Santa Fe refleja la crisis de la burguesía
El intento de distracción electoral sufrió su primera derrota contundente en Santa Fe. Está claro que el instintivo rechazo a confiar en que las elecciones puedan satisfacer los reclamos más urgentes de los oprimidos se profundizó el domingo 13 de abril. Así llegamos a una bajísima participación electoral del 55,6% en las primeras elecciones provinciales.
Algo similar habíamos observado en el 2023, explicando en el artículo de nuestro periódico que había que remontarse nada menos que a 1941 para hallar un porcentaje similar. En aquella ocasión la situación estaba caracterizada por escandalosos fraudes y la proscripción de la UCR a nivel provincial.
Indudablemente esta tendencia es la cuestión clave para entender la situación política, que podrá anticipar -tal y como sucedió en 2021 y 2023- lo que se de en el resto del país. Aunque, a diferencia de esas elecciones, la situación actual que está signada por 15 meses de enormes movilizaciones, con 3 paros generales y la manifiesta imposibilidad de desmovilizar a las masas. La crisis general de la burguesía se expresa en su incapacidad para encauzar el hartazgo hacia carriles institucionales.
En general los distintos análisis han quedado circunscriptos a observar si el oficialismo de Pullaro ganó o perdió votos; si las listas de Milei pudieron hacer pie en la Provincia; si se pudo superar la proscripción electoral; u otras tantas nimiedades que pasan por alto el fenómeno fundamental.
Solo la caracterización de conjunto a nivel nacional puede explicar cómo se refleja ésta en las particularidades santafesinas. Por caso, Rosario, que concentra casi un tercio de los votos provinciales, ha sido el epicentro provincial de gigantescas movilizaciones como la del 24 de marzo, 8 de marzo o 1 de febrero (“Marcha Federal Antifascista y Antirracista”). Pero también están los antecedentes de la marcha universitaria de octubre pasado con 100.000 personas movilizadas. Esto significa que el ausentismo electoral se conjuga con una provincia con movilizaciones multitudinarias en los últimos meses, como sucede en el resto del país.
Solo el Partido Obrero Revolucionario es capaz de explicar el contenido de clase de este fenómeno y elevarlo políticamente a la comprensión de las tareas planteadas. Frente al intento de mostrar una Santa Fe oligárquica, del reaccionario Pullaro y la demonización de sus barriadas populares; los revolucionarios buscamos traducir el instintivo rechazo de las masas en consciencia política, en asimilar las enormes movilizaciones de Rosario, la pujante lucha encorsetada por la burocracia sindical de la UOM en Villa Constitución, dirigiendo nuestras fuerzas con el norte estratégico por la revolución y dictadura proletarias. Otro camino conducirá a enormes derrotas y frustraciones.
Los caminos institucionales del FIT-U
No es una novedad el triunfalismo que emanan los artículos del centrismo en cada elección. Se valen de los mismos métodos que utiliza la propia burguesía para confundir y oscurecer la comprensión más general del proceso, utilizando algunos números aislados y comparándolos con los que más convengan.
Ni duda cabe que el esclarecimiento del papel de las elecciones, buscando legitimar la dictadura de clase de la burguesía es algo ausente, no en esta elección, sino en la comprensión general de estos partidos.
Aunque el piso proscriptivo los haya dejado fuera de la convención constituyente santafesina, también es cierto que el alto abstencionismo es lo que permitió el 2.21% provincial. En términos absolutos los poco más de 30.000 votos estuvieron por detrás de las elecciones de 2021 y 2017.
Aun así, el 29 de junio se enfrentan a la posibilidad de consagrar un concejal en Rosario, por lo que ya salieron a mendigar los votos. El principal argumento de Carla Deiana (PO) está en que esto significaría una “bocanada de aire fresco” y “la oportunidad de atraer la bronca popular a un campo de organización y de lucha”. Esto último coincide con la intención más general de la politiquería burguesa: atraer la bronca en las calles hacia un camino electoral.
Al renegar de las lecciones del marxismo en la intervención electoral y parlamentaria, convertidos en vulgares socialdemócratas reformistas, el FIT-U -completamente domesticado por la cuestión electoral- constituye un freno objetivo a la tarea por derrotar los planes de la burguesía, encarnados por el gobierno de Milei.
(nota de MASAS n°478)