Masas n°348

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Balance 2018: un año extraordinario de luchas y de grave crisis política y económica.

La lucha de masas ha sido protagonista este año. Este es un aspecto esencial del balance. Macri y toda la burguesía,
nacional y extranjera, festejaban por su triunfo electoral a fi nes de octubre del año pasado y se lanzaban a fondo con un paquete de reformas violentas contra los trabajadores y los jubilados. Las movilizaciones de noviembre fueron un anticipo de las grandes movilizaciones de diciembre contra la Reforma Previsional, mostrando que las masas no se sentían derrotadas por las urnas.El Gobierno y toda la burguesía sintieron el impacto de esas jornadas de lucha. Ese es el camino que se fue profundizando todo el año. En varias oportunidades cientos de miles de manifestantes ganaron las calles.
Paro general de la CGT y las CTAs que se concretaron el 25 de junio y 25 de septiembre, de una contundencia extraordinaria. Medidas de gran valor político porque no fueron detrás de algún reclamo económico preciso y concreto, sino contra la política general de la burguesía sometida directamente a las decisiones del FMI.
La ocupación de la mina en Río Turbio y la movilización de su pueblo, durante meses, logró detener el cierre de la mina y la reincorporación de trabajadores. La ocupación del Astillero ante la política de vaciamiento hizo retroceder al Gobierno.
Movilizaciones de cientos de miles el 25 de Mayo y el 9 de Julio contra el FMI y el pago de la deuda externa. Cientos de miles en las calles el 24 de Marzo y la cantidad de movilizaciones por el “derecho al aborto libre, seguro, gratuito” que llegaron a 1 millón de personas en las calles en oportunidad de la votación en diputados. Movilizaciones multitudinarias en defensa de la Universidad Pública. Y también en rechazo a los tarifazos.
La complicidad de las direcciones burocráticas, con su trabajo de aislamiento, de asfi xia a las luchas, no pudieron impedir que las masas se abran camino para enfrentar las políticas del Gobierno y los grandes capitalistas. Esta actitud, esta actividad de las masas, pese al temor a los despidos y la desocupación masiva, es un factor de crisis para la burguesía y su Gobierno.
Pero la crisis explotó también en el terreno económico. La banca internacional dejó de prestar al país en enero debido al elevadísimo endeudamiento y el peligro de que Argentina entrara en default. Empezaron las corridas cambiarias, impulsadas por los inversores internacionales que tenían información precisa sobre la fragilidad del sistema, se fugaron miles de millones de dólares. En lo que va del año ya se fugaron 25.000 millones y la cotización del dólar pasó largamente los 40 pesos en septiembre. El Gobierno debió recurrir al FMI para impedir el default. Acuerdo respaldado por Trump. Rápidamente lo aprobaron y fracasó en menos de tres meses. El Gobierno que  prometía terminar fácilmente con la inflación llevó a un proceso hiperinfl acionario. 2018 puede terminar con cerca del 50% de infl ación. Dolarizó prácticamente todas las tarifas, que impactan sobre todos los precios de la economía.
Este año quedará en la historia como uno de los de mayor pérdida del poder adquisitivo de la población. En Diciembre modifi caron la forma de actualización de los haberes de jubilados y pensionados provocando la peor
caída de sus ingresos en términos reales. Y las tasas de interés van del 60 al 120% anual, prohibitivas para la producción o el fi nanciamiento del consumo, pero un paraíso para los especuladores que ganan montañas
de dinero en el casino que armó el Gobierno. Los intereses de la deuda externa y de todos los bonos
que emite el Gobierno supera largamente el défi cit heredado en el 2015. Los números de la economía no cierran
por ningún lado.
Miles de fábricas, talleres, comercios se cierran o suspenden sus actividades por la caída brutal del consumo y
por la apertura indiscriminada de las importaciones. Todos estos factores desencadenaron una gran crisis política,
el Gobierno muestra toda su fragilidad política, ya no le creen ni los empresarios más cercanos, ha perdido
apoyo entre sus votantes y ha debido voltear sus ministros y funcionarios más importantes: tuvieron que salir Sturzenegger y Luis Caputo del Banco Central, Aranguren de Energía. Se fue Triaca de Trabajo. Debieron salir de la
jefatura de ministros Lopetegui y Quintana. En el caso de Caputo, el FMI expresamente lo hizo salir del Banco Central cuando Macri se inclinaba por reemplazar a Dujovne en el Ministerio de Economía.
El presupuesto nacional fue autorizado por el FMI antes de que fuera a “discusión” en el Congreso, donde fue
aprobado sin mayores modifi caciones por la complicidad de legisladores y gobernadores peronistas.
¿Cómo se sostiene el Gobierno ? Que ha fracasado y hundido al país en una profunda recesión combinada con
una infl ación record. Se sostiene porque las masas aún no están en condiciones de voltearlo. Porque sus direcciones
políticas y sindicales colaboran con la gobernabilidad. Y están comprometidas a sostenerlo hasta las elecciones y
comprometidas también en lograr un recambio por la vía electoral, pacífica, indolora, para los grandes ganadores
de estos tiempos: los bancos, los terratenientes, el agronegocio, las multinacionales y nacionales que controlan los
servicios. El nacionalismo burgués muestra toda su cobardía frente a la ofensiva del imperialismo.
Las masas dan respuestas en las calles que no están representadas por estas políticas miserables de conciliación.
Las masas buscan intuitivamente una dirección que las represente, que exprese todos sus reclamos, todas sus aspiraciones, que apunte a terminar con la gran propiedad y este régimen que nos hunde en el hambre, la miseria, la desocupación y la mayor precariedad. Una dirección revolucionaria que dé las respuestas que ningún sector de la burguesía o la pequeñoburguesía pueden dar. Es necesario poner en pie un poderoso frente único antiimperialista, bajo la dirección de la clase obrera, que nuclee a todos los oprimidos. Para que sea posible debemos poner en pie el partido revolucionario que sintetiza hoy esta política, el POR.
Tendremos un año muy duro por delante, por el agravamiento de la recesión y el sometimiento de país, por las respuestas represivas antes las luchas y por el electoralismo que se está multiplicando para desviar a las masas del único terreno de combate en que pueden triunfar que es en las calles, parando, movilizando, ocupando lugares de trabajo y estudio, confiando exclusivamente en sus propias fuerzas.

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