Clarín miente, Página 12 también Mentiras, maniobras y ocultamientos en el juicio contra Lázaro Báez
Página 12 y los medios oficialistas tratan de presentar a Lázaro Báez como una víctima de lawfare, como si no hubiera cometido ningún delito. Lo único que les falta es que pidan por su libertad. Báez es un corrupto que fugó por lo menos 55 millones de dólares producto de sus fraudes. Báez acumuló en pocos años una fortuna enorme, legal e ilegal. Hay que separar su delito del uso político que se le quiere dar. En el juicio se menciona que adquirió 1420 propiedades valuadas en 205 millones de dólares, que han quedado confiscados.
Se puede decir que la condena a 12 años es más dura que la que se aplica contra otros empresarios corruptos confesos, los que en su mayoría siguen impunes. Desde el punto de vista del interés de la mayoría oprimida, no se puede aceptar ninguna forma de corrupción, están robando nuestros dineros. Están fugando divisas imprescindibles para la economía. No se trata de quién es más corrupto que otro, ni cuánto se robó cada uno, ni cuánta impunidad tuvieron aquellos y a estos no les dejan pasar una. Todos son corruptos, sus fortunas deben ser expropiadas, han estafado al país. No importa si se declaran neoliberales o populares. Importan los hechos.
Si la maniobra de los jueces corruptos y los medios de comunicación al servicio del imperialismo es involucrar a Cristina Kirchner y denunciar fraudes en la obra pública de Santa Cruz, podremos decir que efectivamente no han encontrado pruebas de ese fraude y esa causa judicial se cae por falta de pruebas. La vinculación con Kirchner también aparece como arbitraria, como parte de su persecución política. Son maniobras de los medios asociados con la justicia para acusar al kirchnerismo. Es parte de su guerra sucia. Pero no dejemos que esto tape el hecho incuestionable de que Lázaro Báez ha estafado al país. Los 55 millones de dólares han llegado a Suiza, a sus cuentas, sin justificación. Se debe decir que SI, que hubo corrupción, y no encubrirla. Es ridículo lo que dice su defensa, de que los fondos eran ganancias legítimas de su empresa Austral Construcciones. Si fuera cierto, ¿para qué necesitaba crear empresas en Panamá y utilizar toda esa trama oscura para hacer llegar los fondos a Suiza?
Para lograr esta condena han presionado a los jueces y han contado con el testigo protegido Fariña, guionado y pagado escandalosamente por los servicios de inteligencia y el gobierno de Macri. Y han inventado causas. Pero esto no niega el hecho real de la estafa realizada por Báez, sus hijos, su contador, abogado, el responsable de armar sociedades truchas, etc.
Es público cómo lo han presionado a Báez para que involucre a los Kirchner como “arrepentido”, para que declare que era su testaferro, porque no pudieron encontrar pruebas que los relacionaran.
Así como la prensa amarilla mezcla todo para confundir a la opinión pública y pretender hacer creer que está probado y condenado tal o cual cosa, Página 12 hace lo mismo. Oculta que hubo delito, que Báez estafó y fugó dinero a paraísos fiscales. No es cierto lo que dice Tuny Kollman de que no se probó que ese dinero “viene de estafar al fisco”. Si el dinero no estaba declarado impositivamente SI viene de estafar al fisco.
También es cierto que la justicia corrupta castiga a Báez mientras protege el sistema de financieras y agentes de bancos internacionales para ocultar dinero, a los dueños de las cuevas, financieras y bancos que ni siquiera son acusados. Sin la participación de ellos no hay posibilidad de lavar activos y transferirlos al exterior. Báez es apenas un cliente de ese servicio que utilizan cientos y miles de empresarios para estafar.
La prensa amarilla que carga sobre Lázaro Báez protege el saqueo de sus empresarios amigos que saquean impunemente y reclaman exclusividad en sus operaciones.
Si, como se afirma, el origen de los fondos es el fraude fiscal, se demostraría la complicidad de los organismos del Estado que durante tantos años no detectaron las maniobras. Organismos que fundamentalmente deben controlar a las grandes empresas.
La magnitud de las ganancias que obtuvo su constructora Austral en poco tiempo revela porqué toda la obra pública debe quedar en manos del Estado y no de empresas privadas.