Bolivia: El gobierno, tan pronto pretende imponer medidas que provocan alarma en las masas susceptibles de que agraven su situación de miseria, retrocede por temor a despertar la furia de los hambrientos
Tiene al frente a las masas hambrientas pisándole los talones. No puede aplicar ninguna medida impopular a pesar de los intentos que hace. Le aterra la experiencia de Colombia donde las masas están decididas a sepultar al gobierno derechista de Duque.
Tiene al frente a las masas hambrientas pisándole los talones. no puede aplicar ninguna medida impopular a pesar de los intentos que hace. le aterra la experiencia de colombia donde las masas están decididas a sepultar al gobierno derechista de duque.
El gobierno de Arce Catacora, demagogo como siempre, ha enviado al parlamento un proyecto de Ley IVA por servicios digitales aplicado a “las transnacionales” del comercio digital. Este impuesto, no afecta a los servicios gratuitos que se financian por la difusión de publicidad sino al comercio digital, es decir, a los servicios de empresas informáticas transnacionales que cobran al usuario como NEFLIX (películas), SPOTIFY (música), venta de libros, etc. que naturalmente recargarían el impuesto al onsumidor.
Inmediatamente se han puesto en tensión sectores de la clase media denunciando que, de aprobarse y promulgarse esa ley, afectará duramente no sólo a los usuarios individuales sino también a la educación en todos sus niveles. El gobierno, frente a la inesperada reacción desde diferentes sectores contra la mencionada ley, congela su tratamiento en el parlamento por tiempo indeterminado.
Posteriormente, la prueba para reponer el servicio para el transporte masivo de carga del ferrocarril Arica-La Paz de ENFE que fue “capitalizada” por el gobierno se Sánchez de Lozada adjudicándosela a la empresa chilena Cruz Blanca, ha provocado la inmediata reacción de los camioneros del transporte pesado con un contundente bloqueo de carreteras y el gobierno da un paso atrás dejándolo en suspenso, para contentar a los transportistas rebeldes.
Finalmente, la libre exportación de carne otorgada por el gobierno de Añez a los empresarios privados que trabajan en el rubro de la ganadería, provocó la reacción de los matarifes y comercializadores de carne ante la subida del precio del kilo gancho y vivo en el mercado interno, que amenazaron con declarar huelga general indefinida hasta que el gobierno regule la provisión primero al mercado interno y sólo entonces autorizar la exportación. El gobierno nuevamente cede a la presión de los movilizados, restableciendo el control de la exportación de carne para pesar de sus aliados ganaderos.
Como en estos tres ejemplos, Arce Catacora hace concesiones a todos los sectores que se movilizan porque teme la generalización de los conflictos sociales que, llegado el momento, muy difícilmente podría controlar. Sabe de su incapacidad para atender las necesidades más elementales de los sectores y que Bolivia se asemeja a un polvorín a punto de explosionar. Se mira en el espejo de Colombia donde las masas convulsionadas no retroceden pese al anuncio de anular los impuestos leoninos y persisten en las calles buscando acabar con el gobierno derechista de Duque.
La crisis económica evidencia el total agotamiento del sistema social capitalista donde los gobiernos, tanto reformistas como los francamente derechista, se encuentran amarrados de pies y manos para poder desarrollar libremente una política al servicio de las burguesías nativas y del imperialismo, precisamente por la presencia amenazadora de las masas hambrientas.
En Bolivia estamos viviendo una etapa en que el gobierno no puede encontrar una salida para poder imponer las medidas fatalmente antipopulares que requiere para reactivar la economía descargando la crisis sobre las espaldas de los explotados. No tiene una base social dónde apoyarse, el control burocrático de las organizaciones sindicales y sociales ya no es garantía ante el creciente malestar de las bases.
Es extremadamente débil, no cuenta ni siquiera con la fidelidad de los aparatos represivos del Estado, razón por la que se está discutiendo en el parlamento una ley mordaza contra los policías penalizando duramente cualquier posibilidad de futuros motines.
