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Adiós al IFE

Jamás en la historia argentina la llegada de los organismos financieros internacionales ha pasado desapercibida.      Con mayor reverencia de la que se suele recibir a los principales mandatarios del mundo que llegan al país, una alfombra roja plagada de compromisos fue tendida para recibir a la infame comitiva del FMI. Esa alfombra roja no era otra cosa que un conjunto de promesas de rápida concretización. El FMI no había terminado de desempacar sus valijas cuando el Gobierno ya le había servido en bandeja toda su muestra de buena voluntad, es decir todo su más completo sometimiento a los designios financieros.

Para asegurar el oneroso y fraudulento pago de la deuda externa había que seguir destruyendo. Además de una nueva confiscación a los jubilados, la promesa de liberar las tarifas a partir de fin de año, las paritarias a la baja, la suspensión de los precios máximos, llegó lo que ya todos imaginábamos… no habrá nueva cuota del IFE.

“Hoy no es el momento de un IFE 4” sostuvo Guzmán quien a pesar de esconderse detrás del cargo de Ministro de Economía, su verdadera ocupación es la de ser la correa de transmisión de los intereses de los organismos financieros en el país (emulando a tanto oscuro personaje de nuestra historia como Martínez de Hoz, Norberto de la Riestra, Manuel García, Domingo Cavallo o los recientes Luis Caputo y Nicolás Dujovne). Cabe la pregunta: ¿Cuándo llegaría ese momento Sr. Ministro?

El Ingreso Familiar de Emergencia no pasó de ser una parodia de asistencia a los más necesitados. Anunciado el 23 de marzo por el Presidente Alberto Fernández y con el argumento de “paliar el impacto de la emergencia sanitaria”, fue entregado en 3 oportunidades ($10.000 cada una). Si sumamos las 3 cuotas y la dividimos por estos 8 meses nos da que para el señor Presidente alcanzaría con $3.750 por mes POR FAMILIA para paliar la crisis. Pero este Gobierno incapaz no está dispuesto siquiera a continuar con esta miseria.

No podemos seguir postergando un solo segundo más la efectivización de nuestras reivindicaciones más sentidas. En un contexto donde la canasta familiar ya pasó los $80.000 y la inflación interanual supera el 40% (la inflación de octubre fue la más alta del año y la tendencia es que seguirá aumentando), donde se destruyeron 3,7 millones de puestos de trabajo y, por lo tanto, la pobreza alcanza cifras que se acercan a la década de los 90, es urgente y necesario poner fin a esta situación. La lucha gira en torno a terminar con la desocupación repartiendo todas las horas de trabajo entre todos los trabajadores y la conquista de un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar.

La fuerza que tenemos los oprimidos está en nuestro número, al conformar la aplastante mayoría de la población. Pero como decía Marx “el número no pesa en la balanza si no está unido por la asociación y guiado por el saber”. El POR pone toda su energía militante en desenmascarar las falsas ilusiones que ha despertado este Gobierno mostrando el contenido de clase de todas y cada una de sus medidas… y lucha por la politización revolucionaria de las masas, con la estrategia de la revolución y dictadura proletaria como norte político.

 

(nota de MASAS nº 382)

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