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Debate sobre la situación política internacional y nacional

El 5 de junio, en el estado de Pernambuco, el POR realizó una actividad abierta de debate sobre la coyuntura internacional y nacional. La propuesta fue evaluar colectivamente el cambio provocado por los actos masivos del 29 de mayo, manteniéndose alerta sobre los riesgos de la política de conciliación de clases de las burocracias sindicales y estudiantiles. El objetivo central del debate internacional era observar las tendencias de la guerra comercial, y especialmente las lecciones que podemos extraer de las recientes luchas de las masas palestinas, colombianas y chilenas. La formación se abrió con un informe de un camarada, que presentó los aspectos más actuales de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Luego pasamos a la situación actual de América Latina. Un compañero destacó la lucha en Palestina y, finalmente, otro compañero trató la situación en Brasil después del 29 de mayo. Hubo un rico debate.

 

Guerra comercial entre Estados Unidos y China

Biden ha mantenido los bloqueos comerciales y la escalada militar de su predecesor Trump. La diferencia es que enmascara los intereses del imperialismo con el discurso de la defensa de la democracia y la protección de las minorías étnicas, frente al autoritarismo chino. Se abrió un nuevo frente con la investigación del origen del coronavirus, que en manos del imperialismo no atiende a objetivos científicos, sino a la guerra comercial. Biden ha mantenido una fuerte presencia militar de EEUU en los mares del sur de China, donde Pekín reclama la mayor parte de las aguas; expresa un fuerte apoyo a Taiwán; intensifica la guerra arancelaria ya implementada por Trump, con recargos a los productos chinos; y emitió un decreto sobre determinadas empresas en las que los estadounidenses no pueden invertir. La alegación se refiere a los riesgos de uso militar contra los Estados Unidos.

China ha modernizado sus Fuerzas Armadas, ostentada en los territorios en disputa: el Mar de del Sur de China, la frontera con India, en el Himalaya y Taiwán. Pekín ha asumido la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU y está cada vez más presente en las instituciones multilaterales.

El intercambio de sanciones entre China y la Unión Europea amplía las dudas sobre el acuerdo de inversiones entre Europa y China firmado en diciembre.

En su nuevo plan quinquenal, el gobierno chino hace hincapié en el fomento del mercado interno y en los grandes proyectos de infraestructura en todo el mundo, llamados la Nueva Ruta de la Seda. Amplía su influencia en África, Oriente Medio y el Sudeste Asiático. Y refuerza las relaciones con Rusia en todos los ámbitos, desde el económico hasta el militar. Incluso con el reciente anuncio de un proyecto de cooperación nuclear.

La situación política mundial expresa las contradicciones de la fase imperialista, en la que las potencias amplían la exportación de capitales, se desindustrializan y ahora intentan, sin éxito, evitar el declive de sus economías. Biden anunció presupuestos gigantescos para hacer frente a la pandemia y para la recuperación económica. Sin embargo, no podrá contener las manifestaciones de la descomposición del capitalismo. El proceso de restauración capitalista en Rusia y China también ha aportado nuevos elementos a la situación internacional. El imperialismo pretende completar la restauración arrebatando el control de la economía de China y Rusia de las manos del Partido Comunista Chino, y de los herederos de la burocracia soviética.

Desde el punto de vista de la política interna de EE.UU., señalamos que el asesinato de George Floyd ha cumplido ya un año. A pesar del castigo al asesino, la prometida reforma policial está estancada. Los levantamientos antirracistas, con su radicalidad, sin dirección de clase y sin programa propio, se han desviado hacia las ilusiones institucionales. Sacamos la lección de que la solución a la opresión de las masas negras americanas no vendrá de la mano de la burguesía y su Estado. Esto hace necesario que la clase obrera cree su partido revolucionario en el país.

