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Indonesia – Levantamiento obrero y popular ante la contrarreforma laboral del gobierno

Un día después de que el parlamento aprobara la denominada “ley ómnibus”, el 5 de octubre, que modificará 70 puntos de la legislación (laboral, comercial y ambiental), estallaron protestas masivas exigiendo su revocación. Al aprobar la ley con una votación urgente, el día antes de la huelga general de 72 horas, convocada por la Confederación de Sindicatos de Indonesia (KSPI), la Alianza del Congreso de Sindicatos de Trabajadores de Indonesia (KASBI) y el Movimiento Laboral por el Pueblo (Gebrek), el gobierno pretendía dispersar el movimiento con el  hechos consumado. Pero la maniobra falló. Los huelguistas, en revuelta, paralizaron gran parte del país, y enfrentaron la represión policial con todo lo que tenían en sus manos.

El levantamiento popular masivo y radicalizado marcó el camino que deben tomar las masas para derrotar la maldita reforma, que aumenta las horas extras de 14 a 18; elimina las trabas legales en los días libres, dejando a los patrones la determinación de su carácter y duración; rompe leyes nacionales sobre el salario mínimo en varios sectores económicos, imponiendo la fijación de salarios mínimos por región e incluso por fábrica; favorece los despidos y las reincorporaciones con contratos temporales; reduce las cargas patronales por despidos y disminuye el valor de las licencias laborales (maternidad, enfermedad, etc.); flexibiliza las regulaciones medioambientales, etc.

La violenta represión contra el movimiento huelguístico (se contabilizaron seis muertos y centenares de heridos) indicó que el gobierno está dispuesto a imponer a sangre y fuego los dictados de los monopolios, que amenazaron con trasladar sus operaciones a Vietnam, Malasia o Tailandia. Es claro que la nueva ley expresa los movimientos de capital monopolista por encima de las fronteras nacionales, con el objetivo de atenuar la crisis de sobreproducción, el achicamiento de los mercados y la tendencia a la caída de la tasa promedio de ganancia. Para ello, el gran capital lleva a cabo una violenta ofensiva contra los explotados, depreciando el precio de la mano de obra y avanzando en la destrucción de las fuerzas productivas a gran escala. Pero son también estas contradicciones insolubles en la etapa de desintegración del capitalismo las que impulsan los levantamientos de las masas, las obligan a romper la parálisis impuesta por la pandemia, y a combatir a los gobiernos con sus propios métodos de lucha. Estas tendencias se ven en Estados Unidos, India, Francia, Chile, Bolivia, Malasia, Argentina, Brasil, etc.

En Indonesia, el movimiento de masas se destaca por su presencia masiva y radicalizada de la clase obrera, confundiéndose con la pequeña burguesía arruinada y la juventud oprimida, en la lucha contra el gobierno. El punto fundamental de esta observación es que existen condiciones objetivas para establecer un movimiento unitario de la clase obrera y demás oprimidos sobre la base del programa y los métodos de lucha de clases contra la opresión social y nacional. Pero, la experiencia de las luchas libradas por las masas en varios países también ha demostrado que sus direcciones sindicales y políticas – todos ellos – caen en la política de conciliación de clases, y terminan desmantelando los movimientos y traicionando a los explotados. Por tanto, son serviles a las multinacionales y el imperialismo.

Ahí radica la importancia de que la vanguardia con conciencia de clase avance en la conquista de las organizaciones de masas para la política clasista y revolucionaria, y para construir el partido marxista-leninista-trotskista. Sólo así ayudarán a los levantamientos y huelgas, que finalmente pasarán por encima a las direcciones traidoras, dando pasos hacia la revolución proletaria.

 

(nota de MASAS Nº 622 – POR Brasil)

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