50° Aniversario del triunfo electoral de la Unidad Popular en Chile

En estos días han aparecido notas periodísticas sobre el 50° aniversario del triunfo de la Unidad Popular en Chile que coronó presidente a Salvador Allende el 4 de Septiembre de 1970. Y también sobre un nuevo aniversario del golpe cívico militar de Pinochet, que lo derrocó, el 11 de Septiembre de 1973. El stalinista Atilio Borón, renegado del marxismo, llega al ridículo de comparar el triunfo electoral de la UP con el triunfo de la Revolución Cubana.

Ariel Dorfman llega a decir: “Hasta entonces, todas las revoluciones habían sido violentas, impuestas por la fuerza de las armas. La Unidad Popular proponía usar medios pacíficos y electorales para construir el socialismo, proclamando que no era necesario reprimir o eliminar a nuestros adversarios para alcanzar una justicia social duradera, que cambios estructurales de la economía podrían efectuarse dentro de los confines y promesas de la democracia”. Dice “soñar lo imposible no era una mera consigna”. Si Sr. Dorfman, era imposible. Sólo en sueños existe la posibilidad de una transformación pacífica de la sociedad.

Lo que no dice la mayoría de las crónicas: que este y todos los golpes fueron promovidos, preparados, ordenados y financiados por EE.UU.

No dicen que el gobierno de la Unidad Popular fracasó, que fue una derrota para la clase obrera y los oprimidos, antes que por la feroz dictadura, por su carácter contrarrevolucionario, su pretensión de “llegar al socialismo por la vía pacífica” de haber inaugurado una nueva vía como diría Fidel Castro. Una traición a la causa de la revolución socialista. El potencial revolucionario de las masas fue desviado y desmoralizado. Y hoy seguimos pagando las consecuencias nefastas de aquellas políticas.

Fue Allende quien calificó a Pinochet como un militar que respetaba la Constitución cuando la asonada previa de Junio. Decía que Chile no tenía antecedentes de golpes militares y declaró el estado de emergencia dando carta blanca a los militares para que multiplicaron su accionar represivo. Los marineros contrarios al golpe estaban presos desde el mes de Agosto torturados por la infantería de marina, cuerpo absolutamente entrenado en la tortura y muerte que actuaba desde Noviembre de 1972 en el allanamiento de empresas tomadas bajo el control obrero y desataron fuerte represión contra los cordones industriales y sindicatos que trataban de independizarse de los órganos afines a la Unidad Popular.  La Unidad Popular desarmó políticamente a los oprimidos. Su suicidio es símbolo de su derrota política y no de la “defensa de la revolución socialista”, de la que renegó, aunque sus apologistas quieran idolatrarlo.

Las crónicas tampoco dicen que el régimen pinochetista sigue vigente, que lo esencial de su Constitución sigue en pie. Que todos los gobiernos han sostenido las reformas neoliberales más terribles. Incluidos los gobiernos de la Concertación que incluía a los principales partidos de la UP, el Partido Socialista y el Partido Comunista.

Presentar un balance o una crónica de aquellos hechos trágicos para la clase obrera de Chile y del mundo omitiendo estas caracterizaciones es parte de la trampa que trata de impedir que aprendamos de los errores para no volver a cometerlos nunca más.

La dirección revolucionaria se reconstruye en Chile sobre la base de esa crítica, sobre la base de la estrategia de la revolución y dictadura proletarias, por el gobierno obrero-campesino. No hay otra salida para la rebelión de las masas que se inició hace un año.

 

(nota de MASAS nº 378)

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