Brasil: Putrefacción del gobierno de Bolsonaro
¿Cuál es la tarea del momento? –
La confluencia de factores sanitarios, económicos, políticos y morales ha aumentado la inestabilidad del gobierno. La crisis política se ha prolongado durante casi todo el mandato de Bolsonaro. Ha habido numerosos desastres ministeriales. Crecen los obstáculos en el camino de su política económica y sus orientaciones ideológicas ultraderechistas. El conflicto que se abrió en la camarilla militar expuso una grieta en el principal pilar de apoyo de Bolsonaro. Al principio de su mandato, se denunció la trama de la “rachadinha” en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, que implicaba al clan familiar y asesores -la proximidad a las milicias dejó una de las más graves sospechas de gangsterismo
Incapaz de imponer una dictadura bonapartista -éste era su objetivo, para lo que contaba con la burocracia del Alto Comando de las Fuerzas Armadas- el presidente se vio obligado a echarse en brazos de los partidos que forman el “Centrão” y controlan el Congreso Nacional. Bolsonaro contó con su alineamiento perruno con el presidente Trump de Estados Unidos, para implementar un régimen militarista y fascistizante, capaz de anular al Congreso Nacional y a la Corte Suprema, que creció hasta convertirse en un órgano de abierta intervención política. La caída de Trump se encargó de quitarle el suelo de los pies a Bolsonaro y su horda de reaccionarios. Por mucho que intentara crear las condiciones para un golpe bonapartista, carecía de las condiciones económicas y sociales.
Cada manifestación pública de los partidarios de Bolsonaro, apoyada por la clase media acomodada, los terratenientes y sectores de la burguesía comercial y de servicios, dejaba claro que sin la posibilidad de un golpe, no había forma de que la ultraderecha se estabilizara en el poder. Los intentos de Bolsonaro y su camarilla de promover un amplio movimiento social, que les diera apoyo político entre la población, no tuvieron éxito. La pandemia se encargó de socavar aún más el terreno movedizo sobre el que se asentaba la ultraderecha, que se vio fortalecida políticamente en medio del golpe de Estado, promovido por el impeachment que destituyó a Dilma Rousseff, golpeó al PT y llevó a Lula a la cárcel.
Este escenario favorable al retorno de los generales, como definidores directos de las orientaciones del gobierno y ocupantes de los puestos clave del mando político-administrativo del Estado, se ha visto seriamente alterado. La demanda contra el general en actividad Eduardo Pazuello, por delito de responsabilidad, y por servir a Bolsonaro en una manifestación pública, es uno de los síntomas más evidentes, después del cambio del ministro de Defensa y de todo el Alto Mando de las Fuerzas Armadas. Los militares han dejado claro que ningún otro poder interferirá en su zona. Su función es preservar la dictadura de clase de la burguesía, por lo que esta noble misión está por encima de cualquier conflicto interburgués. Los gobernantes y políticos del Congreso Nacional saben que así se estructuran las relaciones dentro de la maquinaria estatal, y cuanto más débil sea la burguesía, más peso tendrán los militares en la política. Los veintiún años de régimen militar son una prueba inequívoca de ello. La democratización se llevó a cabo con la anuencia de los generales, y fracasó en el objetivo de alejarlos del mando de la política.
La inestabilidad de los gobiernos elegidos se debe a la imposibilidad de impulsar el desarrollo de las fuerzas productivas, aliviar la miseria de millones de brasileños y amortiguar la polarización entre la minoría burguesa y la mayoría trabajadora. Esta contradicción estructural se manifiesta con fuerza en las entrañas del poder económico de la burguesía, la democracia oligárquica y las fuerzas partidistas.
La caída de más del 4% en el crecimiento económico en 2020, impactado por la pandemia, ha golpeado fuertemente al gobierno de Bolsonaro. La estimación del crecimiento en el año en curso indica que sólo se recuperará lo que se ha perdido. El elevado desempleo y el subempleo seguirán golpeando la vida de los explotados. La miseria y el hambre chocan con las orientaciones y medidas económico-financieras, que favorecen la concentración de la riqueza en manos de la ultra minoría capitalista, y protegen los intereses del imperialismo.
Bolsonaro no puede eludir la responsabilidad por el número de muertos causados por la pandemia y el aumento de la crisis social. Las acusaciones e investigaciones sobre la existencia de un gabinete paralelo en el Palacio del Planalto, el descubrimiento de una trama presupuestaria secreta al servicio de los parlamentarios gobernantes (“tratoraço”), la dimisión del ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, acusado de tráfico con empresas madereras, el escándalo de la compra de la vacuna india Covaxin, y la demostración en la CPI de la pandemia de lo mucho que el gobierno bloqueó las acciones para combatir el avance de los contagios y las muertes, en conjunto, dan como resultado la descomposición política y moral del gobierno. Hay muchas razones para el impeachment, pero Bolsonaro sigue teniendo mayoría parlamentaria, apoyo de las fuerzas armadas, sectores de la burguesía y sectores de la clase media. Esta vía burguesa no está colocada actualmente. Así que la bandera de “Fuera Bolsonaro” sigue sirviendo para las elecciones de 2022.
Después de un año y tres meses de pasividad de las direcciones sindicales y políticas, las masas han vuelto a las calles de todo el país. Todo indica que crecerá aún más. La tarea consiste en desbloquear los sindicatos y organizar a la clase obrera, para que ésta se ponga al frente de las manifestaciones. La defensa concentrada e intransigente del programa de reivindicaciones de los explotados es decisiva para cambiar el carácter burgués de la orientación que las direcciones han dado a las movilizaciones. La vanguardia con conciencia de clase debe hacer todo lo posible para luchar por la independencia de clase del movimiento obrero y popular. Esta lucha se lleva a cabo desde las necesidades básicas de los explotados, que son el empleo, el salario, los derechos laborales y la vacunación para todos
Editorial del 27 de junio de 2021, Massas n°641, Brasil