El gobierno de rodillas frente a la oligarquía terrateniente y los monopolios exportadores

Las nuevas medidas económicas, para satisfacer los reclamos de los exportadores, son contrarias a los trabajadores y la nación. Para enfrentar la especulación de estos parásitos es necesario nacionalizar el comercio exterior, expropiar las tierras y confiscar las cosechas.

No hay medidas económicas que beneficien a todos. Cuando una medida se dicta para beneficiar a los grandes empresarios exportadores, de la minería o el campo, están perjudicando a la mayoría oprimida.

Dicen que es para evitar la devaluación que reclaman esos sectores. Las medidas que toman son una devaluación encubierta, porque los exportadores recibirán más pesos por cada dólar que exportan, porque reducen las retenciones. Ese mayor precio en pesos por cada tonelada de carne, de soja o de aceite, se traslada inmediatamente al mercado interno. Los precios de esos productos serán remarcados en función de ese mayor precio. Un empuje a una mayor inflación que se está sintiendo en las últimas semanas.

Es otra concesión del gobierno a los pulpos exportadores, a los que concentran y acumulan miles de millones de dólares de la cosecha (podrían ser 6/8.000 millones de dólares). Esta medida entra en contradicción con el “plan de gobierno” anunciado hace apenas dos semanas cuando presentaron el presupuesto 2021.

El gobierno acorralado porque se queda sin dólares, les concede bajar las retenciones y que podrán cobrar las cosechas cuando se les ocurra, entregándoles un bono en pesos que se ajuste al valor del dólar. Los exportadores triunfaron con su presión. Ya saben que siempre les funciona así. Mientras unos se llevan todos los dólares secando el Banco Central, y exigen que les entreguen más, los otros, que tienen los dólares de la cosecha, extorsionan al gobierno para hacer valer al máximo sus dólares. Algunas estimaciones afirman que hay nada menos que 19.000 millones de dólares de exportaciones de los últimos años sin liquidar.

También es presionado por sectores de la clase media y de los trabajadores que reclaman poder comprar dólares, un caso casi único en el mundo. Se debe a la fuerte desvalorización de la moneda nacional. No es una moneda en que se pueda ahorrar. La historia demuestra que el dólar -aún con su desvalorización- es la mejor reserva de valor que conocen. Y no los dejan depositados en el banco, porque a la vez la historia les dice que no son confiables, que más de una vez se han quedado con sus ahorros. Mientras se restringe el acceso a la compra de 200 dólares, se garantiza a las grandes empresas que sigan apoderándose de los dólares para fugarlos, sea como pago de dividendos, sea como pago de deudas financieras. Los medios de comunicación hacen campaña 24 horas por día mostrando el descontento de estos sectores a los que se les impide comprar dólares (por los requisitos que deben cumplir) para multiplicar la presión sobre el gobierno.

Con estas medidas del 1° de octubre el gobierno se vuelve a mostrar incapaz y cobarde frente un puñadito de grandes capitalistas especuladores. La respuesta es conocida: nacionalizar el comercio exterior, expropiar las tierras, confiscar las cosechas. Que es una medida elemental de defensa de la soberanía nacional. Una y otra vez el Gobierno choca con el mismo problema. Al no querer afectar los intereses de esos grandes propietarios sucumbe frente a ellos. No tiene respuesta a las necesidades desesperantes de las masas empobrecidas porque no está dispuesto a tocar los intereses de la gran propiedad. La defensa de la soberanía nacional sólo podrá ser ejercida por la política de la clase obrera.

 

(nota de MASAS nº 379)

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