Coronavirus: responsabilidad individual o desidia patronal

Los medios de comunicación afines a la política burguesa del Gobierno Nacional se han visto sumergidos en un cobarde delirio de achaques a la población. Sustentados por nula evidencia científica o por números que lo avalen, repiten frenéticamente los infundios proferidos desde los más altos cargos gubernamentales, empezando por Alberto Fernández. El tema en cuestión es quiénes serían los responsables del descomunal aumento de casos en la Argentina, que la colocan en los peores índices a nivel mundial.

“Son los ASADOS clandestinos” repiten a coro quienes han hecho todo lo humanamente posible para privar a los ciudadanos del típico plato argentino; “el problema es el mate” sostienen otros; o hasta se animan a decir que la culpa sería de los inconscientes que no están dispuestos a morirse de hambre en sus casas y eligen salir a exponerse al contagio para llevar un mendrugo de pan a su mesa. La desvergüenza de estos señores rebasa todo límite inimaginable.

 

Los trabajadores de la salud

Pero ni una palabra… ni una sola palabra sobre las verdaderas causas del aumento exponencial de contagios que inútilmente trata de pasarse por alto. Prueba por demás elocuente son los contagios entre los trabajadores de la salud, alcanzando en agosto los 21.000 y más de 70 las muertes (o asesinatos por desidia patronal).

El argumento de posponer el pico para poder equipar el sistema sanitario ha sido totalmente desmentido por los datos que revelan que más del 50% de los contagiados en el sector lo han hecho en el último mes. Es decir, cuando el crecimiento se hizo importante, salieron a la luz las deficiencias en la preparación: equipos de protección personal que no cumplen los estándares internacionales; personal sobre-exigido en sus tareas; pésima remuneración; persecución a quienes se organizan para reclamar estas condiciones básicas que deberían haberse provisto desde el primer día. Un cuadro desolador.

 

Jujuy los expone

“Fueron a comprar hojas de coca a Bolivia y trajeron el virus”. Uno esperaría que tamaña animalada saliese de la boca de un Gómez Centurión o Pichetto, pero fue el mismo Presidente y en una virtual cadena nacional. Pero no solo es el nivel de xenofobia lo que indigna sino la realidad que sucede en territorio jujeño.

Blaquier, amo y señor de la Provincia, eterno oficialista desde la última dictadura cívico-militar, no ha dudado en aprovechar los vientos que corren para someter a los trabajadores de su empresa Ledesma a una regimentación absoluta. Las denuncias de los obreros señalan que son amenazados para ir a trabajar incluso cuando han presentado síntomas compatibles con el coronavirus y que no se les provee ningún tipo de medidas higiénicas en sus lugares de trabajo. La desidia patronal no sigue ningún protocolo.

Es así que Jujuy es la tercera provincia con mayor número de contagios, que si la localidad de Ledesma fuese un país se ubicaría entre los 3 lugares del PLANETA con mayor índice de mortalidad, solo detrás de Perú y Bélgica. Y es necesario aclarar que el virus comenzó a circular en la provincia solo a partir de mediados de junio. Una masacre en tiempo récord. Parece que no fue un microorganismo traído desde Bolivia, sino la enfermedad mortal del capitalismo expresando sus consecuencias.

 

Organizar la respuesta

Ante brutal situación desesperante, ante compañeros de trabajo que se enferman – y hasta fallecen – frente a nuestros ojos, ante la desvergonzada actitud del trinomio Gobierno-burocracia-patronales, corresponde levantar la guardia en defensa de nuestros más elementales reclamos.

La política proletaria lleva inscripta en sus banderas el plan de emergencia necesario para acabar con los contagios masivos y las muertes (asesinatos) laborales totalmente prevenibles y evitables, siendo la única clase capaz de responder a la catástrofe sanitaria y económica.

Expropiar toda la salud privada incorporándola a un único sistema de salud gratuito; acabar con la desocupación repartiendo todas las horas de trabajo entre todos los trabajadores, con un salario y jubilación mínimas igual al costo de la canasta familiar; barrer con todas nuestras direcciones traidoras, en nuestros sindicatos, en nuestras organizaciones de desocupados, etc.; estatizar todos los sectores vitales de la economía; desconocer la deuda externa y romper todos los lazos con el capital financiero internacional; estatizar la banca y el comercio exterior.

Este conjunto de medidas, planteadas para unificar a los distintos sectores que salen a luchar, únicamente pueden materializarse a través de una rebelión popular, a través de la más elemental organización de las masas bajo la dirección política del proletariado, sin miserias ni mezquindades. Y para que constituyan una salida progresiva, debe enmarcarse en la lucha por su propio poder, por el Estado Obrero, la dictadura del proletariado.

 

(nota de MASAS nº 377)

 

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