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Argentina país capitalista atrasado, semicolonial, parte de la economía mundial

 

El capitalismo ha desarrollado las fuerzas productivas a nivel internacional integrando todas las economías nacionales en un todo superior que es la economía mundial. Ha llevado hasta su máximo punto la separación entre los medios de producción (en manos de la burguesía) y la fuerza de trabajo (la clase obrera). Hay un puñado de naciones (las potencias) que saquean al resto (países oprimidos). El capital, a través de los países opresores, se ha dividido el mundo para explotarlo. La primera Guerra Mundial marcó el fi n de la etapa de desarrollo del capitalismo y la entrada en su fase imperialista, de decadencia y descomposición.

 

La Argentina es un país capitalista atrasado, incorporado a la economía mundial como productor de materias primas. La burguesía en Argentina fue y es incapaz de llevar adelante las tareas democráticas de soberanía nacional e industrialización. La clase dominante ha estado desde siempre ligada al imperialismo, por lo que es incapaz de romper con él, determinando así el carácter semicolonial del país, es decir, que aunque formalmente tengamos un gobierno “propio”, en realidad son las multinacionales las que gobiernan.

 

Las fuerzas productivas han llegado al máximo que pueden desarrollarse bajo las relaciones capitalistas. El carácter social de la producción entra en contradicción con la apropiación individual. La economía mundial choca con las fronteras nacionales. La anarquía de la producción capitalista que busca escapar a la caída de la tasa de ganancia se contrapone a la necesidad de planifi cación colectiva de la producción. La crisis mundial y la destrucción de fuerzas productivas (desocupación, guerras, cierre de fábricas, violencia, trata) son expresiones del agotamiento del sistema y del rumbo hacia la barbarie.

 

La economía mundial de conjunto está madura para la revolución socialista. La clase obrera es una clase internacional que tiene la tarea histórica de acabar con la burguesía expropiando y colectivizando los medios de producción. La revolución es internacional por su contenido, pero nacional por su forma. En los países atrasados como la Argentina, de economía desigual y combinada, la clase obrera, aunque no sea la mayoría de la población debe dirigir al conjunto de las clases oprimidas con su programa revolucionario para tomar el poder. Esto es el frente único antiimperialista, la unidad de la nación oprimida para derrotar la opresión imperialista, expropiando a las multinacionales que dominan nuestra economía.

 

Qué es la educación desde el punto de vista marxista

 

El ser humano antes que nada come y para cubrir sus necesidades contrae determinadas relaciones de producción acorde al desarrollo de las fuerzas productivas (máquinas, ciencia, técnica y formas de producción) alcanzado por la sociedad; esto es lo que el marxismo denomina estructura económica. Sobre la base de esta estructura económica se desarrollan una serie de instituciones, leyes, auxiliares al proceso productivo, para poder garantizar su reproducción; esto es la superestructura. La educación es parte de la superestructura de la sociedad y como tal los cambios en la misma estarán sujetos a los cambios en la estructura económica.

 

El desarrollo del capitalismo lleva a la burguesía en un primer momento a impulsar una serie de transformaciones en la educación, principalmente separarla de la Iglesia por la necesidad de su carácter científi co y garantizar desde el Estado la formación básica de la población para que esté capacitada para trabajar en la industria que crecía y exigía mano de obra. Para la burguesía el rol que juega la educación básica y media es el de la formación de la fuerza de trabajo, es decir garantizar que los obreros salgan de la escuela con los conocimientos básicos necesarios para hacer funcionar las máquinas en las industrias y adoctrinarlos para que sean sumisos y disciplinados ante este sistema.

 

Hoy bajo el imperialismo vemos cómo la burguesía va negando sus propias conquistas, la creciente concentración de la producción, incremento de la productividad y la tendencia a la baja en la tasa de ganancia generan un crecimiento de la población desocupada. La necesidad de formar a la mano de obra dejó de ser una prioridad para la burguesía, que lo que necesita es una élite superespecializada y una mayoría de obreros flexibilizados Hoy el capital financiero ordena a los Estados reducir el gasto en educación, dar paso a otras formas de financiamiento (privatización) y utilizar el dinero para pagar deuda externa, fortalecer el aparato represivo y evitar que los oprimidos se levanten.

