Chile en la disyuntiva entre la ilusión reformista en la Constituyente o retomar la lucha revolucionaria para acabar con miseria y la opresión capitalista
* La elección muestra una importante caída en la cantidad de votantes en referencia a las elecciones de Octubre, apenas supera el 42% del padrón. Un sector mayoritario de la población le dio la espalda a la superelección. Fracasó la maniobra de los dos días de votación y juntarla con la elección de gobernadores, alcaldes y concejales, para asegurar mayor presencia. Es una fuerte derrota electoral para la derecha y el régimen político de conjunto.
* En las elecciones de octubre sobre un padrón de casi 15 millones habilitados para votar hubo 7.150.000 votos válidos. En estas elecciones cayó a 6.200.000 la cantidad de votantes y 1.400.000 la cantidad de votos válidos (descontando 500.000 votos anulados y en blanco). Sólo 5.700.000 votos válidos en dos días.
* Esta falta de entusiasmo en las elecciones, o desconfianza de la mayoría, después de más de un año de campañas por las constituyentes se combinó con la lucha de las masas que no abandonaron los métodos de acción directa para enfrentar al régimen. La más reciente la lucha por un 10% de retiro adicional con un papel destacado de los portuarios es una muestra clara del estado de ánimo de las masas.
* Este es el aspecto esencial del balance. La maniobra urdida por el gobierno y la oposición para desactivar el levantamiento de masas de 2019 para oxigenar el régimen político, solo confundió y distrajo a un sector de la vanguardia que se entusiasmó con la posibilidad de dar una salida institucional a la rebelión popular y la fenomenal crisis política que se había abierto y que no pueden cerrar.
* No se puede decir que los opositores o independientes elegidos como constituyentes representan el estallido de octubre de 2019. Ya que el proceso constituyente fue el resultado del estallido pero para amputarlo. No se puede perder de vista cuál era el objetivo de la maniobra, de la trampa, para desviar a las masas de su lucha y socorrer al Estado. Aunque muchos de los elegidos hayan sido parte de aquella rebelión.
No olvidar que la ley que convoca a Asamblea Constituyente establece claramente cuáles son los límites que tendrá la “nueva” Constitución. Que deberá respetar las grandes conquistas del capital financiero, de los monopolios, contra el país.
No puede haber una Constitución que concilie los antagonismos irreconciliables que existen en la sociedad. No podrá resolver las principales contradicciones. El llamado consenso es una mentira. Solo podrá haber una nueva Constitución cuando terminemos con la gran propiedad por medio de la revolución social. Cualquier reforma que se haga respetará lo esencial de las conquistas neoliberales.
Sin embargo, esta Constituyente no podrá dejar de ser caja de resonancia de la fenomenal crisis política que se vive, aunque la clase obrera, con su política, con su estrategia, no esté presente en su seno.
* Este resultado de la votación castiga y humilla al oficialismo como a su “oposición”. La oposición que gobernó y legisló durante 30 años respetando el mandato pinochetista también fue golpeada. ¡La poderosa Democracia Cristina sólo tendrá 2 legisladores! Claro que se destaca la enorme derrota de la derecha que con 21% de los votos positivos no alcanza su pretensión de llegar a un tercio para ejercer poder de veto sobre la redacción de los artículos. Y también su derrota en elecciones de Gobernador, Alcalde y Concejal.
* El novedoso carácter paritario de la Constituyente con la misma cantidad de mujeres que de hombres no podrá resolver la liberación de la mujer, el fin de su opresión, porque esto no se resuelve por medio de leyes o de constituciones. Sólo se resuelve por medio de la revolución social que ponga fin a las causas de la opresión y violencia contra la mujer.
Los artículos que consagren derechos democráticos de la mujer no podrán ser garantizados si no se termina de raíz con este sistema. Diremos que sí es novedoso, que podrá hacer más visibles los reclamos de las mujeres, pero no podrá resolverlos. No podrá haber “una democracia paritaria, inclusiva y deliberativa; que garantice la soberanía de las personas sobre sus proyectos de vida” en el marco del capitalismo en descomposición.
* También es novedoso la cantidad de “independientes” que han sido elegidos. Sólo es una muestra del rechazo a toda la politiquería tradicional. Mucho más no se puede decir porque no pueden ser tomados como un bloque homogéneo. El marco general de sus posiciones es de respeto a las relaciones capitalistas de producción. Algunos, que han sido protagonistas en las luchas, deben utilizar su lugar para denunciar el fraude de la constituyente, convertir su sillón en una tribuna revolucionaria para desenmascarar el engaño y empezar por desconocer la Ley de convocatoria. Papel que solo podría ser cumplido por auténticos militantes revolucionarios, de lo contrario serán arrastrados por la maniobra. Las organizaciones centristas que se han diluido en ese espacio también son responsables del engaño electoral, por alentar las ilusiones reformistas.
