El 1ro de mayo en el mundo: Retomada de la lucha de clases
El 1 de mayo de este año no fue un día más de festejos, discursos y conmemoraciones virtuales, que caracterizaron al año 2020. En diversos países, indignados por la incapacidad de la burguesía de protegerlos de los estragos de la pandemia y de la crisis económica, superando el inmovilismo de sus direcciones sindicales y políticas tradicionales, los oprimidos han ido rompiendo la parálisis. Impusieron con la acción colectiva un Día Internacional de los Trabajadores de lucha y protestas.
Un marco para la retomada de las fuerzas obreras y populares
Asia
En Indonesia, miles de manifestantes salieron a las calles, en más de 200 ciudades, exigiendo la retirada del proyecto de ley de Reforma Laboral, que reduce las indemnizaciones por despido, agrava la precarización del trabajo y limita la contratación de mano de obra inmigrante. En Filipinas, una multitud se reunió para protestar, pidiendo ayuda de emergencia para los desempleados y los miserables, aumentos salariales y vacunación universal. En Myanmar, el 1 de mayo fue un eslabón más del levantamiento obrero y popular contra la dictadura militar que tomó el poder el 1 de febrero. Se abre, ahora, el camino a la guerra civil. Los grupos étnicos armados apoyan el movimiento de masas y se han unido en un frente para luchar contra la dictadura militar. Esto pone en curso de colisión a la mayoría nacional oprimida contra los golpistas y el régimen burgués en disgregación.
Europa
En Alemania, decenas de miles de manifestantes exigieron la reducción de los alquileres y la ampliación del seguro de desempleo. En España, hubo protestas en 70 ciudades, exigiendo un aumento del salario mínimo y la derogación de la Reforma Laboral. En Italia, las manifestaciones pedían la vacunación universal y el fin de la privatización. En Inglaterra, las masas se manifestaron exigiendo la retirada del proyecto de ley que restringe la libertad de organización y expresión, y otorga poderes dictatoriales a la policía. En Francia, más de 170.000 trabajadores salieron a las calles y se enfrentaron a la represión en defensa de los puestos de trabajo y del seguro de desempleo, de un plan de bienestar para los pobres y miserables, y de la derogación de la «Ley de Seguridad Global», que pretende imponer el estado de excepción contra las manifestaciones y las minorías (nacionales, religiosas y étnicas).
América Latina
América Latina se ha sumergido en una de las peores tragedias sociales y políticas de su historia. El desempleo ha alcanzado el 20% de la población. El 58% de los ocupados están sumergidos en la tercerización o el subempleo. Más del 50% de la población latinoamericana está por debajo del umbral de la pobreza. Las 910.000 muertes por Covid-19, con más de 400.000 sólo en Brasil, completan este cuadro de desintegración social. Estas son las condiciones que hacen de la región uno de los puntos más convulsivos de la nueva etapa de la lucha de clases, como se ha visto en Colombia.
En México, los manifestantes exigieron el fin de las contrarreformas, la ampliación de la protección social a los desempleados, el impago de la deuda externa y la vacunación inmediata para todos. En Honduras, la «vacunación masiva» y medidas para proteger el empleo, los salarios y los derechos.
En Panamá, las protestas exigían la anulación de la Reforma Laboral (en debate en el Congreso), que destruye derechos, aplica recortes de pensiones, reduce las jubilaciones y precariza a gran escala. En Venezuela, los sindicatos y los movimientos marcharon por aumentos salariales, mejores condiciones laborales y vacunas para todos. En Paraguay, las manifestaciones levantaron las consignas de defensa del empleo, la vacunación universal y la protección de los desempleados.
Colombia: Punto álgido en la lucha de clases
En Colombia, no hubo festejos, conmemoraciones o conferencias virtuales que pudieran anular la irrupción de las tendencias más profundas de la lucha de clases. Desde el 28 de abril, fecha en la que se declaró la huelga contra la reforma fiscal del gobierno de Duque, las masas no han abandonado las calles, ni han dejado de enfrentarse a la represión y al terrorismo de Estado, que resultó en el asesinato de 37 manifestantes, la violencia sexual contra decenas de mujeres activistas, cientos de heridos graves, más de 800 detenidos y 89 desaparecidos por el aparato policial y militar.
