LA CRISIS MUNDIAL SE AGRAVA POR EL CORONAVIRUS Y LA CAÍDA DEL PRECIO DEL PETRÓLEO

La caída de las bolsas, de las acciones, de los bonos, del precio de los commodities, pone en evidencia la profunda crisis mundial del capitalismo que no logra cerrar el estallido de 2008/2009.

 

El coronavirus viene a mostrar toda la fragilidad de la economía capitalista y la desesperación de los gobiernos por sostener a los “mercados” antes que resolver los problemas sanitarios de la población.

 

La economía mundial ya estaba frenada, por la crisis, que se potenció por la guerra comercial y las medidas que tomaron en las últimas semanas. EEUU tomó medidas extraordinarias para mantener la actividad económica desde antes del fenómeno del coronavirus.

 

Si esta crisis no explotaba por el coronavirus o el petróleo podía estallar por la burbuja de la deuda gigantesca, por el default de países que no pueden seguir pagando su deuda externa, o cualquier otro motivo. La economía mundial está estancada y la tendencia es a que se acentúe esta situación.

 

Este cuadro de recesión económica mundial es el que genera una sobreoferta de petróleo que no puede ser regulada por los países productores, porque no hay acuerdo entre ellos para reducir su producción y mantener el precio (Rusia, EE.UU. y Arabia Saudita). La brusca caída del precio del petróleo que hacía casi 30 años que no ocurría arrastró los precios de otros commodities, de las acciones, de las monedas, etc. El acuerdo establecido en 2017 por la Opep ya limitaba la producción para mantener los precios, mientras crecía la producción en EE.UU.

 

La brusca caída del precio puede perjudicar a EE.UU. porque fue sobre la base del fracking que pudo convertirse en el principal productor, y este tipo de explotación tiene un costo más elevado. Pero con seguridad perjudica más a aquellos países semicoloniales que dependen fuertemente de la exportación de petróleo y otras materias primas para sostener sus economías.

 

Las petroleras multinacionales establecen cuáles son sus prioridades, dónde producen, desde dónde exportan, dónde extraen la mayor rentabilidad. Nuestros países no pueden quedar presos de las decisiones de las multinacionales, toda la explotación hidrocarburífera debe ser estatizada, sin pago, bajo control obrero colectivo. Para poder tener plena soberanía sobre todos nuestros recursos

 

El problema de los problemas no es el coronavirus. Es la descomposición capitalista, su incapacidad para salir de la profunda crisis en que se encuentra, en la contradicción fundamental entre el alto grado alcanzado por el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción basadas en la propiedad privada de los grandes medios de producción cada vez más concentrada, en la globalización de esas fuerzas productivas que chocan con las fronteras nacionales. Ahí está la base del empobrecimiento general de la población, de la desocupación, de la miseria, el hambre, las migraciones. En estas condiciones cualquier epidemia causa estragos en la población, sea el coronavirus, el dengue o el sarampión.

 

Es necesario exigir a los Estados que garanticen un servicio de salud universal, gratuito y el incremento de los recursos necesarios para atender a los enfermos y prevenir la amenaza del corona virus y otras enfermedades.

 

La extrema difi cultad de las potencias para superar la crisis abierta en 2008, indica que permanece presente una capacidad productiva excedente, el estrechamiento del mercado mundial, las particularidades de los impasses en cada país, la inviabilidad de soluciones regionales duraderas, las presiones de la composición orgánica del capital sobre la tasa de ganancia media de los monopolios, así como la resistencia de las masas que profundizan la lucha de clases.

 

Y se vuelve a debatir cuál es la solución. Decimos: No hay salida posible para el capitalismo en crisis cuya sobrevivencia nos somete a toda clase de padecimientos, nos empuja a la barbarie, no hay cómo reformarlo. En este cuadro de colapso se profundizan las tendencias derechistas de las burguesías en todo el mundo, pretendiendo descargar toda la crisis sobre las masas.

 

Las masas en todas partes se están abriendo camino con su lucha para enfrentar los ajustes y contrareformas que impulsan los gobiernos por mandato del capital fi nanciero. Es en esta lucha que tenemos que apoyarnos para acelerar los pasos en la resolución de la crisis de dirección internacional de la clase obrera.

 

Las masas oprimidas con la clase obrera a la cabeza tienen la respuesta: la revolución social para terminar con el régimen capitalista, terminando con la gran propiedad privada, transformándola en propiedad social, instalando su propio gobierno, el de las mayorías oprimidas, un gobierno obrero-campesino. La perspectiva sigue siendo: Socialismo o Barbarie Capitalista.

 

11-03-2020

 

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