicolonias que rompan los acuerdos económicos que tengan con China.

Esta crisis expone la ruptura entre las potencias imperialistas y el choque de intereses entre diferentes sectores de la burguesía imperialista al interior de EE.UU. La ruptura de los acuerdos posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial no es casualidad, deja al desnudo las contradicciones insalvables del capitalismo que se han acumulado: el choque entre el elevado desarrollo de las fuerzas productivas con las relaciones de producción, el choque con las fronteras nacionales; la caída de la tasa de ganancia; la crisis de sobreproducción, agudizada por la contracción del mercado en el que el consumo ha caído drásticamente como emergencia de incremento en la pobreza general de la población. Estamos frente a un capitalismo en agonía, que no se puede reformar y que coloca objetivamente la tarea de acabar con él por medio de la revolución social.

La clase obrera debe reaccionar en todo el mundo enfrentando estas políticas y sus consecuencias desastrosas que pueden llevar a la humanidad a un caos mayor al ya que vivimos y del que sea más difícil salir.

Las burguesías locales apenas buscarán negociar con EE.UU. para atenuar el impacto de las medidas, tratando de sacar alguna ventaja. Los Brics no han podido dar una respuesta de conjunto. Cada país afectado, independientemente del tamaño del ataque, busca defender sus intereses por separado. No podemos confiar en nada de lo que cada fracción de la burguesía nacional pueda hacer.

A la clase obrera a los demás trabajadores les cabe defender las condiciones materiales de vida y de trabajo de la mayoría oprimida, que son amenazadas, enfrentado el ataque imperialista que ha desencadenado Trump:

* Luchando por defender el poder adquisitivo del salario y las jubilaciones para que no sigan destruyendo el valor de la fuerza de trabajo, (las devaluaciones de las monedas o la suba de aranceles harán subir la inflación en todas partes);  

* impidiendo el cierre de fábricas, los despidos, las suspensiones, luchando por empleo para todos; la burguesía y sus gobiernos argumentarán que la pérdida de mercados obliga a las relocalizaciones, cierres, al achicamiento de las plantas, etc. Contra los ataques del gran capital a la fuerza de trabajo, corresponde luchar por el control obrero de la producción.

* Rechazando toda contrarreforma que busque precarizar más nuestras condiciones de trabajo en nombre de la recesión, la depresión o la guerra comercial.  

* En las naciones oprimidas, corresponde tomar en nuestras manos la lucha por el proteccionismo de nuestras industrias y por un genuino desarrollo industrial. Las mercaderías que no puedan ingresar en EE.UU. o Europa buscarán penetrar en el resto de los mercados liquidando o debilitando a sus industrias.

* Rechazando la entrega y el saqueo de nuestros recursos; por terminar con toda forma de rapiña financiera.

* Rechazando toda imposición del imperialismo, defender la soberanía y autodeterminación de las naciones. Es necesario combatir el armamentismo, expulsar las bases militares del imperialismo, romper los acuerdos militares.

La clase obrera debe convertirse en el caudillo de todos los oprimidos, levantarse con sus propios métodos de lucha, con sus propias organizaciones, con su propia política, independizándose de toda tutela de la burguesía. En los últimos días asistimos a movilizaciones multitudinarias en EE.UU. y Europa rechazando las políticas de Trump, lo que agita la lucha de clases, pero todavía no aparece una orientación que unifique las luchas con una perspectiva independiente, proletaria, internacional, hacia a la victoria.

La clase obrera, los trabajadores, la mayoría oprimida debe plantearse cómo tomamos en nuestras manos el rumbo de la economía, cómo la organizamos y planificamos en base a nuestras necesitades. Cómo terminamos con el poder de los capitalistas que en su agonía nos llevan a la destrucción. Y a la vez, cómo planteamos nuestra propia lucha por el poder. Asistimos también en todas partes a la agonía de las formas democrático burguesas de dominación. Las políticas de ajuste, de ataque a los derechos, van acompañadas de creciente autoritarismo y derechización de los gobiernos.

Debemos promover la más amplia unidad de las luchas, exigiendo que los sindicatos y centrales sindicales se pongan a la altura de la lucha que debemos librar, rompiendo todos los lazos con los gobiernos, con los partidos que defienden la gran propiedad privada de los medios de producción. Llamando a todos los sectores de la vanguardia consciente a trabajar con esa perspectiva.

Somos conscientes de la enorme debilidad política de la clase obrera producto de derrotas, traiciones y vacilaciones, de la disolución de las mayores conquistas que habíamos alcanzado. Es el momento de revitalizar nuestra intervención en los movimientos con una política independiente. Esta crisis es una oportunidad para politizar a las masas, balancear los errores y los problemas del pasado para tratar de superarlos en el combate contra el imperialismo y las expresiones capitalistas locales. Tenemos que madurar políticamente la tarea de volver a colocar a la clase obrera como centro dirigente de las masas, en nuestros países y a escala mundial. Este es el trabajo que hacemos desde el CERCI para reconstruir el Partido Mundial de la Revolución Socialista.                                                         

   8 de abril de 2025