A un año de pandemia: Sigue vigente la necesidad de estatizar y centralizar toda la salud
Estamos frente a una nueva ola de la pandemia, que crece aceleradamente, con altísimos niveles de contagios, con nuevas cepas y con un porcentaje mínimo de la población de riesgo vacunada.
Aprendimos que para enfrentar una crisis sanitaria como la que vivimos es imprescindible centralizar todos los recursos materiales y humanos. Estatizar todos los servicios privados, clínicas, prepagas, obras sociales, laboratorios, empresas que fabriquen insumos para hospitales, etc. Lo que el gobierno se negó a realizar.
Que es necesario proteger especialmente a todo el personal de salud, desde el personal de limpieza hasta los médicos, con todos los elementos que corresponden. Garantizar el descanso y la rotación del personal para evitar su colapso. Pasar a planta a todos los trabajadores. Incorporar todos los trabajadores que se necesite. Pagar los sueldos que reclaman.
Multiplicar los testeos para actuar rápidamente sobre los contagiados. Una de las causas de la elevada mortalidad en Argentina es no atender a los pacientes con suficiente rapidez, desestimar los síntomas. No hacer un seguimiento adecuado de los sectores de mayor riesgo.
Los países más poderosos se han asegurado la mayor provisión de vacunas y las entregas están demoradas para nuestros países. Es imprescindible que se conozcan todos los acuerdos y negociaciones, no puede haber secretos. Es un escándalo la forma en que han actuado las potencias y los monopolios farmacéuticos para impedir que ingresen vacunas de China y de Rusia en Sudamérica, para que no ingresen médicos cubanos, para imponer sus vacunas e impedir que utilicemos nuestra capacidad de producción para producir nosotros mismos las vacunas. Es una clara radiografía de la descomposición y pudrición capitalista ante un desastre sanitario mundial.
En estas condiciones se debe asegurar que las vacunas que ingresen se apliquen a los más expuestos y vulnerables frente al virus, que son los más pobres y miserables, debido a su mala alimentación, sus enfermedades anteriores, a la falta de medios adecuados de vivienda, higiene, agua potable, y todos los servicios imprescindibles.
Desde hace varias semanas se conoce el crecimiento crítico de los contagios en los países vecinos y se demoró el cierre de las fronteras.
Debe entenderse que la epidemia es un problema nacional y mundial, las medidas que se tomen deben estar centralizadas. No puede quedar al criterio de cada gobernador o intendente. No puede haber preferencias políticas de ninguna naturaleza.
Los medios de comunicación deben centralizar la información y se debe impedir la propagación de noticias y campañas falsas. Quienes propagan información que atente contra la salud pública deben ser intervenidos, quienes mientan o deformen la información deben ser excluidos de los medios. La salud es una cuestión esencial que debemos defender. Aprendamos de la historia de las campañas mundiales de vacunación para terminar con varios flagelos. Lo que hacen algunos medios poniendo en duda la importancia de la vacunación o directamente trabajando en contra deben cesar en su actividad porque es un atentando contra el conjunto de la población.
El gobierno debe dar información cierta del estado de la lucha contra el virus. La manipulación de la información hace que se generen dudas sobre la importancia de tal o cual cuidado. El uso privilegiado de las vacunas ha hecho un daño enorme a la campaña como el anuncio fallido de las decenas de millones de vacunas que tendríamos entre diciembre y marzo.
Se deben incorporar todas las unidades de transporte necesarias para garantizar que los trabajadores y estudiantes puedan trasladarse sin amontonamientos. Se volvió a la normalidad de la producción y el comercio sin modificar las condiciones de transporte, así, se perdió un año en organizar el transporte y las actividades.
Aquellos sectores que deban ser aislados deben tener asegurado los ingresos necesarios para poder cubrir sus necesidades vitales, es decir, lo que cuesta la canasta familiar.
Las escuelas no fueron reparadas o adaptadas como para garantizar las mejores condiciones de bioseguridad. Se perdió un año. Se volvió a clases presenciales en las mismas condiciones edilicias prepandemia. Tampoco se incorporó masivamente docentes y personal auxiliar para poder trabajar con menos alumnos.
El gobierno actúa como si no contara con un año de experiencia en el país y en el mundo. Como si no estuviera informado de la situación sanitaria en Europa. Está concentrado en cómo hará para pagar la deuda con el FMI y lograr el equilibrio y la sustentabilidad que le exigen.
La burguesía no solo es incapaz de garantizar puestos de trabajo, la comida y la vivienda para millones de oprimidos, tampoco puede garantizar la salud. Debemos aprender de esta experiencia para debatir cómo tomamos la salud en nuestra manos e imponemos las medidas de emergencia necesarias para enfrentar la crisis.