Masas n°342 [Julio 2018]
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Editorial
La continuidad del Gobierno de Macri profundizará los desastres que ha ocasionado en la economía.
El gobierno antinacional de Macri expone gravemente al país ante la guerra comercial cada vez más intensa entre las principales potencias. Sus consecuencias ya se perciben con la suba de las tasas de interés, la fuga de capitales, las devaluaciones de las monedas, el cierre de los mercados.
A contramano de las tendencias mundiales, Macri incrementa el endeudamiento en dólares con sus costosos intereses, dólares que el país no emite ni produce. Muy por el contrario, la balanza comercial es fuertemente negativa y miles de millones se fugan. Las reservas del Banco Central han caído fuertemente en los últimos dos meses.
El Gobierno atraviesa una fuerte crisis. Ha fracasado completamente en sus políticas, llevando la economía otra vez a una inflación por encima del 30% destruyendo el poder adquisitivo de la gran mayoría, metiendo tarifazos insoportables, permanentes, provocando una mayor recesión, con tasas de interés por las nubes y ajustes que significarán el despido de decenas de miles de trabajadores y fuerte retroceso en las condiciones de vida de la población.
Macri dice reconocer que ha cometido errores, pero no dice cuáles son, y al mismo tiempo confirma que mantendrá el rumbo. Su plan fracasó y no tiene alternativa.
El nefasto acuerdo con el FMI hundirá más aun la economía. Acuerdo negociado en secreto, delegándole el poder de decisión sobre cuestiones estratégicas. Nadie los votó, pero ellos son los que tienen el poder de decisión. Lo presentan como una salvación, en realidad es mayor sometimiento y entrega.
Los recortes presupuestarios alcanzan a cientos de miles de millones de pesos, que se descargan sobre la población. Se reducen presupuestos, se despide empleados estatales, se para la obra pública, al mismo tiempo que se dejará libre la cotización del dólar que como sabemos arrastra a todos los precios de la economía.
Los miles de millones que ya ingresaron del préstamo del FMI se fueron en la timba financiera, sirvieron para la fuga masiva de dólares ante la desconfianza en el Gobierno por parte de sus mejores amigos.
El Gobierno ha tenido que reconocer que la inflación será más del doble de lo que pronosticó en Diciembre pasado -cuando corrigió la meta del presupuesto 2018, del 10% anual-. Ha decidido reabrir paritarias de los privados para permitir un ajuste del 25%, manteniendo su pretensión de reducir los salarios reales en más del 5% este año. Para los trabajadores estatales ni eso.
Ya conocemos en carne propia las consecuencias de los anteriores acuerdos con el FMI. Como los que están sufriendo en Haití y Jordania. Y ayer no más en Grecia y Túnez.
El mes pasado en Jordania cayó el Primer Ministro debido a las protestas populares y la huelga general contra las consecuencias de las medidas del FMI. El Rey se vio obligado a reformular las reformas fiscales para contener las huelgas y movilizaciones.
En los últimos días se han producido movilizaciones radicalizadas, huelga general y duros enfrentamientos con el Gobierno de Haití, que debió dar marcha atrás con el gasolinazo ordenado por el FMI.
Grecia lleva 8 años de durísimos ajustes y “rescates” que han provocado un retroceso terrible en las condiciones de vida de la población y acelerado la entrega de gran parte del patrimonio nacional.
En Túnez se han multiplicado las movilizaciones desde principios de año contra las políticas de suba de impuestos y precios como consecuencia de las orientaciones del FMI.
En nuestro país cientos de miles se movilizan una y otra vez pasando por encima de las direcciones políticas y sindicales. El paro general del 25 de Junio ha sido extraordinario por su contundencia, impuesto a la CGT desde las bases. Esta rebelión contra el Gobierno y el FMI expresa la necesidad de terminar ya con este estado de cosas. No hay que esperar a ninguna elección. Darle más tiempo a este Gobierno agotado agravará notablemente la situación general, con más hambre, desocupación, precarización y miseria.
Sólo la clase obrera con sus propios métodos de lucha, con su propia política, puede encabezar esta rebelión para terminar de una vez con este régimen autoritario que solo beneficia a exportadores, a los bancos y la oligarquía terrateniente.
¡Fuera el FMI! desconocimiento de la deuda externa y los acuerdos firmados.
¡Debemos pararle la mano ya mismo! Paro activo nacional de 36 horas y plan de lucha hasta terminar de una vez con esta política de entrega, saqueo y corrupción.