¿Qué pretende la derecha golpista?

¿Quiénes son? La oligarquía terrateniente, la AEA asociación de empresarios más poderosos, el capital financiero internacional. Los que estuvieron detrás de la última dictadura, detrás de Menem y De la Rúa, junto con Macri. Pero también estuvieron con el golpe de Onganía, con la “Libertadora”, con Uriburu en 1930.

Cuál es su programa: 1) que no se dé un paso atrás en la privatización de toda la economía, que se mantengan todas las reformas introducidas en los años ´90; 2) que no se estatice ninguna empresa; 3) impedir que haya regulaciones o controles por parte del Estado a sus actividades; 4) que se avance con las contrarreformas que exigen –laboral, previsional, gasto público-; 5) que no se eleven impuestos ni retenciones; 5) que no haya límites a la compra y fuga de divisas.; 6) que no se investigue su saqueo, 7) que no se toque la Corte Suprema de Justicia, ni todo el andamiaje que han armado en la Justicia, etc.

Como anunciábamos el año pasado, la derrota electoral del sector más entrelazado con el capital financiero no debía entenderse como que se subordinarían a los deseos del nuevo gobierno, ese sector busca imponer sus políticas por todos los medios. Ellos son el poder real. Son los dueños de los principales medios de producción. Buscan debilitar al gobierno para imponerle todas sus políticas y sino desplazarlo.

No les importan las formas democráticas de su dictadura ni las instituciones, ellos tienen el poder. Son parte de una tendencia mundial de las burguesías cada vez más a la derecha, cada vez más fascitizantes.

Aunque cuantitativamente minoritario, es un obstáculo de importancia porque hace aparecer al gobierno ante las masas como que no lo dejan avanzar con sus políticas, no lo dejan gobernar. Ese sector trabaja diariamente desgastando al gobierno, tratando de ganar la calle, convocando a las clases medias descontentas.

Es en el marco de esa política que se ubican las declaraciones de Duhalde diciendo que “Fernández está groggy” que “no termina el mandato” que “no sabe dónde está parado”; o el reclamo permanente de que “no tiene un plan económico”; la utilización del reclamo policial; la falta de dólares y el cepo; las idas y vueltas con el funcionamiento del Congreso; el rechazo a la “cuarentena” en nombre de la libertad, la República; “contra la dictadura” y “el invento de la pandemia”, las movilizaciones con elementos de la ultraderecha; el hostigamiento permanente de los medios de comunicación; la presencia de Espert, Milei y los economistas de Macri cuestionando la política económica, anunciando todo tipo de desastres; campaña en defensa de los jueces truchos; campaña permanente contra Cristina Kirchner adjudicándole pretensiones chavistas; contra la estatización de Vicentin y Edesur; contra el congelamiento tarifario;  empresas que se van del país que no invertirán porque no hay seguridad jurídica, etc. etc.

Es un problema histórico. Es la demostración de que la burguesía fue incapaz de terminar con la oligarquía terrateniente, resolviendo la principal tarea democrática que tenía que resolver; que fue incapaz de defender la soberanía nacional frente al imperialismo y terminó de rodillas frente a él. Este gobierno no enfrenta a esos sectores en su base material y está condenado a sus presiones y condicionamientos.

Y este es un factor de crisis con las masas gravemente empobrecidas por los efectos de la pandemia y la crisis económica, porque el gobierno se ata de pies y manos con el FMI y no tiene margen para hacer concesiones.

La derecha golpista sólo será extirpada de nuestra sociedad por la clase obrera en el poder, que barrerá con toda su gran propiedad transformándola en propiedad social. Obra que sólo será producto de la revolución social.

 

(nota de MASAS nº 378)

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