¡Viva la lucha de las masas colombianas! ¡Abajo el gobierno asesino y narcotraficante!

Colombia se enfrenta a un nuevo levantamiento obrero y popular. El país se ha convertido en una auténtica zona de guerra, con un enfrentamiento entre explotados y explotadores. La podredumbre de la burguesía semi-colonial se manifiesta en el preciso momento en que las masas miserables y oprimidas intervienen, y recurren a sus métodos de lucha, para defenderse de la violenta combinación de las crisis sanitaria y económica.

Desde hace 8 días, los colombianos se enfrentan a la brutal represión y a los métodos terroristas del Estado desatados por el gobierno de Iván Duque. Hasta ahora han muerto 19 personas, más de 800 han resultado heridas y 89 manifestantes han desaparecido. Así es como el gobierno dictatorial, paramilitar y narcotraficante pretende aplastar el levantamiento obrero y popular.

La revuelta fue provocada por la presentación de la llamada «Ley de Solidaridad Sustentable», que aumentaba en un 19% los impuestos sobre los servicios de agua, gas, electricidad, entre otros. Lo que supondría un aumento de entre el 39% y el 43% en los precios de los productos y servicios de consumo básico (café, azúcar, alimentos, gasolina, etc.). De este modo, descargaría todo el peso de la crisis sobre los obreros, campesinos, juventud oprimida y los pobres y miserables.

La insurgencia refleja las raíces de la violenta desigualdad y la concentración de la riqueza en manos de una ultraminoría. El desempleo afecta a casi el 20% de la población. La pobreza ha crecido, acercándose al 50%. Continúa la política de exterminio y terrorismo de Estado contra los dirigentes obreros, campesinos e indígenas.

El levantamiento de los oprimidos colombianos demuestra que las masas no pueden esperar en sus casas, observando la destrucción de sus derechos y condiciones de vida más básicos. La respuesta fue salir a las calles, furiosamente. Concluyendo en un levantamiento colectivo y nacional, impulsado por la crisis del capitalismo en descomposición. Una respuesta que llega en un momento en que la crisis sanitaria ha dado un salto adelante y la guerra comercial por las vacunas se ha intensificado. Respuesta al fracaso de la política burguesa de aislamiento social. Respuesta a la burguesía colombiana y al gobierno de Duque, servidores de los Estados Unidos, por poner al país completamente a merced de los monopolios que controlan las vacunas. Respuesta a la contrarreforma que sacrifica aún más la situación de vida de los trabajadores.

Se popularizó entre las masas la denuncia: «El gobierno es más peligroso que el virus». Significa que la narco-burguesía colombiana fue y es incapaz de detener los daños de la pandemia, y de proteger la vida de los pobres y miserables. Y ahora, está llevando a cabo una violenta contrarreforma que favorece a las grandes empresas monopolistas, y está descargando el peso de la crisis sanitaria y económica sobre los explotados.

La crisis política, los estragos de la pandemia, el avance de las contrarreformas, las masacres de luchadores y el intervencionismo imperialista han mostrado a los oprimidos el camino de la lucha. Han demostrado que están obligados a romper con la consigna burguesa de «quedarse en casa». Y que tomasen las calles, recurriendo a los métodos colectivos de acción directa de masas.  Fue así que le impusieron al gobierno, después de 4 días, la caída de la ley y del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla.

Así es cómo los explotados y demás oprimidos recurren instintivamente a sus propios medios de lucha, retomando los lazos de los levantamientos obreros y populares, que acecharon a la burguesía en 2019. El 1º de Mayo en Colombia, por lo tanto, se caracterizó por expresar las tendencias más profundas de los explotados, para intervenir en la crisis con sus reivindicaciones y formas de lucha. No hubo festejos, ni conmemoraciones vacías. Las masas enfurecidas irrumpieron en la situación política, y mostraron cómo los trabajadores buscan la manera de romper con los dictámenes de los gobiernos, y crear las condiciones para derrocar al gobierno asesino y narcotraficante.

Pero no se trata sólo de los avances en Colombia. Los explotados y oprimidos del continente se encuentran ante una disyuntiva: o rompen la parálisis y recurren a la lucha de clases, o seguirán sufriendo la destrucción completa de sus capacidades físicas y mentales. El levantamiento obrero y popular en Colombia es ciertamente un paso instintivo de las masas contra el capitalismo en descomposición, y la impotencia de la burguesía semicolonial para responder y satisfacer las necesidades más mínimas y urgentes de la existencia social.

Es en estas condiciones concretas donde se presenta la crisis de la dirección revolucionaria. El proletariado está presente en las luchas. Sin embargo, no tiene una dirección política que unifique las luchas, ayude a los combatientes a organizarse, y desarrolle la estrategia del gobierno obrero y campesino, de la revolución proletaria. El levantamiento está creando condiciones favorables para que la vanguardia con conciencia de clase trabaje para cavar las trincheras de la independencia de clase, la lucha antiimperialista y la lucha contra el capitalismo.

La vanguardia latinoamericana está obligada a sacar las conclusiones políticas de la convulsiva situación de Colombia. La primera es que hay que romper la parálisis y retomar el camino de la acción colectiva. La segunda es que debemos levantar la bandera de un programa de emergencia para los explotados. Tercero, que en nuestros países tenemos la tarea de defender el movimiento de las masas colombianas siguiendo su ejemplo. En cuarto lugar, que las condiciones para constituir el frente único antiimperialista han madurado. En quinto lugar, que las contrarreformas sólo pueden ser derrotadas mediante la lucha de clases. Sexto, que es imperativo desarrollar entre las masas la estrategia del gobierno obrero y campesino, la expresión gubernamental de la dictadura del proletariado.

La tarea inmediata de la vanguardia en Brasil es romper la camisa de fuerza de la política de conciliación de clases de las direcciones sindicales y populares. No se trata de limitarse a la denuncia y prestar solidaridad verbal con las masas colombianas. Estamos ante la tarea de organizar inmediatamente, en nuestro país, una Jornada Nacional de Lucha, basada en el programa de emergencia de los explotados. Esto exige romper la pasividad de los sindicatos, convocar asambleas generales y reforzar la acción instintiva de las masas. El internacionalismo proletario exige, a la vanguardia con conciencia de clase, estar a la altura de las tareas que plantea la historia, y luchar contra el capitalismo podrido con el programa, las banderas y los métodos históricos del proletariado.

¡Abajo el gobierno de Duque!

¡Tribunales populares para juzgar todos los crímenes de la burguesía contra las masas oprimidas!

¡Toda la solidaridad con la lucha de las masas colombianas!

¡Responder a la disgregación del capitalismo con el programa y la bandera de la revolución proletaria!

 

Declaración del Partido Obrero Revolucionario

05 de mayo de 2021

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