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Las elecciones en su contexto

Resulta inevitable que la gran mayoría de los balances electorales tengan que comenzar refiriendo el alto ausentismo electoral de las jornadas del 29 de junio. Conceptuado inicialmente como un fenómeno pasajero, fruto del Covid, hoy es la introducción obligatoria en cualquier análisis que busque algún tinte de seriedad. Sin embargo, este dato relevante es mal comprendido y peor explicado por los variados articulistas.

En Santa Fe se dio el curioso caso que las 3 principales fuerzas se adjudicaron la victoria de los comicios: el PJ se atribuye haber ganado a nivel provincial en cuanto a cantidad de votos y haber conquistado Rosario (30% del padrón electoral) e importantes ciudades como Rafaela; el oficialista Pullaro (PRO) por haber ganado la mayoría de las elecciones en municipales (266 de las 365 según sus propios cálculos); y LLA por su crecimiento electoral pasando de 0 a 34 concejales.

¿Quién tiene los verdaderos motivos para celebrar? La realidad incontrastable mostró, en cambio, que la escasa participación de las últimas elecciones volvió a perforar su piso histórico. Solo el 52% concurrió a las urnas, frente al 55% de hace unos meses. Y dentro de ese 52% el voto en blanco y nulo rondó entre el 6 y el 8%. Los vanos intentos de entusiasmar a la población para que concurra a votar después del desastre de abril, sufrieron otro duro revés.

Por el otro lado, la segunda elección provincial que se dio ese fin de semana, parecía haber dado un mentís a las tendencias electorales más importantes. Así, Formosa pretendió ser elevado al bastión donde el ausentismo no penetraba. Contrariamente, visto los datos con más detenimiento, el 68% de participación electoral es al mismo tiempo la cifra más alta a nivel nacional, pero el piso histórico para la Provincia.

Entrado más en detalle, la contundente victoria del PJ de Gildo Insfrán aunque muy celebrada, no fue sorpresiva. El porcentaje de 67% de los votantes a favor de sus listas se mantiene en línea con sus últimas elecciones, mientras que la histórica oposición del radicalismo ahora divide votos con La Libertad Avanza también. Respecto a 2023 y 2021 no existieron pues grandes diferencias.

Así las cosas, queda en limpio una creciente preocupación de la politiquería burguesa a nivel nacional por contrarrestar el ausentismo electoral. El peronismo está convencido que la proscripción de Cristina Kirchner actuaría para revertir esta tendencia, fenómeno que todavía no se ha comprobado. Debe dejarse expresamente asentado que la búsqueda de canalizar el genuino descontento ante la proscripción electoral de su principal candidata por la vía electoral, es incapaz de derrotar la persecución política. Condena a las masas a un escenario de adaptación y sometimiento ante la intromisión de la justicia burguesa y el imperialismo.

Aunque logren sacar de las calles a los cientos de miles que salieron a oponerse el fallo proscriptivo de la Corte Suprema, difícilmente puedan entusiasmarlos de enfrentar tal atropello con la papeleta electoral. A nadie puede escapársele que uno de los rasgos más salientes de la dictadura civil de Milei, es el total abandono por las formas parlamentarias, pasando por encima cualquier tipo de votación o proyecto que de allí salga, situación que se replica en prácticamente todas las legislaturas del país. Pocas veces se ha expresado con tal crudeza la inutilidad e incapacidad del Parlamento para mejorar las condiciones de los oprimidos.

Lejos de favorecer a tal o cual candidato o fuerza política, el ausentismo está expresando una crisis política en curso. El juego de sumas y restas respecto a elecciones pasadas; a comparar con 2023 o 2021; a colocar el porcentaje real sobre cantidad de habilitados en lugar de votantes efectivos; si bien pueden dar un panorama muy general, no son más que elementos accesorios y distractivos.

En este escenario los revolucionarios intervenimos para esclarecer la inutilidad de las instituciones del régimen como herramienta para satisfacer nuestros reclamos; para desenmascarar el carácter desviacionista de las direcciones; y para trocar consciente al instintivo rechazo que se viene expresando en cada contienda electoral. Únicamente ligando estas tareas con la estrategia de la clase obrera y sus métodos históricos, tendremos la garantía de estar interviniendo revolucionariamente en la crisis política en curso.

(Articulo de MASAS n°483)