Los femicidios son producto de la violencia estructural del sistema capitalista

Paro de las centrales sindicales para el 8 de Marzo

Durante el 2020, y lo que va del 2021 hubo movilizaciones masivas en todo el país reclamando justicia por las víctimas de femicidios, que en Argentina ocurren cada 20 horas. Frente a la ira que se desata en el movimiento popular, los gobiernos no sólo no dieron respuesta sino que además reprimieron.

A pesar que algunas organizaciones feministas, muchas filo peronistas, intentaron direccionar el movimiento a confiar en las instituciones burguesas (el Congreo), el movimiento de mujeres adoptó los métodos de acción directa para imponer sus demandas. Cada vez que no obtenían respuestas de parte de la justicia u otros organismos estatales, la ruptura se hacía más evidente. Hemos evidenciando que la violencia intrafamiliar no es un drama privado, por lo contrario, es un problema político y social.

El movimiento de mujeres no abandonó las calles, incluso en pandemia cuando el Gobierno Nacional y las organizaciones de mujeres afines al Gobierno nos decían “quedate en casa”. Condenando a mujeres y niños a convivir con sus violadores, violentos o potenciales asesinos. Fueron 230 las víctimas durante el asilamiento obligatorio en 2020, de ese porcentaje un 40% convivía con su victimario.

La violencia descargada sobre las mujeres es un problema estructural de la sociedad dividida en clases sociales, que se han apoyado en la esclavitud del hogar. La falta de vivienda, de trabajo, de jardines materno infantiles, los salarios que no cubren el costo de la canasta familiar son las bases materiales que agravan la opresión. El Gobierno nacional es incapaz de resolver estas demandas, porque es un gobierno burgués, es decir, que se apoya en la explotación del trabajo y en todas las formas de opresión.

No solo no puede impedir la violencia sino que es cómplice de ella. Sus campañas llamándonos a denunciar hechos de violencia son demagógicos porque no resuelven el drama que atravesamos. El Poder Judicial está para garantizar los intereses de la burguesía, defender la propiedad privada a costa de nuestra opresión y miseria. No es posible reformarlo con una perspectiva de género o elegir jueces mediante el voto, ni de ninguna otra forma. La consigna de reforma judicial es distractora e impotente. Es evidente la adaptación de las corrientes de izquierda en el FIT cuya máxima consigna llega a pedir más presupuesto, una ley o una comisión independiente. El mayor presupuesto se lo vamos a arrancar con la movilización y quizás hasta le podemos imponer una ley, pero si no atacamos las bases materiales de la opresión no hay forma de mejorar la situación de las mujeres oprimidas y de todos los oprimidos.

La lucha contra los asesinatos hacia las mujeres tiene que ser contra el régimen capitalista, allí se encuentra la raíz del problema. Las mujeres no podemos esperar los tiempos de la Justicia, sobrados son los casos de denuncias y perimetrales que no se cumplen. Discutamos los métodos de autodefensa en los sindicatos y en los barrios para responder colectivamente a los violadores, acosadores y asesinos. Tenemos que imponer nuestros reclamos a las centrales sindicales y convocar a un paro el 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora.

¡La justicia para las víctimas la imponemos en las calles!

ESTE 8 DE MARZO TE LLAMAMOS A MARCHAR CON EL POR, ES NECESARIO ORGANIZARNOS BAJO UNA PERSPECTIVA REVOLUCIONARIA EN DEFENSA PROPIA DE NUESTRAS VIDAS.

 

(nota de MASAS nº388)

 

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