Por eso, la actitud de las centrales sindicales al insistir en mantener los actos virtuales, mientras las masas en lucha creaban las condiciones para una huelga política nacional y al mismo tiempo sufrían un brutal terrorismo paramilitar y estatal, constituyó una traición criminal. Por su parte, el Comité Nacional de Paro (CNP), bajo las direcciones sindicales reformistas y las organizaciones democratizantes, y que pretende apoyarse en las movilizaciones de masas para buscar una solución negociada con el gobierno, se ha mostrado incapaz de contener la radicalización de los oprimidos.
La autoconvocatoria y la masificación de las protestas se opusieron al inmovilismo, el servilismo y la cobardía política de sus dirigentes. Así es como el Día Internacional de los Trabajadores en Colombia encontró a obreros, campesinos, indígenas, funcionarios, jóvenes y otros oprimidos traduciendo al lenguaje de las barricadas los principios y métodos de un Primero de Mayo de lucha.
Las direcciones sindicales, a contramano del movimiento obrero y popular
La inmensa mayoría de las direcciones sindicales burguesas y pequeñoburguesas encerraron el 1ero de mayo en el mundo virtual. En algunos países, sin embargo, las direcciones sindicales se vieron obligadas a desempolvar sus banderas, y a desbloquear el aparato (completamente oxidado durante la pandemia), empujadas por las manifestaciones.
Sin embargo, las direcciones no pueden mantener contenidas las fuerzas subterráneas de la lucha de clases durante mucho tiempo. En las calles, con la acción directa y sus reivindicaciones, las masas han experimentado la traición de la burocracia sindical. Pero la ausencia o extrema debilidad de su dirección revolucionaria impide que la ruptura con las direcciones cobardes se consuma y se lleve a cabo hasta el final. Esto, a su vez, abre el camino a una acción más audaz por parte de la ultraderecha.
En Brasil, la derecha de Bolsonaro ocupó las calles, pidiendo un golpe militar y una «caza de comunistas». En Alemania, las movilizaciones de las corrientes ultraderechistas nazis anularon las movilizaciones obreras y populares. En Colombia, fue el gobierno asesino, paramilitar y narcotraficante de Duque el que dirigió la ofensiva de la ultraderecha contra las masas. Así es como el vacío político, creado por las traiciones de las burocracias y la crisis de la dirección revolucionaria, ha favorecido, en la mayoría de los países, la negación de un Primero de Mayo de lucha e internacionalista. Lo fundamental, sin embargo, fueron las manifestaciones que rompieron la camisa de fuerza de la contención de la lucha de clases, destacando en América Latina el levantamiento de las masas colombianas.
Actividades de las secciones nacionales del CERCI
Las secciones del Comité de Enlace para la Reconstrucción de la Cuarta Internacional (CERQUI) trabajaron para unificar las corrientes y los partidos, organizando actos de lucha del 1º de Mayo, clasistas e internacionalistas. En Brasil y Argentina, participaron en actos organizados por diferentes tendencias de forma disciplinada, levantando las banderas, el programa y los métodos de la lucha de clases.
En Bolivia, el POR llamó a realizar actos en defensa de la estrategia de la revolución y dictadura proletaria, rescatando el papel de la Asamblea Popular, constituida el 1 de mayo de 1971, levantada por los oprimidos bolivianos como base de la organización de masas para la conquista del poder y el gobierno obrero y campesino.
Cabe destacar el acto de Neuquén (Argentina), que expresó la heroica huelga de 60 días de los trabajadores de la salud. Expresa la fuerza de las asambleas autoconvocadas, que superan a las direcciones y toman la huelga en sus manos. Expresó la fuerza de los cortes de rutas, paralizando la producción de petróleo y el turismo. También expresó la solidaridad activa de los profesores, los empleados públicos, los trabajadores del petróleo, asalariados del transporte y la juventud oprimida que rodearon y apoyaron el conflicto, impidiendo así la represión policial.
