A 10 años de la muerte de Néstor Kirchner

Néstor Kirchner quedará en la historia como el presidente que evitó que Argentina “se prendiera fuego”, como el gran bombero, así se presentaba él mismo. La peor crisis política de la historia con más de 5 a 6 millones de trabajadores desocupados o subocupados, con las jubilaciones congeladas, con los ahorros de la clase media expropiados por los bancos, después del mayor saqueo y entrega del patrimonio nacional.

Los piquetes de desocupados se habían extendido nacionalmente, las movilizaciones eran permanentes, una rebelión que alcanzó su punto máximo en 2001/2, De la Rúa debió renunciar y escaparse, después de una fuerte represión y más de 30 asesinatos, se sucedieron 5 presidentes en 7 días.

Duhalde fue presidente como parte de un acuerdo entre radicales y peronistas para que completara el mandato de De la Rúa sin embargo la masacre del Puente Pueyrredón con el asesinato de Kosteki  y Santillán genera tal movilización que obliga a anticipar las elecciones. En esas elecciones en que peronistas y radicales van con varios candidatos, producto de su fragmentación gana Menem (24%) y debe ir a segunda vuelta contra Néstor Kirchner (22%). Menem renuncia y asumirá Kirchner como presidente el 25 de Mayo.

La crisis de Estado se reflejaba en el popular “que se vayan todos” rechazando a todos los politiqueros y burócratas que no podía ni salir a la calle.

Kirchner tuvo como misión restaurar las ilusiones, la credibilidad en la democracia burguesa, apelando a todos los recursos a su alcance para cooptar a los movimientos de desocupados, a los sectores sindicales en conflicto, a los organismos de derechos humanos. Llevó adelante lo que Rodríguez Saa había enunciado en su breve presidencia. Habían comprobado que con la represión y los planes sociales no alcanzaba para contener el movimiento.

Kirchner venía de ser gobernador de la provincia de Santa Cruz y de haber apoyado la privatización/entrega de YPF.

Chocar con la estructura implantada especialmente desde el menemismo, reabrir las paritarias, ajustar el salario mínimo y las jubilaciones, lo hizo muy popular. Pero es necesario identificar con claridad el carácter de clase de su gobierno. Fue un gobierno burgués, que defendió la gran propiedad privada capitalista, que no fue afectada. Que hizo grandes negocios, que la “junto con plata” como decía Cristina Kirchner. También negoció la deuda externa que estaba en default y la pagó religiosamente, y canceló la deuda con el FMI. Destinó todos los excedentes de dividas del país a pagar esa deuda generosamente. Al final de su período las multinacionales, los terratenientes, los grandes capitalistas eran más poderosos que al principio.

Comenzó su gestión con la economía en un profundo pozo y tuvo un crecimiento prologando, como nunca antes, sin embargo ese crecimiento no terminó con la pobreza ni con el trabajo en negro, ni con los salarios por debajo de la canasta familiar.

No dio marcha atrás con todas las medidas neoliberales de Menem, no revirtió las provincializaciones en salud y educación, se consolidó la entrega de la cordillera a las mineras multinacionales.

Claro que tuvo roces y enfrentamientos con el imperialismo norteamericano, pero lo esencial es que respetó la gran propiedad y los negocios de las multinacionales, que se renegoció y pagó con creces la deuda externa.

Pactó con lo más podrido de la burocracia sindical. Mientras decía que no reprimía la protesta popular dejaba actuar a las patotas gangsteriles para enfrentar a los trabajadores, y así llegó el asesinato de Mariano Ferreyra.

Por eso no reivindicamos a Kirchner, lo caracterizamos por el papel concreto que le tocó jugar en la historia, como representante de una clase social y un movimiento político que han abandonado hasta en el discurso las banderas de independencia nacional, de terminar con la oligarquía.

27 Octubre 2020

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