 

El desarrollo de las fuerzas productivas exige la formación de un hombre íntegro, capaz de desenvolverse en todas las ramas de la producción, en el trabajo manual e intelectual, en la producción, en la administración y en la distribución. Sin embargo el capital es incapaz de resolver esta contradicción. Mientras la sociedad esté dividida en clases sociales antagónicas, mientras permanezca la separación de los medios de producción de la fuerza de trabajo, la educación está condenada a formar hombres superespecializados. La formación de personas íntegras que exige el desarrollo de las fuerzas productivas solo podrá darse en una nueva sociedad, que sea una herramienta que ayude al hombre a conocer la realidad, integrando el trabajo manual e intelectual en la producción social. Para enfrentar la crisis de la educación actual es preciso luchar hoy por la nueva educación, que es parte de la lucha por la revolución.

 

Cómo se desarrolló la educación en Argentina

 

Surgimiento de las educación básica y media enArgentina (Ley 1420)

La educación en Argentina nace ligada a los procesos de colonización con el objetivo de “adoctrinar” a los pueblos originarios para garantizar el dominio de la metrópoli y el saqueo correspondiente. Es así que en sus inicios se encuentra en manos de la Iglesia.

 

A fines del siglo XIX representantes ideológicos de una burguesía liberal comienzan a impulsar en Argentina las reformas que se venían realizando en los países más desarrollados desde el punto de vista capitalista, copiando principalmente a Inglaterra y Estados Unidos. Es así que, marcado por la aplicación de la ley 1420, se fomenta la formación de la escuela Laica y Estatal, en un afán de formar una clase obrera calificada y disciplinada para consolidar un “país capitalista en serio”. Esto permite un desarrollo importante de la educación básica logrando prácticamente erradicar el analfabetismo, que era un objetivo central de la burguesía en aquella época; sin embargo esto no encuentra un desarrollo industrial, ni una clase capaz de impulsarlo.

 

Educación a lo largo del ciclo nacionalista: surgimiento de escuelas técnicas e inicios del proceso de privatización

Los primeros años después de la aplicación de la ley 1420 se ven importantes avances en la educación y en paralelo intentos de sectores de la burguesía de impulsar un desarrollo capitalista del país (crecimiento de industria liviana que sustituye importaciones, surgimiento de YPF). Llegando a su auge durante el peronismo, donde el desarrollo industrial impulsó la aparición de escuelas técnicas que permitieron garantizar la mano de obra calificada que exigían las empresas. Sin embargo este proceso mostró sus limitaciones y la educación estatal y gratuita comenzó a estancarse, mientras la educación primaria privada que venía descendiendo del 27% en 1894 al 7% en 1940 comenzó a crecer a partir de ese año sin parar, en el año 2015 ya superaba el 29% a nivel de todo el país. Este proceso es desigual en relación a cada nivel y según las provincias. En nivel inicial la educación privada representa el 34% del total, y en la Ciudad de Buenos Aires alrededor del 50% de la matrícula general es privada.

 

Educación después de la dictadura: profundización de la “Reforma educativa”

El ciclo nacionalista termina con la burguesía argentina alineada con el imperialismo para frenar cualquier intento de levantamiento de la clase obrera. Es así que en el marco del Plan Cóndor se lleva adelante la dictadura del 76’ que abre las puertas a la implementación de todas las medidas orientadas por el imperialismo iniciando un proceso de desindustrialización que trae consigo un proceso de desmantelamiento de las escuelas técnicas. Uno de los ejes centrales de la reforma fue acabar con el carácter nacional de la educación. En 1978 se traspasan las escuelas primarias en manos del Estado nacional a las provincias.

 

Bajo los gobiernos “democráticos” se profundiza el proceso de destrucción de la escuela pública y fomento a la educación privada con la implementación de la “Reforma educativa”. A pesar de la retórica kirchnerista, la realidad es que bajo sus gobiernos continuó avanzando la reforma. Si bien se vieron obligados a dar marcha atrás con algunos aspectos, como implementar una parte de financiamiento nacional por ley, desarrollaron otros, como la destrucción del concepto de presupuesto cambiándolo por financiamiento a través de planes, que siempre vienen con condiciones. Bajo sus mandatos creció como nunca antes la educación privada, abarcando el 70% del crecimiento de la matrícula.

 

Los ejes de la Reforma Educativa, que han sostenido todos los gobiernos burgueses, sin excepción, son:

 

Descentralización. El objetivo general de la reforma es reducir el gasto estatal y la descentralización en manos de ella simplemente tiene ese objetivo. Significa que el presupuesto y las tareas administrativas pasen a cada provincia, logrando con esto fragmentar la lucha por presupuesto y abrir en cada provincia el paso para distintas formas de financiamiento, distintos acuerdos salariales para docentes, etc. Esto significa trasladar las desigualdades de riqueza entre las provincias a desigualdad en las escuelas.

