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El General Balza y el golpe genocida

El ex Jefe del Ejército Argentino, Veterano de la Guerra de Malvinas escribió un artículo en Perfil reivindicando su autocrítica del año 95 rechazando la idea de que hubo una guerra o que hubo excesos, lo que le valió un fuerte enfretamiento con sus camaradas de armas en actividad y en retiro.

Dice Balza: “Próximamente recordaremos una de las fechas más tristes de nuestra historia reciente: el 24 de marzo de 1976. Ese día se consumó el último golpe de Estado cívico-militar autodenominado Proceso de Reorganización Nacional (PRN), que recurrió a una ilegal y cruel represión, conducido por Juntas Militares y altos mandos de las Fuerzas Armadas (FFAA)”.

“Invocaban combatir a la subversión terrorista ejercida por organizaciones irregulares armadas y liberarnos del comunismo que lideraba la Tercera Guerra Mundial; aunque éstas estaban seriamente debilitadas y nada impedía continuar accionando con las Fuerzas de Seguridad (Gendarmería Nacional y Prefectura Naval), Policía Federal y Policía Provinciales”.

Balza cita algunos textos: “La forma militar de resolver la crisis por el PRN fue excepcional, desmesurada y horrorosa. La violencia ejercida de manera clandestina por el Estado alcanzó niveles nunca vistos en el país. Hubo una cantidad inmensa de muertes y desapariciones, campos de concentración, tortura y exterminio, saqueo de bienes y robo de niños. Lo ejecutó un Estado clandestino, que operaba de noche y aparentaba normalidad de día; además de matar, derrumbaba la fe en las instituciones y en las leyes, sistemáticamente violadas por quienes debían custodiarlas. El general Jorge Videla, presidente durante los cinco años iniciales, fue un protagonista mediocre, y sus sucesores mucho más”. (Luis A Romero, La larga crisis argentina, pág. 62 y 63).

“Una cosa es una banda de criminales terroristas y otra cosa es que el Estado se convierta en criminal. Su responsabilidad es mucho más grave” (René Balestra, La Nación).

“Esta campaña de aniquilamiento de la subversión y de intimidación de los ciudadanos pacíficos indigna a amplios sectores de la opinión pública, incluso a aquellos que no experimentan ninguna ternura con los guerrilleros. Es difícil de explicar la suspensión de los derechos fundamentales y el desencadenamiento de una violencia represiva infinitamente más cruel que la de los terroristas” (A. Rouquié, citado por Prudencio García, El drama de la autonomía militar, pág. 220).

Continúa el General Balza: “Los procedimientos represivos respondieron a la doctrina que Francia aplicó en Argelia, y el Ejército Argentino adoptó a fines de los años cincuenta”.

Es inaceptable que, aún hoy, algunos sectores afirmen que: fue una guerra, hubo excesos, cumplimos órdenes del gobierno constitucional, y se nos ordenó aniquilar. La palabra guerra estaba precisamente prohibida por el PRN; se empleaba la expresión: ‘Lucha contra las bandas de delincuentes subversivos’”.

“Ningún documento liminar del PRN habla de guerra (…) Estamos ante una alternativa de hierro. O no hubo guerra y estamos ante actos de delincuencia común, o la hubo, y entonces enfrentamos a criminales de guerra” (Fiscal Julio C. Strassera, alegato en el Juicio a las Juntas Militares).

“En 1975, el gobierno constitucional -posteriormente depuesto por el golpe militar-, mediante los Decretos 261 y 2772, ordenó ‘realizar las operaciones militares que sean necesarias para neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos’”.

El término ‘aniquilar militarmente’ tiene un claro alcance: quebrar la capacidad de lucha del enemigo. No reducirlo a la nada y hacerlo desaparecer. Nosotros, en Malvinas, fuimos aniquilados, pero no se cometió ningún crimen de guerra”.

“El objetivo básico de todo combatiente no significa el exterminio del adversario, con matanza total de los rivales y despiadada destrucción de sus pertenencias y su territorio, sino la reducción a la impotencia bélica. El reconocido militar alemán Colmar von der Goltz dijo que no se vence al enemigo destruyéndolo totalmente, sino quitándole la esperanza de la victoria” (Cabanellas de Torre, Diccionario militar, pág. 135).

“Agravia a la sociedad argentina y a la humanidad, que algunos sectores políticos, legislativos y religiosos ignoren el concepto de reconciliación y continúen invocando como ‘excesos horrendos’ a crímenes de lesa humanidad, como: violaciones sexuales, robo de bebés, tirar desde aviones vivos o muertos prisioneros al mar, torturas y desapariciones forzadas de miles y miles de personas que solo Dios conoce”.

“Glorificar la dictadura y sus perpetradores, y distorsionar y mentir intencionalmente sobre los crímenes expresados, es negar a la sociedad el acceso a la verdad histórica y socavar su confianza en las instituciones”.

Tiene un gran valor la posición del Gral. Balza al calificar a la dictadura como criminal, chocando con el silencio y la complicidad de la gran mayoría de sus camaradas que no se arrepienten de lo actuado. Chocando con un Gobierno y partidos que revindican abiertamente aquella dictadura atroz, utilizando los medios de comunicación más poderosos.

Tiene un gran valor aunque no diga que el exterminio era necesario para poder aplicar a fondo la política económica del imperialismo y los sectores más poderosos de la economía, que fueron los que ordenaron esa represión. Aunque no diga expresamente el carácter de clase de un Golpe antinacional que apuntó a terminar con delegados, comisiones internas, activistas, que luchaban consecuentemente contra la burocracia y las patronales, a terminar con lo mejor de la juventud, de los intelectuales, de las ligas campesinas e incluso con sectores radicalizados de la Iglesia. Aunque no diga que hubo una continuidad con el terrorismo de estado desplegado bajo el gobierno peronista. Aunque no diga que el golpe en Argentina fue parte de un operativo internacional, El Plan Cóndor. Las fuerzas armadas argentinas se pusieron al servicio de Wall Street, la oligarquía terrateniente, la banca y el gran capital, por eso colocaron a Martínez de Hoz como Ministro de Economía y sus Chicago Boys (que Balza refiere cuando vincula la represión con las políticas neoliberales).

Las Fuerzas Armadas Argentinas siguieron el curso antinacional de la burguesía. Sirvieron al enemigo de la Nación. De eso no hay retorno.

(nota de MASAS n°477)