 

América Latina

En el escenario previo a la pandemia de 2019, América Latina se levantó, con protestas masivas y radicalizadas en varios países, sobre todo en Chile, Ecuador y Colombia. Los levantamientos fueron desviados por las direcciones, contenidos por la represión e inmovilizados con la política adoptada frente a la pandemia. Ahora, las condiciones económicas y políticas han empeorado. El continente, proporcionalmente, soporta un inmenso contingente de muertos, desempleados, miserables y hambrientos. En Ecuador, la victoria del derechista Lasso expresó la disgregación del nacional-reformismo, con la derrota del candidato apoyado por Rafael Correa. Al mismo tiempo, el partido indígena Pachacutik reveló su oportunismo al alinearse con Lasso en la segunda vuelta.

 

Colombia

El levantamiento de las masas comenzó el 28 de abril de 2021 como una huelga contra la reforma fiscal de Duque, retomando la lucha de 2019 contra el «paquetazo». Se cumplió más de un mes ininterrumpido, con unas 9.000 protestas registradas, marchas, bloqueos de avenidas y carreteras. El balance es de más de 50 muertos, con muchos mutilados por la represión (pérdida de ojos). La represión también echo leña al fuego a la revuelta. De los muertos, muchos son jóvenes pobres de Cali. Otros jóvenes han levantado barricadas en sus barrios, expulsando la presencia de la represión estatal. Por cada 4 jóvenes, uno está desempleado en el país. La acción paramilitar amparada por el Estado, como disparar a los indígenas en bloqueos, también en Cali, amplifica la indignación, al igual que la violencia sexual.

La mecha fue la Reforma Fiscal, exigida por los acreedores de la deuda pública. Para seducir a la población, el gobierno dijo que la reforma garantizaría que las ayudas fueran permanentes, como una renta mínima universal. El salario mínimo actual es el equivalente a 1.300 reales. El gobierno intentó ampliar la base de contribuyentes bajando el tope de exención de 5.360 reales a 3.750 reales, es decir, menos de tres salarios mínimos, una renta que no permite cubrir las necesidades básicas. Además de ampliar los impuestos al consumo, que penalizan a los más pobres.

Incluso con el retroceso del gobierno en la reforma fiscal y el derrocamiento del ministro que la concibió, el pueblo no abandonó las calles. La agenda de 2019 sigue vigente, porque los asesinatos de líderes campesinos e indígenas continúan, y la pobreza sólo se profundiza. La pobreza pasó del 36% de la población en 2019 al 43% en 2020 (un retroceso de una década). El PIB colombiano cayó un 6,8% el año pasado, la mitad de la economía opera en la informalidad, que sufre con los confinamientos con la represión policial, sin condiciones económicas de supervivencia. A esto se suma la baja cobertura de vacunación de la población.

En el país andino, el poderoso levantamiento de 2019 se ha encauzado hacia la Asamblea Constituyente. Acaba de celebrarse la elección de 155 constituyentes, en una votación marcada por una enorme abstención, sólo votó el 43%. El rechazo de los partidos de la derecha y la izquierda electorera hizo que el 68% de los candidatos vinieran de fuera de los partidos. La exaltada regla de la paridad de género les obligó a retirar el mandato a las mujeres que obtuvieron más votos que los hombres. Sin la norma, las mujeres habrían tenido más del 50% de los escaños. La derecha, vinculada a Piñera, obtuvo el 23% y no podrá ejercer el poder de veto con menos de un tercio. La Concertación, que gobernó de 1990 a 2010, obtuvo el 16% de los votos. El frente entre el Partido Comunista de Chile (PCCh) y el Frente Amplio (un conglomerado de partidos creados después de 2019) obtuvo el 18%, de los cuales el 5% fueron de los comunistas.

La promesa de debatir la forma de gobierno, el «modelo de desarrollo económico» y la lucha contra la opresión de las mujeres y los pueblos originarios puede despertar ilusiones, pero será efímera. En el país, los mapuches luchan por su autodeterminación desde la invasión española. La Constituyente podría hacer aflorar las ilusiones de un Estado plurinacional, que ya se comprobó falso en Bolivia y Ecuador. Sin que las masas se organicen en el campo de la independencia de clase, lo que les exige construir su propio partido obrero y revolucionario, el heroísmo de las jornadas de lucha llegará al callejón sin salida de las soluciones burguesas. La pérdida de poder de veto de la derecha mostrará los límites de la izquierda, la centro-izquierda y centristas, etc. en su totalidad. El PC está utilizando la lucha de las masas para proyectarse electoralmente, incluso encabezando las intenciones de voto para las elecciones presidenciales de noviembre de 2021.