 

La Ley de Financiamiento sancionada en diciembre de 2005 es una continuidad de la descentralización, se limitó a establecer por ley la proporción del presupuesto consolidado (Nación + provincias) que corresponde a cada parte para alcanzar la meta del 6% del PBI. Entre el 2006 y el 2015 la parte del presupuesto total de educación que correspondió al Estado Nacional osciló entre el 28 y el 30%. La distribución del financiamiento del Estado Nacional vino acompañado de los criterios de calidad impuestos por los organismos imperialistas y a cambio de que apliquen las reformas que recomiendan.

 

El Estado Nacional conserva el control de los rasgos principales del plan de estudios. Esto muestra que sin importar cuán destruida esté la educación estatal, no pierde el carácter de clase. La burguesía debe garantizar el control ideológico de los estudiantes para formar personas sumisas y obedientes.

 

Privatización. Se da el paso a buscar fuentes alternativas de financiamiento para la educación, principalmente del bolsillo de las familias de los estudiantes a través de las cooperadoras (recursos externos) y el desarrollo de escuelas privadas aranceladas. Que el 64% de las escuelas reciban subsidio estatal muestra el interés de los gobiernos en potenciar este proceso.

 

La privatización de la educación crece sobre la base de la destrucción de la escuela pública. Las restricciones al ingreso a carrera docente y el desarrollo de escuelas privadas expresan un avance en la destrucción del convenio colectivo de los trabajadores de la educación.

 

Modificación de planes de estudio. La burguesía en un primer momento necesitó garantizar una clase obrera formada y calificada. Durante el proceso de industrialización en Argentina esto se vio correspondido con un desarrollo de escuelas técnicas, hoy vivimos no sólo el desaliento de estas escuelas, sino también un ataque a los contenidos y a la formación de las pocas escuelas existentes. Las reformas en los planes de estudio impulsadas por la reforma educativa del imperialismo fomentan la superespecialización, a partir de criterios de eficiencia se busca que los estudiantes sólo se formen un aspecto técnico cada vez más específico negando la posibilidad de que el mismo conozca el proceso en su conjunto. La educación que impulsa la burguesía destruye al hombre transformándolo en una pieza más de la máquina.

 

Precarización Laboral. Hoy en gran cantidad de provincias se ha impuesto el financiamiento a través de proyectos y el monotributo para los docentes. Se busca avanzar más aún atacando el Estatuto Docente (nuestro convenio colectivo), eliminando las Juntas de Clasificación Docente para que sea el ejecutivo el que defina nuestros puntajes y listados. Decenas de miles de docentes estamos interinos o por contrato. Está al orden del día defender las conquistas del Estatuto Docente.

 

Las tareas democráticas y defensa de la educación pública pasan a manos del proletariado.

La burguesía viene demostrando su incapacidad para desarrollar al país y en consecuencia garantizar un acceso de la población a la educación, la educación se hace cada vez más restrictiva y los conocimientos que se da a los estudiantes cada vez más limitados. Resolver tareas democráticas como el acceso de toda la población a la educación, condiciones laborales para todos los docentes y una educación que no deforme a los educandos hoy exigen la planificación de la economía. La clase obrera tomara en sus manos las tareas de:

 

Poner en pie un sistema único de educación estatal a través de la estatización de toda la educación privada y su incorporación a un sistema único de educación estatal y gratuita. Donde podamos defender todas nuestras conquistas en un único convenio colectivo. El sistema único de educación y la defensa del estatuto docente sientan las bases para planificar el reparto de las horas de trabajo para todos los docentes del listado, con un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar para una jornada simple y la escala móvil de salarios (ajustado mes a mes según la inflación real) de acuerdo al puntaje.

 

Frenar la destrucción de la educación pública defendiendo las conquistas de la educación y la formación que hoy se da en las escuelas técnicas. Pero para el proletariado esto no puede quedarse ahí, la tarea democrática se transforma en socialista, debemos impulsar una educación que deje de destruir al hombre, deje de superespecializarlo. La defensa de la educación pública significa impulsar una formación integral del hombre sobre la base de la unidad de teoría y práctica en la producción social, donde los educandos pasen parte de la jornada en la escuela y parte en la producción social, una formación politécnica que permita a los estudiantes y docentes conocer en su integridad el procesos productivo a través de la rotación en distintas ramas de la producción.

 

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