EL BLOQUE DE LA POLITIQUERÍA BURGUESA TENDRÁ QUE ENFRENTARSE CON LAS MASAS INSATISFECHAS
El gobierno incapaz, consciente de no poder contener las graves consecuencias de la crisis económica y la necesidad de poner a salvo los intereses de la miserable clase dominante nativa y de las transnacionales imperialistas, sabe que hay un sólo camino, el de echar mano a medidas económicas antipopulares y antiobreras. Sin embargo, percibe que tendrá que lidiar con un león herido que está dispuesto a dar el zarpazo cuando intente recurrir al único camino que le queda: desarrollar políticas impositivas, congelar salarios, permitir el abuso patronal con más despidos, reducción de sueldos y salarios y el pisoteo de todas las conquistas sociales ganadas hasta ahora. Alguien tiene que pagar el costo de la crisis y no es precisamente la clase dominante, sino la gran mayoría hambrienta de la población.
Intenta, una y otra vez, lanzar esas medidas contra la población y, frente al temor de provocar la furia del león herido, retrocede porque no quiere correr la suerte del gobierno derechista de Colombia cuyas masas enardecidas están decididas a echar al presidente Duque del poder. Hace esfuerzos por contentar a los pedigüeños empresarios privados; entrega importantes yacimientos mineros a las transnacionales, promesas de una política de salvataje al empresariado nacional, etc.
Por otra parte, las nuevas autoridades subnacionales recientemente elegidas han encontrado las gobernaciones y alcaldía totalmente vacías de recursos económicos, muchas de ellas con deudas astronómicas y con cargas sociales incumplidas. Todo hacía pensar que las contradicciones entre los poderes central y regionales sería el escenario de un nuevo campo de batalla; se percibía la exigencia de un nuevo censo para mejorar, de alguna manera, los ingresos de las regiones a través de un nuevo “pacto fiscal”. En los últimos días, estos gobiernos subnacionales, han dado un vuelco de 180°; ahora prefieren el entendimiento con Arce Catacora conscientes que de él depende que les caigan unos centavos para sobrevivir. Esta prematura subordinación al MAS se debe a la debilidad de la oposición de derecha pese a que controla la mayoría de las gobernaciones y municipios de las capitales más importantes del país.
La burocracia sindical encaramada en la COB se suma al coro de los politiqueros de la clase dominante, de los empresarios privados y de los gobernadores y alcaldes. Más que nunca cumple el sucio papel de correa de transmisión de la política de la clase domínate y del imperialismo.
Todos ellos, gobierno, empresarios privados, gobiernos subnacionales y burócratas sindicales empiezan a hablar el mismo lenguaje, peroran sobre la necesidad de la “unidad” para enfrentar las consecuencias de la crisis económica agravada por la pandemia del Corona virus. Ese discurso está orientado a paralogizar a las masas hambrientas, a minimizar la agresividad de la lucha de clases. La consigna de la “unidad nacional” es para poner a salvo las ganancias de los dueños de la gran propiedad privada de los medios de producción agravando la situación miserable de las mayorías oprimidas y explotadas del país.
Se trata de un “pacto” a espaldas y contra las masas. Éstas, ante su cada vez más insostenible situación como consecuencias de la profundización de la crisis económica, están condenadas a recorrer un camino diametralmente opuesto al pacto burgués y de sus sirvientes. En el camino y al no encontrar respuestas a sus necesidades se verán obligadas a protagonizar grandes convulsiones sociales como las que ya está ocurriendo en diferentes países del continente.
Si no se quiere repetir la experiencia frustrante de la crisis de octubre – noviembre del 2019 en Bolivia y de la actual convulsión social en Colombia donde los explotados y oprimidos se baten sin dirección política revolucionaria contra el hambre y contra los gobiernos incapaces de la clase dominante, urge poner en pie al proletariado para que ocupe su papel de dirección de los insurrectos hacia la construcción de un nuevo Estado de obreros y campesinos. Si no se logra este propósito, aparecerá en el escenario cualquier fantoche que cabalgue en el lomo de la convulsión social para terminar en lo mismo, en otro gobierno sirviente de los empresarios y del imperialismo para seguir hambreando a los pobres.
(nota de Masas 2651)