Bolivia: La movilización de los productores de coca de los yungas paceños víctima de una brutal represión

Gobierno no logra contener la rebelión cocalera yungueña. Fracasa diálogo. Cocaleros resuelven continuar la lucha hasta que el gobierno cierre el mercado paralelo de Kalajahuira. Nuevamente fueron brutalmente reprimidos.

El gobierno no es lo suficientemente fuerte como para imponer su política reaccionaria al conjunto de la población.

El gobierno ha agotado todos los recursos para doblegar al movimiento cocalero de La Paz, los ha dividido fraguando otra directiva de ADEPCOCA con elementos afines al MAS; ha utilizado la represión legal encarcelando a sus dirigentes y, finalmente, ha desencadenado una brutal represión policial para acabar con el bloqueo de caminos y la entrega del local del mercado legal de la coca a sus parciales.

Sorprende la persistencia y la capacidad de lucha de estos compañeros que han decidido trasladar los enfrentamientos con la policía y el sector oficialista, desde los bloqueos de caminos a la ciudad de La Paz. La parte alta de Villa Fátima donde se encuentra la sede de ADEPCOCA y la sede de los transportistas San Cristóbal donde se ha instalado el mercado ilegal de la coca recientemente creado por el gobierno, se ha tornado en un escenario de enfrentamientos diarios. Los vecinos del barrio de Kalajahuira, donde se encuentra la sede de los transportistas, han decidido el cierre inmediato del local y la expulsión de los cocaleros masistas ocupantes porque están cansados por los daños producidos en la propiedad de los vecinos y la inseguridad reinante en el barrio debido a las explosiones de dinamita y las constantes gasificaciones.

Los otros sectores que han expresado su solidaridad con los cocaleros, como es el caso del magisterio urbano de La Paz, se encuentran limitados para participar efectivamente de las movilizaciones, no hay clases presenciales y los maestros de base no logran salir masivamente a las calles a pesar los esfuerzos que hacen sus dirigentes por el temor a la pandemia del COVID – 19.

Los esfuerzos que se hacen por generalizar la lucha cocalera con los otros sectores, por ejemplo, con los médicos, han sido vanos porque el gobierno ha logrado neutralizar a los galenos con maniobras distraccionistas y con amenazas de despidos y procesos penales contra sus dirigentes, precisamente porque se encuentran aislados. El problema está en que las rebeliones antimasistas en las ciudades se encuentran distorsionadas por las elecciones que se ha convertido en un obstáculo para las movilizaciones.

Podemos percibir con claridad que las masas que se rebelan contra el gobierno no logran superar la presión de la política democratizante de las capas altas de la clase media y siguen atrapadas por la ilusión de que, por la vía electoral, se puede superar el lastre de la política masista y encontrar soluciones efectivas a las consecuencias nefastas de la crisis económica y sanitaria.

Mientras subsista esta limitación en la conciencia de amplias capas de la población, aunque ya surgen señales de rechazo a la politiquería burguesa en su conjunto y el convencimiento de que la vía democrática no es el camino de la victoria, todo brote de rebelión como es el caso de los cocaleros y los médicos que se ven obligados a defender sus intereses materiales inmediatos, puede permanecer como lucha aislada. Puede ocurrir que se vean obligados a retroceder momentáneamente pero, muy pronto, volverán a arremeter cuando la situación se torne más favorable.

En la presente coyuntura política, no es correcto hablar de derrotas definitivas de los sectores que actualmente se están batiendo heroicamente contra el gobierno y se vean obligados a retroceder debido a su aislamiento, porque el gobierno no es lo suficientemente fuerte como para imponer su política reaccionaria, con la represión violenta o con la persecución judicial al conjunto de la población. Se percibe claramente que se está iniciando un período de ascenso de masas que puede tener proyecciones revolucionarias si el proletariado aparece en el escenario como dirección política de todos los oprimidos.

