Irán: Derrotar al terrorismo imperialista-sionista con los métodos de la lucha de clases
El asesinato del físico nuclear iraní Mohsen Fakhrizadeh-Mahabadi, un actor clave en el programa de desarrollo atómico del país y jefe de la Organización de Investigación en Innovación del Ministerio de Defensa de Irán, indicó que los imperialistas y sionistas no abandonaron su objetivo de derrocar al régimen nacionalista burgués.
Según The Times of Israel, el asesinato fue un punto culminante del «plan estratégico israelí» a largo plazo, que tiene como objetivo evitar que Irán desarrolle una poderosa base científica para la industria de armas. Así, señala, su muerte privó al país «de una fuente de conocimiento insustituible«. Después de numerosos intentos fallidos durante cuatro décadas contra él por parte de «varios primeros ministros» israelíes y «varios agentes» del Mossad (agencia de inteligencia israelí), le correspondía a Benjamin Netanyahu cumplir el objetivo terrorista del Estado de Israel.
Por supuesto, el régimen sionista no habría hecho nada sin la aprobación del gobierno estadounidense. Todo indica que el asesinato, por parte de Estados Unidos, del general Qassem Soleimani, jefe del escuadrón de élite Quds (unidad especial del Ejército de Guardianes de la Revolución Islámica), el 3 de enero de 2020, con un ataque con drones en el aeropuerto de Bagdad (Irak), fue parte de ese plan sionista, que es producto de los planes del imperialismo estadounidense en Oriente Medio.
Estos son actos de guerra de los saqueadores y genocidas del mundo contra las naciones oprimidas. Los monopolios y el capital financiero se han estado preparando durante mucho tiempo para una intervención militar contra Irán, que se pospuso momentáneamente después de que Barack Obama impusiera un acuerdo de control sobre el desarrollo y enriquecimiento de uranio.
El régimen nacionalista, presionado por las tendencias de desintegración social, por el brutal asedio económico, y condicionado por las maniobras de las burocracias rusa y china, intentó llevar al máximo el cumplimiento del acuerdo, hasta el límite de que no se configurara una capitulación y colocase en riesgo la existencia del régimen teocrático. Trump puso en evidencia que no era suficiente que Irán cediera una posición tras otra para protegerse así del intervencionismo imperialista-sionista.
El problema fundamental reside en que la existencia del régimen nacionalista-burgués es un obstáculo para la expansión de los monopolios en la región. Su remoción mediante el cerco económico no tuvo éxito, aunque supuso un golpe a sus fuerzas productivas. Así que Estados Unidos e Israel han retomado el camino de la acción militar. O Irán se rinde o podría enfrentar una guerra. El país, que ha logrado una autonomía relativa sobre sus recursos naturales (en este caso el petróleo) y la riqueza nacional, debe ceder el paso al control monopólico.
Por eso, desde la Guerra del Golfo en 1990, se ha trazado el camino del intervencionismo, a medida que se agotaba la división de territorios operada por la Segunda Guerra Mundial. De modo que las tendencias bélicas resultan del choque violento de las fuerzas productivas altamente desarrolladas, con las fronteras nacionales y las relaciones de producción. Este camino fue expresado abiertamente por la ruptura de Donald Trump del acuerdo, y por la decisión de su gobierno de pasar directamente a los ataques militares. Existe la esperanza de que, con Biden, la dirección de la política exterior estadounidense cambie por completo. Sin embargo, nada indica que los Estados Unidos puedan abdicar de su objetivo de romper la columna vertebral del nacionalismo iraní.
Es esta compresión la que debe guiar la política de la vanguardia con conciencia de clase en todo el mundo, y fundamentalmente en el Oriente Medio. La experiencia histórica muestra que el intervencionismo y el terrorismo imperialista-sionista no serán derrotados sin destruir sus bases materiales y políticas en la región. Es decir, sin la expropiación revolucionaria de los grandes monopolios de la propiedad privada. Esto también requiere barrer con los gobiernos títeres en la región. Solo las masas oprimidas podrán cumplir esta tarea antiimperialista. Tendrán que enfrentarse con la feudal burguesía, la oligarquía sionista y superar el nacionalismo. La vanguardia con conciencia de clase tiene que comprender, asumir y combatir bajo el programa de los Estados Unidos Socialistas de Oriente Medio.
El POR y el Comité de Enlace para la Reconstrucción de la Cuarta Internacional, el Partido Mundial de la Revolución Socialista, defienden el derecho incondicional de Irán y de toda nación oprimida a ejercer la autodeterminación. Luchan para que el proletariado y otros explotados salgan en defensa de Irán y contra el imperialismo-sionismo.
(nota de MASSAS nº 625 – POR Brasil)