A 4 años de los asesinatos laborales de David Ramallo, Diego Soraire y Richard Alcaraz

Mantengamos la lucha por poner fin a los asesinatos laborales

El miércoles 9 de septiembre se cumplen 4 años de la muerte de estos compañeros en su lugar de trabajo. Tanto el cuerpo de delegados de la línea 60 como la junta interna de ATE-INTA habían denunciado oportunamente que las condiciones para que los compañeros lleven adelante sus tareas no estaban garantizadas, sin embargo, las patronales hicieron oídos sordos. Las organizaciones gremiales y los familiares convirtieron el dolor en organización al decidir impulsar la lucha por castigo a todos los culpables y dar la lucha en los lugares de trabajo para que esto no se repita. No se trataba de un caso aislado y esto dio lugar a la formación del espacio Basta de Asesinatos Laborales que se propone hacer visible esta situación.

El reporte del observatorio del espacio denuncia que el último año 534 trabajadores murieron en su puesto de trabajo, 200 de estos se trataron de trabajadores informales (cifra que seguramente es mayor). Esto es solamente la superficie de esta situación, a esto tenemos que agregar las muertes por enfermedades laborales y el desgaste cotidiano de nuestra fuerza de trabajo debido a las condiciones en que llevamos adelante nuestras tareas. Detrás de todas estas muertes silenciadas denunciamos que los responsables son las patronales, el Estado y la burocracia sindical que actúan en conjunto para garantizar la ganancia de la burguesía y anular cualquier intento de cuestionar las condiciones de trabajo. Estas muertes pudieron evitarse. Por eso no son accidentes. Son asesinatos laborales.

La raíz de esta situación es estructural, el capitalismo profundiza la división del trabajo atrofiando a los trabajadores según el rol que juegan en la producción. Unos pocos son los que deciden cómo trabajamos, cuánto trabajamos y nos imponen las condiciones en las que producimos para garantizar sus ganancias.  Tareas repetitivas, sedentarismo, vibración, desgaste de articulaciones, riesgos mortales abundan en la producción; este sistema de producción va destruyendo a todos los oprimidos. La solución definitiva la encontraremos cuando seamos los oprimidos, con el proletariado a la cabeza, los que controlemos colectivamente la producción: definamos cuánto, cómo, para qué y en qué condiciones producir, decidamos la posibilidad de rotar por distintas ramas de la producción. Es decir, cuando mediante una revolución convirtamos los medios de producción en propiedad social, para beneficio de todos y no de unos pocos.

Identificar la raíz del problema es fundamental para enfrentar el día a día, para enmarcar cada disputa en nuestros lugares de trabajo por transformar nuestras condiciones laborales en la disputa por el control de la producción. Es la clase obrera la más indicada para definir cómo se produce porque está inmersa en el proceso de producción, porque lo conoce en detalle. Esto es lo que demostramos en la práctica cada vez que imponemos a las patronales cambios en el proceso productivo.

La pandemia puso en primer plano la discusión por el control de nuestras condiciones de trabajo. Vemos que, para las patronales, una vida vale menos que un par de guantes, un barbijo o un test. Vemos cómo nos obligan a trabajar sin garantizar condiciones de bioseguridad, vemos cómo nos culpan y hasta nos sancionan por enfermarnos. También comprobamos en la práctica que la mayoría de los empresarios se pasan los protocolos y leyes por donde se les antojan.  Esta pandemia confirma que la única forma de garantizar no ponernos en riesgo es organizándonos para ser los trabajadores los que definamos nuestras condiciones de trabajo, los que definamos los protocolos y controlemos su cumplimiento, los que hagamos el seguimiento de nuestros compañeros contagiados, los que definamos la cantidad de test necesarios para imponerle a la patronal que los garantice.

Desde el POR saludamos la incansable lucha de los compañeros y familiares de las victimas de asesinatos laborales. Marcamos la importancia de encontrarnos el 9 de septiembre, donde podamos y cómo podamos para manifestar que no olvidamos que cada día la burguesía asesina a nuestros compañeros en sus puestos de trabajo. Llamamos a los trabajadores a sumarse a todas las actividades que el espacio Basta de Asesinatos Laborales impulsará el 9 de septiembre.

 

(nota de masas nº 377)

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