El partido revolucionario debe cumplir el papel de catalizador en la nueva situación política mostrando la perspectiva de acabar con el Estado burgués para construir un nuevo Estado de obreros, campesinos y de los amplios sectores de la clase media empobrecida.

 

(Nota de Masas nº 2645 – POR Bolivia)

 


Desde los Yungas: EN PUERTAS DE LA SEGUNDA VUELTA EN LAS ELECCIONES PARA LA GOBERNACIÓN DE LA PAZ EL GOBIERNO DEL M.A.S. SE DA UN TIRO EN LOS YUNGAS

Alberto Condorkanqui

La fracción de Elena Flores, respaldada por el gobierno del MAS y con la única base social de los carpeteros, que son los que obtuvieron licencias de comercialización de la hoja de coca en la gestión de Evo Morales al margen de ADEPCOCA, busca imponerse con la confianza de haber ganado las alcaldías en muchos municipios en los Yungas de La Paz. La victoria masista se dio pese a haber vivido, en gestión anterior, una dura represión con el encarcelamiento de los dirigentes de ADEPCOCA, muertes de productores de coca, en rechazo de la nueva Ley 906, que regula la producción, comercialización e industrialización de la hoja de coca en Bolivia, que en su esencia mantiene las mismas bases y principios de la Ley 1008, que penaliza la coca en Bolivia.

Hoy la dirigencia afín al gobierno del MAS, a pesar de no tener base social, mediante una resolución ministerial, apertura un nuevo mercado paralelo en el sector de Kalajahuira (Sindicato de Transportistas “1ro de Mayo”). Pretenden imponerse arguyendo que ellos son el sector legal de ADEPCOCA pese a más de 18 días de resistencia cocalera, con bloqueo de caminos, marchas de mujeres con cercos al mercado paralelo y con represión.. ¿Por qué esa intransigencia del gobierno del M.A.S. en su afán de controlar ADEPCOCA?, ¿cuál es su verdadero interés que no le preocupa ni sacrificar los votos para la segunda vuelta en favor de su candidato a la gobernación del señor Franklin Flores, en los Yungas de La Paz?

El sector de Elena Flores (MAS) parte de la idea de que la victoria en las elecciones nacionales y subnacionales, pese a la dura represión y persecución a los yungueños, significa que las bases cocaleras retornaron al redil del MAS y creen que su sector se fortaleció mayoritariamente. Por tal razón impulsan acciones para retomar el control de las instalaciones de ADEPCOCA. Detrás de ella está el gobierno al que le urge tener el control de la sede principal de los productores de la hoja de coca, porque necesita la firma del presidente de ADEPCOCA para remitir los informes de erradicación, comercialización y la cantidad de drogas incautadas en Bolivia, ante la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por su sigla en inglés) y el Tráfico Ilícito de Drogas (CONALTID), y así puedan recibir más recursos económicos para continuar con la política de erradicación de la hoja de coca y lucha contra el narcotráfico.

El presidente Arce Catacora, en el día de la inauguración de la erradicación de la hoja de coca en Bolivia, manifiesta que no habrá ni LIBRE CULTIVO, NI COCA CERO EN BOLIVIA. En esencia, a más de los 14 años de gobierno y pese a haber tenido a la cabeza un dirigente cocalero como presidente de Bolivia, se continua la misma política de erradicación de los cultivos de la hoja de coca, que se traduce en una política de sometimiento del país a la política antidrogas del imperialismo norteamericano y europeo y su afán de continuar con la lucha contra el narcotráfico es una muestra de que pese al discurso de que Bolivia es un país soberano, no se acabó la colonización, sigue siendo un país patio trasero de las transnacionales y que en los hechos el productor de coca sigue abandonado a su suerte, el libre cultivo es discursivo y que este doble discurso fortalece toda la corriente de antimasismo en los sectores de los Yungas de La Paz.

 

(Nota de Masas nº 2645 – POR Bolivia)

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