El escándalo del presidente violando la cuarentena
Lo que debiera estar en cuestión es la violación de las normas por parte del Presidente, que en ese momento el gobierno aplicaba con rigor a la población, medidas de fuertes restricciones que la gran mayoría de la población aceptó.
No importa la anécdota de porqué hubo fotos o quién circuló la foto. El uso vergonzoso que hace la derecha tampoco tiene ninguna relevancia. Lo que importa es entender porqué un gobierno que se dice popular no acata sus propias normas, sus leyes. Como sucedió con los vacunados de privilegio.
Porqué se independiza de las obligaciones que le caben a los oprimidos. Y, en este sentido actúa como la elite que domina el país, siempre entiende que las leyes son para los demás, que ellos no tienen obligación de cumplir con ninguna.
Un coro de hipócritas sale a defender al Presidente, que se autocriticó de la grosera falta, comparando con todas las barbaridades que ha hecho el gobierno anterior. Fernández primero se autocriticó cargando las tintas sobre su mujer, que había organizado la fiesta de su cumpleaños en la quinta presidencial. Una vergüenza el presidente. Pero también hubo seguidores del gobierno que criticaron inmediatamente la actitud en uno de los momentos más crudos de la pandemia y vieron con dolor cómo el gobierno que tanto defienden se manda una macana tras otra, indefendible. ¿Hasta cuándo se seguirán comiendo sapos?
Y encima se exculpa diciendo “yo no me arrodillo frente al FMI”. Más macanas. Ya reconoció toda la deuda y que va a pagarla. Y aplica las recetas del Fondo. Fernández parece creer que no sabemos qué quiere decir “estar de rodillas”. La única actitud digna, de pie frente al FMI, es desconocer toda la deuda.