El Plenario Nacional de la CTA de los Trabajadores aprobó continuar con una línea de sometimiento al gran capital, traicionando a sus bases
El Plenario estuvo constituido por su Mesa Nacional y los Secretarios Generales de las CTA provinciales. No hubo una sola expresión de solidaridad con los trabajadores en lucha en todo el país, ni siquiera con la extraordinaria lucha que emprendieron los trabajadores de salud en contra de la traición de la dirección de ATE-CTA que entregó el acuerdo salarial, rechazado por sus bases.
Sobre los salarios dice que “sólo saldremos de este cráter con una sostenida recuperación de los salarios que incentive la demanda interna”. Y plantean “demandar en el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil, que se reunirá el 27 de abril, un aumento del salario mínimo, el seguro de desempleo y las asignaciones familiares y subsidios a la economía social que permitan recuperar el poder adquisitivo perdido a lo largo de los últimos años”.
El Plenario no resolvió cuál es el salario mínimo que corresponde reclamar, sabiendo que el costo de la canasta familiar ya llega a los $100.000. Ese Consejo resolvió aplastar el salario, tal como hubiera hecho Macri, dejándolo en $23.500 para abril. La CTA lo dejó al arbitrio del gobierno y las patronales.
Como renunció a la lucha por el salario tampoco resolvió qué medidas de acción debe tomar la Central sindical para imponer la recomposición del salario. La CTA es cómplice del “aumento de la pobreza a niveles alarmantes” que denuncia, porque prefiere colaborar con el gobierno y su política de ajuste antes que defender a los empobrecidos.
Para justificar su política miserable coloca al gobierno como víctima de una conspiración de la derecha, de los medios, de los grandes empresarios. El gobierno ya definió desde el principio su dirección: tomar todas las medidas necesarias para reconocer y pagar toda la deuda externa y ajustar la economía a las regulaciones que impone el FMI.
Esta dirección va en sentido contrario a la generación masiva de puestos de trabajo genuinos, de recomponer los salarios a un nivel que alcancen para vivir como personas. Esa es la base para recomponer el mercado interno. En todo caso lo que tenemos que discutir es cómo derrotamos su política.
La CTA reivindica el plan de obra pública que propagandea el gobierno, que es miserable en relación a toda la obra pública que se necesita cada año durante muchos años y doblemente miserable por que se basa en condiciones de trabajo superprecarizado. La obra pública del gobierno es la que el FMI permite, y hasta ahí llegan. La CTA pide tímidamente más inversiones en obra pública sin decir que para que sea posible hay que romper con las instrucciones del FMI.
Cuando se refiere a la “crisis pandémica descomunal, que puede llegar a adquirir dimensiones de catástrofe social”, culpa a la oposición que “apuesta a la obstrucción y al fracaso de las medidas que toma el gobierno”. Ni una palabra de balance de las razones del fracaso de la política sanitaria del gobierno que se negó a estatizar todo el sistema de salud expropiando clínicas y laboratorios. No solo no los expropió sino que les da subsidios porque dicen que tienen quebrantos, y les facilita la atención de sus pacientes privados en hospitales públicos. La crítica a la oposición derechista le viene como anillo al dedo para ocultar el desastre de su gobierno.
El colmo de la hipocresía se manifiesta cuando dice: “no podemos dejar de mencionar el sacrificio y la entrega con que trabajadoras y trabajadores de la salud, la mayoría con salarios deplorables”, expresión de un comentario periodístico pero no para la dirección de una central de trabajadores que contiene sindicatos de trabajadores de la salud. No dice una palabra sobre cómo luchar para imponer salarios que dejen de ser deplorables.
Su confesión de mayúscula impotencia la expresa haciendo un llamamiento moral a las multinacionales, y a los grandes capitalistas. “Es hora de que quienes han ganado con la crisis, …, desistan de estas conductas egoístas”.
Impotencia que se reitera una y otra vez diciendo que “el movimiento sindical debe buscar aliados en aquellos sectores del empresariado Pyme, los pequeños y medianos productores del agro y el movimiento cooperativo para construir una alianza social que tenga como objetivo recuperar el empleo y la producción nacional…” La alianza de la clase obrera con los sectores oprimidos de la ciudad y el campo debe realizarse con el programa que plantee el desconocimiento de la deuda externa, la expropiación del latifundio y las multinacionales, que plantee revertir todas las políticas neoliberales de los últimos 40 años, recuperando todas las empresas y riquezas privatizadas. Quejarse del neoliberalismo sin mencionar cómo se lo derrota es puro verso. No hay forma de convivir, de asociarse o colaborar con las multinacionales y la oligarquía terrateniente, las fuerzas productivas solo podrán desenvolverse sacándonos de encima esa lápida.
El Plenario menciona correctamente la importancia de la “renacionalización de las redes fluviales y la recuperación del control sobre el sistema portuario, entre otras” sin embargo no dice que la soberanía sólo puede conquistarse mediante la lucha de la clase obrera y todos los oprimidos. No toma ninguna medida concreta en ese sentido.
La CTA reivindica la política de control de precios del gobierno y todas sus regulaciones olvidando que lo esencial es exigir que se nacionalice la banca, el comercio exterior, se expropien y se estaticen los monopolios. Las políticas de controles son estériles, son una farsa para hacernos creer que hacen algo para limitar el poder del gran capital contra los trabajadores.
Rechazamos la posición del Plenario de “Respaldar la postura de las autoridades nacionales frente al FMI para lograr la extensión de los plazos y la reducción de los intereses de la deuda. Es inaceptable cualquier esquema de pagos que imponga condiciones a nuestro país que impidan contar con los recursos fiscales para la reactivación económica que pueda sacarnos del estancamiento y la pobreza”. La CTA reconoce la deuda y que habrá que pagarla. El gobierno ya negoció el pago a los privados y se encamina a un acuerdo con el FMI. Decenas de miles de millones de dólares que no serán utilizados para industrializar el país o avanzar en su infraestructura. ¿Dónde están los 190 mil millones de dólares que el kirchnerismo pagó de duda? La CTA prefiere echar culpas al macrismo y reivindicar a los pagadores seriales que secaron al país de divisas. Si Macri pudo endeudar masivamente es porque antes “desendeudaron” en forma escandalosa.
Es falso “su compromiso en la lucha contra las exclusiones, la desigualdad y la violencia por razones de género contra mujeres y personas LGBTI+,…” Defendiendo la sociedad de clase, que es la raíz de toda opresión, es imposible luchar por terminar con las opresiones que menciona.
Tampoco estamos de acuerdo con su reivindicación del teletrabajo en la actividad pública o privada. Por esta vía se elimina la relación colectiva de los trabajadores y su poder de acción. Cada uno en su casa será presa fácil de la eliminación de derechos y reducción salarial y hasta pérdida de su estabilidad laboral. En la época imperialista la utilización de la tecnología puede ser una herramienta para hacer retroceder más a los trabajadores en nombre de la modernidad y los avances científicos, aunque muchos trabajadores temporalmente crean que es un beneficio.
La CTA es una central al servicio del gobierno y las políticas patronales, cada vez más lejos de las reivindicaciones de sus trabajadores. Hay que recuperarla desde abajo, expulsando a los burócratas en cada sindicato, con la perspectiva de reunificarla con la CGT. Sigamos el ejemplo de los trabajadores de la salud de Neuquén, que marcan el camino para enfrentar a la burocracia.
(nota de MASAS nº393)