* La “oposición” se quedará sin el argumento de tener que negociar y conciliar con la derecha porque ya no tendrá peso en la Constituyente. Por lo cual el texto que apruebe será de su responsabilidad, como también de los “independientes” que han sido elegidos en gran proporción.
Mostrará hasta dónde llega su incapacidad para proponer e imponer otro régimen político, para conquistar la soberanía económica y política. Para asegurar la autodeterminación del pueblo mapuche. Para desarmar al aparato represivo pinochetista.
* Cuando se dice “Chile arranca su camino hacia una nueva Constitución” las corrientes de izquierda esconden qué contenido de clase tendrá. Esa “nueva” Constitución no sólo sostendrá la explotación y opresión sobre las mayorías, no tocará la gran propiedad sobre los medios de producción, sobre los ríos, los mares, las minas. El puñado de familias que son dueñas del país podrán ver afectadas sus ganancias pero su propiedad no corre riesgo. Decir que la “izquierda ha triunfado” o “histórico avance de la izquierda” puede dar lugar al engaño o la confusión, porque es necesario alertar que estos constituyentes respetarán el régimen de la gran propiedad privada. Terminar con el neoliberalismo es terminar con las bases materiales de ese poder económico. La mayoría de los constituyentes elegidos por los partidos han sido parte del régimen político de estos 30 años. Los “independientes” no se han pronunciado por una estrategia política contraria.
Es una trampa pedir que la constituyente “se declare soberana”, alertamos que no podrá ser soberana porque se disciplina a la Ley que la convocó, porque no podrá colocar bajo su mando a las fuerzas represivas, porque seguirá imperando el régimen de la gran propiedad. ¡Basta de engaños!
* Es un hecho remarcable que en la Alcaldía de Santiago haya triunfado Irací Hassler, una joven “comunista”, como la contundente victoria de Daniel Jadue, alcalde “comunista” de la comuna de Recoleta, al norte de Santiago, que alcanzó 65% de los votos. Como las victorias de numerosos candidatos considerados de “izquierda”. Expresa la bancarrota de la derecha y de su régimen político. Sin embargo es necesario insistir una y otra vez que esta izquierda también ha gobernado y cogobernado durante 30 años, que no es portadora de una transformación radical de la sociedad, que es heredera política del Frente Popular responsable de la trágica derrota de 1973 y el Partido Comunista tuvo un claro papel contrarrevolucionario. Su política es alentar las ilusiones en la democracia burguesa y asegurar que se sostenga el régimen de explotación. Ese es el papel del stalinismo en los gobiernos de Latinoamérica que apoya o integra.
Pero es de destacar especialmente que ganó la machi Francisca Linconao, que estuvo presa. Podrá ser portavoz de la histórica lucha de su pueblo y su reivindicación de autodeterminación nacional, pero en ese marco, los reclamos históricos no podrán resolverse.
* Es necesario decir con todas las letras que para terminar de una vez con el pinochetismo se debe terminar con el dominio colonial de Chile, recuperar los recursos y las empresas, haciendo una revolución social, imponiendo un gobierno obrero campesino, de la enorme mayoría oprimida hasta el día anterior. Que una vez conquistado el poder se dictará una nueva Constitución que reflejará el cambio fundamental en la sociedad, que los medios de producción serán sociales, (de todos en general y de nadie en particular). Que podrá decidir cómo organizar el gobierno que exprese las asambleas populares, que exprese realmente la rebelión del 2019. Esta política es la que expresa conscientemente la voluntad de cambio y transformación de la sociedad y no un mero maquillaje.
Debemos reflotar todas las enseñanzas de la trágica experiencia del Frente Popular de Allende que pavimentó el camino de la terrible derrota popular cuyas consecuencias se viven hoy día, para no repetir los errores.
No hay cómo reformar el capitalismo. Quienes tengan ilusión en este proceso constituyente se frustrarán.
* Aprovechamos el debate abierto para introducir este balance, para fortalecer las asambleas, la organización popular, la recuperación de los sindicatos, la acción directa para defender nuestros derechos y derrotar la política represiva del gobierno, avanzando en resolución de la crisis de dirección revolucionaria.
* Es un gran acierto del Partido haber caracterizado correctamente la maniobra de la Constituyente, su contenido, posición compartida por los sectores más combativos de la juventud, por poblaciones mapuche, por numerosas asambleas. Ahí se está gestando una vanguardia revolucionaria desnudando a los que siguen sumando ilusiones en las leyes, en las elecciones, en constituyentes, en todos los medios legales para resolver los graves problemas.
Existen las mejores condiciones para avanzar en la construcción del Partido Revolucionario, sección del Cerci. Es la hora de traducir en organización las conquistas políticas y teóricas que han sido plenamente confirmadas por la lucha de clases.