Anulá tu voto con el programa revolucionario de la clase obrera

Intervenimos en la campaña electoral para decir que no se puede vivir más así, que es necesario terminar con esta situación de una vez por todas, y que sólo será posible con una verdadera rebelión popular, nunca votando.

Lo primero que debe decirse en la campaña electoral es que el capitalismo no puede ser reformado, que la burguesía agrava día tras día las condiciones de vida y de trabajo, sea bajo formas democráticas o dictatoriales, que quiere arrancar todos los derechos que nos quedan, quiere más ajuste, quiere más libertad para agigantar sus ganancias, que paguemos todas las deudas, que no se retroceda en el saqueo que han hecho del país.

Debe decirse que el capitalismo nos empuja a la barbarie aquí y en todo el mundo. Que es un sistema putrefacto, agotado y que todas las instituciones del Estado expresan esa descomposición, por lo tanto no hay que alentar ninguna ilusión en ellas. Todos los partidos que defienden el orden capitalista son impotentes para ofrecer alguna salida, ya conocemos todas sus recetas, todos sus versos y promesas, todos nos han gobernado. Y también son impotentes las izquierdas que no muestran esta realidad, que se terminan sometiendo a este orden.

Partimos de mostrar esta cruda realidad para reafirmar que la solución está en nuestras propias manos, en nuestra organización y en los métodos de acción directa de masas. Y que para esto se debe conquistar la independencia política, luchar por el propio poder para la mayoría. Dejar de seguir a cualquier corriente patronal y dejar de confiar en la legalidad burguesa.

La lucha por terminar con la desocupación de millones de trabajadores, con la pobreza, con la carestía infernal, para prepararnos para enfrentar la crisis sanitaria, depende de nuestra lucha y no de cuántos diputados haya en el congreso.

El Congreso y la Justicia son incapaces de empezar a resolver nuestros problemas, porque expresan los intereses de la minoría capitalista que nos explota y saquea. Para eso están. Son instituciones de la dictadura del capital, no representan la voluntad de la mayoría sino de la minoría que tiene el poder real, de los que mandan.

Nos quieren hacer creer que nuestro voto vale, que con nuestro voto decidimos. Es una ficción, en realidad todos ellos se someten al poder de un puñado de capitalistas, no a nuestros intereses y necesidades. Aunque tengan diferencias y enfrentamientos entre ellos, en lo esencial están de acuerdo

Rechazamos toda idea de votar al “menos malo”, o que quieran asustarnos con el peligro de que seremos “Venezuela” o el cuento del “lobo feroz”, o el llamado “voto castigo”. No existe voto útil.

El período electoral se inauguró en julio. Meses de campaña electoral y sin embargo, como anticipábamos, no se conoce cuál es la respuesta de cada candidato o lista a la pobreza, la desocupación y la inflación, ni cuál es el balance de la miserable política sanitaria que impulsaba cada uno.

Discursos ambiguos, de extrema superficialidad. El oficialismo, golpeado por el resultado electoral en las PASO culpa a las pandemias, hace algunas concesiones de urgencia, dice que se está reactivando la economía y promete que el futuro será mejor, mientras alerta sobre el peligro de que los peores vuelvan a ganar. La oposición hace responsable al gobierno de todos los males y reclama el voto para volver a hacer lo que hicieron durante 4 años.

El oficialismo ya ha tenido mayoría en el Congreso, ¿para qué sirvió? Quieren hacer creer que es fundamental la cantidad de diputados y cuando los tienen inventan alguna excusa para decirnos todo el tiempo “no se puede”. Así como el Congreso fue incapaz de detener el endeudamiento fraudulento del país, ahora votará el acuerdo a que se llegue con el FMI para hacernos pagar esa deuda que fugaron. Y votarán los presupuestos con los ajustes que garanticen los objetivos comprometidos con el FMI.

Con la campaña electoral, votando, se pretende ocultar el poder de la movilización popular, de las medidas de acción directa, de la huelga general, para imponer los reclamos urgentes. Y que esta es la única vía. ¡Minga que votando legisladores vamos a resolver la desocupación, la pobreza y los salarios miserables! ¡A otro con ese cuento!

La izquierda electoralista no dice nada de esto. Los revolucionarios intervenimos en las elecciones para desenmascarar al Congreso, las elecciones y la dictadura del capital, para ayudar a las masas a hacerse conscientes de todas estas cuestiones que son esenciales. No se trata de sacar más votos, ni tener más diputados, ni tercera fuerza. Los revolucionarios queremos expresar la fuerza de la mayoría, de las masas oprimidas, contra la minoría capitalista que es dueña de los grandes medios de producción y que paga las campañas electorales y sostiene los grandes medios de comunicación para envenenar la consciencia de la mayoría.

Es necesario entender que la nacionalización de la banca y el comercio exterior, el desconocimiento y no pago de toda la deuda externa, la nacionalización de la minería, de los hidrocarburos, de las empresas vitales que fueron privatizadas, la recuperación de los puertos y los ríos, la industrialización del país, terminar con la oligarquía terrateniente, etc. sólo será obra de la clase obrera acaudillando a la mayoría oprimida. La burguesía y sus partidos no sólo no llevarán adelante estas tareas imprescindibles para desbloquear las fuerzas productivas sino que las rechazan abiertamente. Los partidos patronales (¡todos!) no quieren terminar con las conquistas neoliberales contra la nación.

Las masas luchan en varios países para hacer frente al desastre que se vive y en todas partes intentan desviarlas hacia la confianza en las elecciones, los congresos, en constituyentes, en gobiernos que prometen distribuir mejor, para llevarlas a una nueva frustración. En todas partes aparece la dificultad para que esas luchas encuentren su dirección revolucionaria que las impulse a confiar exclusivamente en sus propias fuerzas, en su propia organización, en su propio poder político: la dictadura del proletariado, el gobierno obrero-campesino (de todos los oprimidos de la ciudad y el campo), destruyendo la dictadura del capital por medio de la revolución social.

Desde el POR trabajamos en esa perspectiva. Ayudando a politizar a las masas. Llamamos a anular el voto con estas ideas porque ningún candidato, frente o lista expresa la política de la clase obrera. Queremos dar este contenido político a los millones que votaron nulo, en blanco o que rechazaron masivamente ir a votar.

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