La lucha por expulsar a la burocracia y el resguardo de los recursos del sindicato
La burocracia sindical se caracteriza entre otras cuestiones por el uso discrecional de los recursos materiales del sindicato para su propio beneficio, individualmente o de su grupo sindical o político. No rinden ni pueden rendir cuentas de la utilización de los fondos sindicales, de las obras sociales y de todos los emprendimientos que se realizan por cuenta del sindicato. Los trabajadores sospechan que viven privilegiadamente por su posición de dirigentes. Y que se aferran con uñas y dientes y todo lo que haga falta para permanecer en sus cargos y nunca volver al puesto de trabajo. Ese lugar les garantiza recibir todo tipo de prebendas por parte del Estado burgués y también de los empresarios.
Los activistas, delegados y dirigentes clasistas nos diferenciamos completamente de estas prácticas. No solo en las posiciones políticas, de rechazo a las políticas conciliadoras con las patronales y los gobiernos. Mostramos que es posible y necesaria una política completamente diferente a la que realiza la burocracia. Y aplicamos todos los métodos que garanticen la más plena democracia sindical. La burocracia es una casta que se diferencia cada vez más de las bases que dice representar. Sus dirigentes replican sus prácticas en toda la línea hasta en los delegados. Debemos rendir cuenta de todos nuestros actos, de nuestras cuentas, ante las bases. Hacerlo educa a los trabajadores para que hagan valer que el sindicato es de todos los trabajadores, no de tal o cual fracción que lo dirige. Que todos sus recursos son utilizados para la actividad del sindicato de conjunto, que incluye a trabajadores de todas las ideas políticas o religiosas. No queremos decir que los clasistas debemos ser mártires. Queremos decir que la responsabilidad de ser delegado o dirigente no debe generar ni el más mínimo privilegio individual, para su agrupación o partido.
La burocracia organiza los congresos en zonas turísticas, alejados de las concentraciones de trabajadores, originando gastos extraordinarios, innecesarios. O para evitar la presencia de las bases y su presión. La guía siempre debe ser cuidar todos los bienes porque son para la lucha. Las finanzas deben ser cuidadas celosamente como si fueran un futuro fondo de huelga, como para poder resistir en las condiciones más difíciles, la mayor cantidad de tiempo. Los viáticos que generan las actividades deben guardar razonabilidad con la condiciones de vida, alojamiento y comida de la mayoría de los trabajadores. Tal como lo hicimos cuando fuimos dirección de ATEN capital que dejamos un millón y medio de pesos para el fondo de huelga.
Siempre la guía debe ser que toda utilización de recursos de cualquier tipo pueda ser explicado a todos los trabajadores. Desde el uso de la fotocopiadora hasta los vehículos o las instalaciones del sindicato. Lo mismo sucede con las licencias gremiales, o los cargos rentados, o el tiempo para el funcionamiento de la reunión de delegados o comisión interna. El tiempo debe ser el necesario para la actividad y luego volver al puesto de trabajo.
Es importante discutir estas cuestiones todo el tiempo en la vanguardia para combatir cualquier deformación burocrática. Los gobiernos, las patronales, los partidos políticos patronales buscan corromper y quebrar por todos los medios al activismo proletario soldado en fuertes principios. Cada vez es más fuerte la tendencia a la degeneración de los sindicatos, a incorporarlos al Estado. La burguesía necesita cada vez más la intervención de la burocracia para contener y bloquear todas las tendencias de los trabajadores a la rebelión. Y ciertamente son esenciales para mantenerlos a raya.
Por ello, es fundamental que haya una rendición pública de todos los gastos de cada seccional sean rendidos periódicamente de una forma que sea accesible para que todos los trabajadores sepan en qué se ha gastado el dinero.