¡Ya salió «Los revolucionarios en los parlamentos burgueses»!

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Extractos del Prólogo de la Edición

Partimos de caracterizar a las elecciones y los parlamentos como instituciones del orden existente, que buscan legitimar la democracia burguesa y ocultar su verdadero carácter de dictadura del capital. La democracia burguesa necesita las más de las veces de estas instituciones a fin de engañar a los oprimidos, embelleciendo su dominación. Ni duda cabe que este engaño rinde sus frutos a la hora de encauzar el descontento que pueda surgir en su propio seno. Así vemos que está dispuesta a ceder asientos parlamentarios, integrando a todos los que dicen ser sus opositores, incluso desde el “marxismo” a una leal lucha en los recintos burgueses, dando la imagen que todo puede resolverse, aun con sus diferencias aparentemente irreconciliables, desde las cuatro paredes de ese antro repulsivo.

Actuando de esta manera, mediante estos mecanismos, la clase dominante garantiza mantener inalterada la fuente de su dominación: la inmaculada gran propiedad privada burguesa. Sucede así porque los cambios que puedan ser operados en la superestructura de la sociedad como la justicia, el Parlamento, la Constitución, las fuerzas represivas, entre otras, no tienen cómo modificar la estructura económica sobre la que descansa el régimen capitalista de explotación.

La delimitación política no solo frente a la burguesía, sino también frente a los revisionistas del marxismo, exigió al POR elaborar todo un basamento teórico que hoy resulta indudablemente patrimonio del marxismo. La cuestión electoral fue abordada con el método del materialismo dialéctico, es decir el Partido se vio en la obligación de hacer ciencia: estudiar, analizar, actuar, incorporar su experiencia y volver a formular, precisando más y más su política.

La obra que presentamos a continuación se pone un objetivo pretencioso pero irremplazable. Por un lado cumplir con su deber militante de formular abiertamente sus ideas y por el otro profundizar sus investigaciones y análisis, que ya es toda una tradición en las diferentes secciones del POR. Así busca incansablemente asimilar de manera científica la experiencia revolucionaria de los que nos precedieron en la enorme tarea de terminar con toda forma de explotación, para conquistar la sociedad sin clases, sin explotados ni explotadores. Ese es el deber elemental de todo revolucionario.

Un manto de oscuridad se ha tendido históricamente sobre la experiencia parlamentaria de los revolucionarios. Los escasos materiales accesibles son de mala calidad, metodológicamente defectuosos, tediosas repeticiones sin respaldo y difícilmente digeribles para extraer alguna conclusión política. Las más de las veces no pasan de ser imprecisas crónicas, o interpretaciones antojadizas de algún que otro articulito desligado de su contexto general. Lo esencial permanece sin análisis, o se oculta concienzudamente.

Como señaláramos más arriba, del conjunto de documentos que presentamos a continuación hacemos hincapié muy especialmente en el referido a la actuación revolucionaria del Partido de Lenin. No significa de ningún modo desmerecer al resto, de una importancia política superlativos, sino todo lo contrario. La experiencia de los bolcheviques en buena parte concentra la gran mayoría de los problemas que le aparecerán a los marxistas a lo largo de su historia. He allí lo trascendental de su estudio pormenorizado.

El POR es enemigo de renunciar a la intervención electoral. Más bien la utiliza para sus fines -para los fines revolucionarios- que son los de propagandizar su programa y politizar a las masas, desenmascarando el contenido de clase del proceso electoral. El POR interviene en todas y cada una de las elecciones, con o sin candidatos, ayudando a evitar que las masas sean arrastradas por el democratismo, que se les embriague con ilusiones electoralistas.

La actuación del Partido en el Bloque Minero Parlamentario de Bolivia en 1947 bajo la directa participación y dirección del camarada Guillermo Lora, reseñada en el presente trabajo, ofrecerá al lector un ejemplo contundente de intervención revolucionaria. Se verá con exactitud que la intervención en las instituciones de la burguesía de los trotskistas bolivianos no estaban suspendidas en el aire, sino que tenían tras de sí el enorme antecedente de los bolcheviques, a los que supieron honrar con su actividad.

Incluimos en la presente edición el documento encargado al CC por nuestro V Congreso, producto de la lucha contra las tendencias internas que consideraban que el eje de nuestra política debía ser la legalización del partido.

El POR marcha en completa soledad respecto a la comprensión de estas cuestiones. Esta cruda pero justa apreciación implica una enorme responsabilidad para los revolucionarios. Lamentablemente valiosísimos activistas, simpatizantes, militantes y compañeros que se reivindican de la clase obrera, terminan sumergidos en el pantano electoralista por las mismas prácticas democratizantes de la politiquería burguesa.

Enorme energía militante es malgastada en buscar conquistar alguna banca parlamentaria a como dé lugar, sin importar a través de qué métodos, bajo qué política o con qué engaño poder hacerlo. Así vemos que intencionadamente las direcciones de esas organizaciones relegan al ostracismo la historia del Partido Bolchevique; del Bloque Minero Parlamentario; de los chilenos Hidalgo y Zapata; o de los cuatro primeros congresos de la Internacional Comunista. Es decir guardan bajo 7 llaves las mejores tradiciones de la clase obrera sobre la intervención parlamentaria.

Como dijimos la cuestión electoral -como toda táctica- se desprende de la estrategia que un Partido levanta. Para los revolucionarios la táctica electoral no puede más que subordinarse a la estrategia de la revolución y dictadura proletarias, y no a la obtención de personería legal o una banca parlamentaria en el mejor de los casos.

La naturaleza del problema es, entonces, al revés de cómo la plantean los revisionistas. El interés de conquistar la legalidad o incluso un diputado está supeditado a una cuestión estratégica. Estos objetivos sirven para facilitar un mejor trabajo en la destrucción de todas y cada una de las ilusiones democráticas y constitucionalistas, jamás en alimentarlas. Batallamos para llegar a la tribuna parlamentaria para exponer abiertamente la necesidad inaplazable de luchar contra la democracia burguesa, contra sus instituciones y contra sus engaños. Batallamos para concentrar todas nuestras energías en organizar la lucha de las masas, bajo la dirección política del proletariado, para la conquista del poder. A ello debemos supeditar la cuestión electoral.

No podemos dejar de tener la convicción y la completa certeza de estar ofreciendo un material completísimo para formarse una idea de lo que es la política marxista respecto a la cuestión electoral, no conformándonos con ofrecer solo una parte de las experiencias sino una variada gama en distintas épocas y distintas latitudes. Ofrecemos, por todo esto, un enorme material político, de elaboración casi totalmente novedosa, que tendrá que servir a futuras camadas de militantes para iniciar un combate programático, sabiendo y conociendo con mucha mayor precisión, cuál fue el pensamiento de los marxistas que nos precedieron y cómo ha llegado el POR a esta posición política.

 

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