Recordando a Guillermo, a 16 años de su fallecimiento
17 de mayo de 2009 Guillermo, el revolucionario profesional, se nos fue físicamente, mas su pensamiento y enseñanzas, convertidos en programa, quedaron impresos y los tenemos ahí, a la mano, para desbrozar de malezas el camino, y darle a nuestras acciones, el contenido revolucionario que requiera el momento.
La conciencia de clase se genera y atesora en el seno de la vanguardia, en el Partido que es Programa revolucionario. El POR, su Partido, nuestro Partido, admirable para propios y extraños por la claridad de su programa, su actuación unitaria, la honestidad, la pasión y entrega de su militancia, es la herencia que nos dejó Guillermo. Este Partido, con una trayectoria límpida, honesta, valiente, inquebrantable, un puñado de camaradas hechos a su imagen, dispuestos a dar todo de sí por transformar esta sociedad caduca, es decir, sacar al hombre de su miseria física y moral y transformarlo en el hombre nuevo.
La lucha del proletariado por mejores condiciones de vida lo hace madurar y percatarse de su condición de explotado, imponiéndole tareas comunes, desarrollando su instinto comunista. Pero, la conciencia de clase necesariamente viene de fuera… “del análisis científico de las leyes del desarrollo de la sociedad; este trabajo es propio de los núcleos intelectuales, …” (“Teoría marxista del Partido”, G. Lora)
En Bolivia, un país atrasado y pobre se dio este fenómeno: la colosal fusión entre la ciencia y la práctica, el despertar de la conciencia del proletariado, el salto del obrero de clase en sí a clase para sí. Este hecho es el que permitió que ese joven universitario, Guillermo, redactara, interpretara, este despertar de la conciencia, que plasma el sentimiento del obrero: la famosa “Tesis de Pulacayo”, al calor de ese momento nació un programa, documento que es fruto del desarrollo más alto del pensamiento humano: el marxismo, el trotskismo que dio respuesta a los problemas más acuciantes del país. Aprobada en el distrito minero de Pulacayo en 1946 con el nombre de “Tesis Central de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia”, que caracteriza por primera vez al país como “capitalista atrasado” y señala la estrategia de la Dictadura del Proletariado.
La Asamblea Popular, otro hito de importancia capital se dio en 1971, cuando el Partido Obrero Revolucionario, contribuyó a la transformación de la COB de organización sindical en instrumento para la toma del poder, esta es la época en la que se libró la batalla más seria de la historia política del país: la lucha por la estructuración de un órgano de poder, el mismo que lo sentíamos al alcance de nuestras manos y la prensa internacional difundía la noticia que en Bolivia nació un Soviet.
Posterior a ello, el POR –Guillermo- al polemizar con todas las corrientes de la “izquierda”, allá en el exilio chileno, hizo se aprobara el programa del FRA, subordinando así a todo el espectro de la política boliviana al programa del POR. Allí Guillermo se irguió representando a la nación sojuzgada y obligó a toda esa gama de oportunistas que firmaran un documento que reconocía el liderazgo obrero en la dirección de las futuras luchas, claro que no prosperó, lo traicionaron tan pronto salieron de la reunión. Este fue el Guillermo que nos representó en diferentes etapas de la historia que le tocó vivir, estos hechos de tanto valor se proyectan en los militantes hasta hoy.
Guillermo es la representación genuina del más alto grado de desarrollo de la conciencia del proletariado boliviano. El vio mejor y más lejos que ningún otro en el Partido.
Así vistos los acontecimientos, el carácter autoritario que le adjudican aquellos que, por una u otra razón, se apartaron de la lucha, es porque no hubo algún otro que pudo, al enfrentarlo, superar su capacidad. La política revolucionaria es lucha de ideas, de capacidades, el que ve más lejos y con mayor claridad es quien dará las líneas maestras para la concreción del programa y de la línea a seguir en las luchas futuras, fue esto lo que lo diferenció. La lucha política es apasionada, no da concesiones cuando está en juego el destino de la humanidad, las luchas de posiciones políticas no pueden ser de salón, son ríspidas, fuertes, allí va el destino mismo del pedazo de pan del hambriento. Ahí no hay cabida para contemporizar con el oponente, se está jugando la lucha por un mundo mejor o seguir en la larga noche del capitalismo en putrefacción.
Quien no esté dispuesto a enfrentar y aplastar cualquier brote de desviación en la construcción del Partido con contundencia, no puede dirigir una organización de las características de un partido bolchevique.
(POR Bolivia – Masas N°2834)