A cinco años del Ni una menos

Los reclamos, de aquella jornada de 2015 que comenzó como una movilización popular y masiva frente al femicidio de Chiara López, una joven de 14 años, todavía están vigentes. Reclamos vigentes y agudizados producto del agravamiento de la crisis económica, que repercute más en las mujeres y en los niños. Desde el punto de vista económico las mujeres están sobrecargadas y a esto se suma que aquellas que se vieron obligadas a realizar trabajo virtual tienen que hacerlo junto a las tareas domésticas y el cuidado de los niños. Además por la obligación del confinamiento en las casas, la situación de violencia doméstica ha empeorado, lo que se ve reflejado en el aumento de las denuncias telefónicas. Lo que algunos llaman hogar es un infierno para las familias que tienen que soportar a un hombre violento.

La pandemia del COVID 19 ha demostrado el desmantelamiento del sistema de salud, y su privatización, cuestión que denunciamos como partido cuando se aborda el reclamo del debate sobre el aborto.

Si bien este año no hubo convocatoria a movilizar, en muchas ciudades las mujeres se juntaron igual para visibilizar su situación. En Neuquén, por ejemplo, hubo una importante convocatoria, la consigna principal es: libres y desendeudadas nos queremos. Agrega también la falta de vivienda, y la situación de las compañeras Qom del Chaco.

El problema principal de las mujeres es la falta de trabajo, la falta de vivienda y la sobrecarga por el trabajo doméstico. Por eso entendemos que nos tenemos que organizar por lugar de trabajo y por barrio para llevar adelante nuestras exigencias. Debemos romper con la naturalización que existe sobre las tareas que deben realizar las mujeres, la única forma es que estas tareas sean socializadas con comedores populares y jardines para que el peso de la crianza no recaiga en la economía familiar.

 

(nota de MASAS nº 372)