 

Palestina

El Estado de Israel es un enclave del imperialismo en Oriente Medio, su terrorismo de Estado está financiado por EEUU. Su existencia es fruto de la repartija del mundo tras la Segunda Guerra Mundial, presentada como una reparación histórica a los judíos a causa del holocausto.

Los conflictos actuales comenzaron con la represión de la policía israelí contra el acceso a la mezquita en un día de celebración religiosa y en la fecha de la fundación del Estado de Israel, conmemorada por los sionistas y denunciada como «la gran catástrofe» por el pueblo palestino, en referencia al éxodo masivo del 15 de mayo de 1948. Además, fue una respuesta al desalojo de un barrio de palestinos-israelíes y al avance de los asentamientos de colonos judíos. Hamás encarnó la resistencia del pueblo palestino, disparando cohetes contra Israel.

Israel bombardeó Palestina durante varios días, causando más de 250 muertos, entre ellos al menos 66 niños y 38 mujeres. 12 palestinos israelíes fueron asesinados por la policía. En el lado judío-israelí, hubo 13 muertos.

El imperialismo europeo, temeroso de que la situación se extendiera a Oriente Medio, presionó para que se produjera un alto el fuego. Biden afirmó que Israel tenía derecho a defenderse, encubriendo la masacre. Más tarde, pasó a interferir para impedir la entrada de armas a Hamás, a través de la frontera egipcia. Prometió financiación para la reconstrucción de Palestina y la reapertura de un consulado para la población árabe en Jerusalén. Estableció la condición de que el interlocutor fuera la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que capituló ante el imperialismo, ya que trata a Hamás como una organización terrorista.

La solución de dos Estados es una máscara para el avance del genocidio del pueblo palestino. La ocupación de su territorio les impide tener su propio Estado. La supervivencia del pueblo palestino depende de la destrucción del Estado de Israel. Para ello, es necesario armar a las masas palestinas y organizar la táctica de la guerra de guerrillas contra el invasor sionista y el imperialismo. La consiguiente política de defensa de la autodeterminación nacional sólo puede realizarse con la política proletaria. Sólo con la lucha anticapitalista y antiimperialista se podrá erigir efectivamente un Estado obrero en la región, que haga posible una Palestina única y socialista, donde sea posible la convivencia de judíos y musulmanes. Las masas árabes deben ganar su independencia de sus gobiernos serviles y levantar un Frente Único Antiimperialista en la región, con los Estados Unidos Socialistas de Oriente Medio como objetivo estratégico.

La ofensiva burguesa contra la desintegración del capitalismo, con sus contrarreformas y la intensificación de la opresión nacional, se ha hecho notar en toda la situación política internacional. La crisis de la dirección revolucionaria es dramática e impide a las masas enfrentarse a sus enemigos con el programa de la revolución proletaria. Acaban teniendo que recurrir a direcciones conciliadoras, empujados a la lucha, o a variantes yihadistas en Oriente Medio. Esta al orden del día la construcción de los partidos programa y la reconstrucción de la Cuarta Internacional, el Partido Mundial de la Revolución Socialista.

La situación nacional fue debatida a partir de la manifestación del mismo problema aquí. Las masas demostraron su voluntad de lucha, el 29 de mayo. Las direcciones sindicales siguen impidiendo que la clase obrera se ponga en movimiento. Intentan encauzar el movimiento hacia las ilusiones parlamentarias, ya sea por la vía del impeachment, inflada por la CPI, o por la de las elecciones de 2022. Seguiremos exigiendo a las direcciones que convoquen comités y asambleas presenciales, democráticas, para poder plantear la lucha por un plan de emergencia para los explotados, que ponga en primer plano la lucha por el empleo, salarios, derechos laborales y la vacunación universal, empezando por los pobres y miserables.

 

(POR Brasil – MASSAS Nº641)

 

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