El CERCI entiende estos avances como un paso en la conquista de la independencia de clase y trabaja dentro de los movimientos y las luchas, con el objetivo de recuperar las fuerzas obreras y populares.
Acción instintiva de las masas y crisis de la dirección revolucionaria
A pesar del muro de contención, levantado por los gobiernos y las direcciones traidoras, el 1º de Mayo no dejó de exponer las profundas tendencias de las masas a la lucha. En medio del aumento de los contagios y las muertes, del hambre y la miseria, el instinto de revuelta se impuso en Colombia. No cabe duda de que sirvió de termómetro del descontento de los explotados latinoamericanos.
Las direcciones, que se han encerrado bajo llave, han recurrido a la virtualidad y han desarmado a los explotados, organizativa e ideológicamente, son conscientes de que no podrán parar y limitar los movimientos y huelgas, que estallan por doquier, durante mucho tiempo. En Brasil, donde más fuerza de contención aplicaron las centrales, sin excepción, el 1º de mayo tuvo como antecedente la traición de las direcciones a la lucha de los metalúrgicos contra el cierre de Ford, LG, Blue Tech, 3C y Sun Tech. El bloque de las principales centrales sindicales, liderada por la CUT, aprovechó la grave situación de cierre de fábricas, aumento del desempleo, avance del hambre y agravamiento de la pandemia para señalar el camino electoral. Y el bloque minoritario formado por el PSC-Conlutas se limitó a hacer demagogia laboral y se mostró sumiso a la política burguesa de aislamiento social. Ambos bloques impidieron que los explotados comenzaran a reaccionar ante la trágica situación.
Esta contradicción hace aflorar el choque entre dos orientaciones políticas y métodos de lucha de las clases antagónicas de la sociedad: el proletariado y la burguesía. Aunque no aparecen a los ojos de los explotados y otros oprimidos de forma tan clara y precisa. Lo fundamental, sin embargo, es comprender que las masas buscan instintivamente un programa y una línea de acción que les permita enfrentar y derrotar la ofensiva de la burguesía y sus gobiernos. Es en estas condiciones que se abre un camino para superar la crisis de su dirección revolucionaria.
Tareas de la vanguardia
La vanguardia con conciencia de clase tiene la tarea inmediata de expresar, en la organización, métodos y tácticas de lucha, las tendencias instintivas de las masas, haciendo todo lo posible para que cada huelga parcial y acto presencial sirva al objetivo de recuperar las fuerzas de la clase obrera y de los demás oprimidos. También surge de las protestas, reivindicaciones y banderas comunes de los movimientos, que favorecen la formación de un frente único de los explotados contra sus explotadores.
Hay un terreno favorable para sentar las bases de un programa de emergencia para los explotados que ponga en primer plano la defensa de los puestos de trabajo, los salarios, los derechos y la vacunación para todos, empezando por los pobres y miserables. Pero para que estas consignas se encarnen en organización y fuerza social entre los oprimidos, es necesario luchar por la convocatoria inmediata de asambleas presenciales y la formación de comités unitarios de movilización, de ocupados y desocupados, para convocar nuevas manifestaciones y promover huelgas. La bandera de un Día Nacional de Lucha activo, con huelgas y manifestaciones, sigue siendo válida. Se trata de reforzarla con la propaganda y agitación.
La vanguardia debe impulsar las tendencias a salir de la parálisis y la acción colectiva de las masas, levantando en alto las manifestaciones y luchas de los explotados la estrategia del gobierno obrero y campesino, la expresión gubernamental de la dictadura del proletariado. Así se dará un paso decisivo y seguro para forjar y fortalecer el partido marxista-leninista-trotskista, como parte de la lucha por la reconstrucción de la dirección revolucionaria mundial, la IV Internacional.
(nota de MASSAS nº 636 POR Brasil)