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La Carta de los senadores del FdT al FMI denuncia el fraude de la deuda y, al mismo tiempo, ¡propone reconocerla y cómo pagarla!

La carta de los senadores del Frente de Todos al FMI muestra el carácter fraudulento del préstamo desde varios ángulos. La conclusión de la denuncia debería ser el NO reconocimiento de ese préstamo y la ruptura de relaciones con el organismo. Y no como hace, avalar el inicio de la negociación, reconocer la deuda y proponer una forma de pago.

¿Por qué el gobierno inicia una negociación para reconocer y pagar una deuda que se está investigando en la Justicia? El gobierno de Fernández está violando la legalidad que reclama para el tratamiento de la deuda externa.

La carta señala que por “… la forma en que se tomó esta deuda…. la  justicia argentina está investigando si se hizo al margen de lo que  prescriben las normas vigentes y en caso de que correspondiese, determinar la responsabilidad civil y penal que les pudiera caber a los  funcionarios públicos responsables de la gestión anterior”. Describe que una causa se encuentra en la Corte Suprema y que en otra de las causas se solicita la nulidad de todo lo actuado, “incluyendo las Cartas de Intención y los memorandums de  entendimiento… en función de la ausencia de informes y documentos que respalden la negociación, ni acuerdo firmado por las partes”.

Esta carta del bloque de diputados no es consecuente con sus denuncias. Señala cómo el gobierno contrajo la deuda desconociendo al Congreso y todos los pasos formales para endeudarse y aceptar los términos del FMI, pero no toma la cuestión ahora en sus manos exigiendo que el Congreso desconozca esa deuda, abriendo una investigación sobre las responsabilidades e impidiendo que el gobierno actúe por su cuenta reconociendo de hecho la deuda. Ellos son mayoría en el Senado y podrían serlo en diputados. Esto da una idea clara del papel miserable que sigue teniendo el Congreso y las limitaciones de los denunciantes que lo máximo que pretenden es apenas sumar alguna presión en la negociación.

Por encima de las leyes, la Justicia, el Congreso, está el poder de los bancos, de los grandes capitalistas que le ordenan al gobierno que reconozca, negocie y pague la deuda fraudulenta, sin esperar fallos de la Justicia y las investigaciones en el Banco Central o las denuncias que se puedan hacer desde el Congreso. Necesitan que se concrete lo más rápido posible.

Está a la vista el accionar delictivo del gobierno y del FMI, un crimen financiero que perjudica a la Argentina. No puede quedar impune. No podemos pagar otra vez semejante saqueo.

Dice la Carta: “…  nos preguntamos si los beneficiarios privados de los desembolsos realizados por el Fondo, es decir quienes pudieron concretar la salida del mercado ante presiones devaluatorias (los que pudieron completar el ciclo financiero de fuga de capitales) no son acaso los que han  contado con un entramado de relaciones con los funcionarios del gobierno argentino de ese entonces, con la complacencia de los miembros del Fondo actuantes en la operatoria que no supieron, no  quisieron, o no pudieron frenar los desembolsos ante dicha situación”.

Dice la Carta: “Argentina tomó el préstamo más grande de su historia y asumió  compromisos financieros, a todas luces incumplibles, sin tener un  expediente abierto y sin los dictámenes e informes correspondientes,  lo cual infringiría, al menos, la Constitución Nacional, el Estatuto del  Fondo y las Leyes de Procedimientos Administrativos y de  Administración Financiera”.

“… en realidad  resultaba claro desde el inicio que los mismos serían de pago  imposible.” “… fue el préstamo SBA más grande de la historia del FMI”.

El Fondo sólo podía prestar a la Argentina un “monto máximo cercano a u$s22.000 millones” y cada año no debería “haber superado los u$s7.300 millones”. Pero otorgó una suma extraordinaria sabiendo que no cumpliría con los requisitos que el Fondo exigía.

Dice la Carta: “el propio Estatuto del Fondo expresa, en su Artículo VI, que: ‘… ningún país miembro podrá utilizar los recursos  generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital,… (si no lo hace) podrá declararlo inhabilitado para utilizar los recursos generales del Fondo’… se conoció inmediatamente después de los primeros desembolsos efectuados, que esos fondos, en lugar de engrosar  las reservas internacionales del BCRA, se dirigieron a financiar la fuga de capitales…, del sector privado, que alcanzó los USD 45,1 mil millones…”.

El FMI “… continuó con los desembolsos sin considerar esta situación; a pesar de que era informado diariamente por las autoridades  argentinas… si los mismos igual se efectivizaron se debió, principalmente, a consideraciones de tipo político y no a aspectos técnicos o institucionales”.

Hubo una clara intervención de Trump, de EE.UU., en los asuntos internos de Argentina. Dice la Carta: “Trump… solicitó al FMI el otorgamiento de un préstamo por 55.000 millones de  dólares a la Argentina, con el fin de que Mauricio Macri ganara las  elecciones, ya que lo consideraba un aliado estratégico…. estaríamos ante un antecedente gravísimo de injerencia e influencia del FMI para que un  determinado sector político obtuviese el triunfo en las elecciones pasadas, dejando una deuda impagable”.

Esta denuncia contra EE.UU. y el FMI, basada en la confesión de Claver-Carone, debiera tener consecuencias. La Carta no sugiere ninguna medida ante un pisoteo flagrante de la soberanía nacional. Esta decisión significó incrementar gravemente la deuda, que quieren que paguemos todos, destinada a la fuga.

La Carta, después de reseñar la historia con el FMI, concluye que: “Acordar con el Fondo en busca de soluciones económicas de largo plazo es completamente inútil y contraproducente, como lo demuestra la historia argentina contemporánea”.

Para terminar proponiendo: a) reconsideración de los intereses; b)  período de espera para comenzar los pagos anuales a partir del año 2025; y c) plazo de amortización en varias décadas.

La gravedad de la denuncia no se corresponde con una posición de defensa de la soberanía nacional. Ahí la cobardía y postración de esta corriente frente al capital financiero.

 

(nota de MASAS nº382)

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